bloqueo de eeuu a cubaEn una sesión del recién concluido congreso de los trabajadores cubanos, el presidente Miguel Díaz-Canel exhortó a romper el recrudecido cerco económico del enemigo de siempre, que trata de cortarle el paso a Cuba y ponerla contra las cuerdas en el “cuadrilátero” del comercio internacional, para luego asestarle el golpe definitivo.

“Hay que fracturar el bloqueo”, sentenció entonces el mandatario antillano. La circunstancia en que fue dicha la frase y la forma que ha de tomar en la práctica, me recuerdan –no sé por qué- al Astro de la riposta (Candelario Duvergel), un púgil guantanamero, ágil, preciso y audaz en cada respuesta a las embestidas de sus rivales, quienes, obsesionados por liquidarlo, llegaron protagonizar sobre el rin cacerías comparables a la que sufre Cuba a escala global, por parte de la potencia del norte.

Una persecución que se torna más obstinada y brutal desde que el burro con traje y corbata, investido como presidente en la Casa Blanca, Donald Trump, jura y perjura torcer el rumbo de la Mayor de las Antillas, y, como para probar que no está jugando, desató el nudo que antes del 2 de mayo impedía aplicar el título tercero de la ley Helms-Burton.

El tema pica y salpica nuestras pláticas cotidianas; las conjeturas no son infundadas. En semanas recientes, al advertir que la situación pudiera agravarse, el General de Ejército Raúl Castro alertó que el actual gobierno estadounidense nos plantea “la amenaza más perentoria de las últimas cinco décadas”.

Tal disyuntiva, a juicio de Miguel Díaz-Canel, nos coloca ante un “mapa de tremendos retos”, que “exige establecer prioridades claras y definidas”. Por eso la defensa y la economía centrarán el mayor esfuerzo de todos, en una etapa que aconseja en primer lugar, alistar los cañones e incrementar los frijoles.

Actividades como el turismo, el aprovechamiento de la energía renovable, la agricultura, la sustitución de importaciones, los encadenamientos productivos y la producción de bienes exportables, identificadas entre las de mayor impacto en el terreno económico, junto a la eficiencia, el control sobre los recursos, el ahorro de combustibles y la explotación óptima del transporte, le reservan a nuestra provincia una cuota importante en tan decisiva contienda.

Valdría la pena, por ejemplo, evitar desde ahora, las pérdidas que por años persiguen a las cosechas de mango y tomate, por falta de envases, transporte, congestión o roturas en las industrias.

¿Qué tal si la conciencia obrera y la exigencia administrativa logran evitar que se repitan sucesos como los 123 hechos de empleo injustificado de diésel y gasolina que la Oficina Nacional para el Uso Racional de Energía (ONURE), detectó en el 2018 en entidades guantanameras?

Si se trabaja con rigor, en ninguna entidad podrían repetirse las pérdidas que sufrieron entidades como el Establecimiento provincial de Suministros Médicos y el Grupo Empresarial de Comercio, debido a debilidades en el control administrativo y deficiencias en el sistema contable.

El 12 de abril pasado, después de trasladar estudiantes desde Guantánamo a Baracoa, al menos dos ómnibus regresaron vacíos o con seis pasajeros, mientras la gente necesitada de viajar a la capital provincial esperaba transporte en la terminal de la Primada de Cuba.

Una decisión correcta habría duplicado el rendimiento del combustible gastado por los vehículos ese día. Las entidades a las que pertenecen, ¿serán tan débiles en su gestión administrativa, hasta el punto de no tener mecanismos para evitar que ocurran tales desmanes?

Hablo apenas de algunos ejemplos que podrían ilustrar las reservas de eficiencia y recursos que aún nos quedan por explotar, y que tanta falta nos hacen para fracturar el bloqueo.

Como ha aclarado Alejandro Gil, Ministro de Economía y Planificación, no estamos en un callejón sin salida. Pero no pocas soluciones están en nuestras reservas internas. Restarle poder al adversario en sus embestidas e impedir que nos corte el paso, supone activar los reflejos y actuar como el Astro de la riposta. Si sacamos el extra, el titulo tres de la ley Helms-Burton, último apretón del mastodonte imperial, será su próximo fracaso.

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar

feed-image RSS