viajeros COVID 19Tiene la capacidad de surcar el cielo en un avión, ignorada desafía la distancia entre países y continentes, y si la nostalgia acumulada apresura los reencuentros hoy, la COVID−19 fácilmente puede alargar los episodios de confinamiento, y multiplicar las cintas amarillas que restringen la movilidad ya por más de una decena de áreas de la provincia.

Desde el reinicio de los vuelos comerciales y la creciente entrada al país de viajeros procedentes del extranjero, las cifras del virus cada día hablan de una buena cantidad de casos importados, como también de la violación- por parte de algunos de los que arriban a suelo cubano- de los protocolos establecidos, o de quienes sin comprender el peligro apresuraron los encuentros con los recién llegados.

En Cuba no basta un solo PCR a quienes arriban del exterior para descartar la posibilidad de contagio con el nuevo coronavirus. La estrategia del Gobierno en el control de la pandemia establece la realización de un segundo PCR al quinto día de estancia, para eliminar las posibilidades de expansión de la pandemia.

Si tales esfuerzos no cuentan con el actuar responsable de los cubanos y visitantes, si la nostalgia, la desesperación o los motivos innecesarios apresuran los reencuentros, puede que haya abrazos, saludos o besos mortíferos. Incluso, si no fuera así, ni siquiera vale la pena desquitarse el golpe de la añoranza al precio de la posibilidad de castigar al cuerpo con las secuelas que supone estar conectado a una máquina de respiración artificial.

La responsabilidad va más allá de lo que le toca a quienes llegan al Archipiélago, se impone el respeto de los protocolos por parte de los familiares que los reciben. El sitio web del Ministerio de Salud Pública aclara que al interior de esas viviendas deben mantenerse las medidas establecidas, el uso de los medios de protección y solo una persona del núcleo familiar debe salir a las diligencias necesarias.

En las viviendas donde se reciban viajeros extranjeros, tampoco los estudiantes deben asistir a los centros educacionales, en tanto no se tenga el resultado del segundo PCR practicado a la persona recibida, quien, además, está en la obligación de reportarse en el consultorio médico correspondiente.

Hasta la semana pasada, siete controles de foco de transmisión autóctona tenían como trasfondo en la provincia la irresponsabilidad ciudadana, así lo señalaba una de las informaciones publicadas en Venceremos. Eso demuestra que, a más de seis meses de la lucha contra el virus en Cuba, todavía la inconsciencia de algunos resulta tan amenazante para la vida como la propia enfermedad.

Se impone, a la par, el rigor de las pesquisas sanitarias, y que no solo la precaución se asuma con quienes vienen desde el extranjero, sino además con los viajeros nacionales, los cuales igualmente son motivo de preocupación entre el pueblo, pero respecto a estos pesa su responsabilidad individual, la cual define las limitaciones que en la práctica aseguren el cuidado de todos.

Diciembre siempre trae al país personas ansiosas de celebrar el fin de año con los suyos. Ahora una pandemia impone restricciones al jolgorio por el cierre del calendario, incluso a la habitual forma de recibir a los seres amados. Mientras, la consciencia nos susurra el peligro de un virus para que pensemos siempre que aplazar por unos días los reencuentros es una garantía para que la COVID-19 no le reste besos, abrazos y alegrías al 2021.

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar

feed-image RSS