comunicacion social

El doctor Durán nos mostró el camino, y menciono un solo hombre porque representó la voluntad política, el trabajo estadístico, rigor científico de muchos, disposición de comunicar, infraestructura…

Cada día, no importa si eran buenos, regulares, malos y peores, salía con sus datos de contagios, de tasas, diagramas, sus explicaciones para todos, calibrando riesgos, llamando a la prevención.

No fue perfecto, pero hasta los más críticos deben reconocer que el parte de las nueve de la mañana fue un golpe contra la desinformación y las “bolas”, un acto de comunicación preciso, pertinente y sistemático, que debería ser más regla que excepción en nuestros contextos.

Como en casi todos los aspectos de la vida, decirlo es más simple que hacerlo: afinar los sistemas de comunicación institucional, crear alianzas y rutinas de trabajo funcionales en momentos de crisis, y engrasar los caminos para que la información fluya, veraz y oportuna, por los “canales oficiales”.

Hasta ahora, callar, esperar, abstenerse a comunicaciones preliminares, no crear espacios que faciliten el tránsito de la información, esperar que la marea pase…, parece ser la regla.

Lo vivimos durante el accidente de inicios de enero, cuando las notas de prensa fueron “luchadas” por los reporteros en medio de todo, entre pacientes y galenos, y no resultado de una comunicación institucional que, de paso, quitaría peso a los sanitarios.

Pasó también con el trágico suceso con arma de fuego en el que un agente de tránsito quitó la vida a una joven doctora e hirió gravemente a un paramédico. Las noticias, incluso las publicadas en los medios de prensa oficiales, salieron de fuentes extraoficiales. Y así se mantienen las cosas hasta el día de hoy.

Son solo un par de ejemplos, los más cercanos, los más duros…

¿Qué sería lo contrario? ¿Qué implicaría una comunicación de crisis eficiente? Informar de manera oportuna, y hacerlo bien, con transparencia, claridad, anticipando preocupaciones, otros escenarios, dejar sin respuesta la menor cantidad de preguntas, dar seguimiento a los temas.

Lo contrario al silencio, a fin de cuentas, genera confianza, credibilidad en las entidades, en los medios, en el sistema todo. No por gusto la comunicación de crisis está prevista en el proyecto de Ley de Comunicación, en vías de aprobación parlamentaria.

Lograrla no es un camino simple. El primer paso está al interior de las organizaciones, en sus planes de comunicación institucional, y en cómo se proyectan ante situaciones excepcionales que las afectan, y también a la población.

Implica, además, un redimensionamiento del papel del comunicador social, plazas hoy muchas veces ocupadas por trabajadores no formados en la carrera, sin la capacitación necesaria, circunscriptos a la simple divulgación y la atención a la población.

Pero, sobre todo, requiere cambiar mentalidades, ser activos más que reactivos, informar que será siempre mejor que “aclarar” bolas; voluntad para comunicar, entender que vivimos una era de sociedades informatizadas, interconectadas, en la que, si no dices, otros dirán por ti, y a su manera.

Comentarios   

0 #1 Elio Antonio 02-02-2023 14:55
Hola :-)

Mensaje claro y valiente!

Saludos ;-)
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