Un Ritchie en Cuba nació como un proceso de transformación desde la comunidad, explica Edgar Ritchie Navarro, dirigente del proyecto.

En la localidad de Cayogüín, ubicada 13 kilómetros al Oeste de la ciudad de Baracoa, sus habitantes acogen con beneplácito el desarrollo del proyecto comunitario Un Ritchie en Cuba, dirigido a revitalizar la historia, cultura y tradiciones aportadas por los inmigrantes de Jamaica en zonas costeras y montañosas del Noreste oriental cubano.

Otros objetivos apuntan a investigar e insertar el éxodo jamaicano en temas de la historiografía cubana y caribeña, así como rescatar los valores autóctonos que identifican a los pobladores del citado poblado baracoense.

La iniciativa es dirigida por el Licenciado Edgar Ritchie Navarro, nieto de Gilbert y profesor del Instituto Superior Minero Metalúrgico de Moa, quien accedió a una entrevista con Lomerío.

¿Cuándo surge el proyecto?

“Inició en enero del 2011, como una manera de rescatar la historia de la localidad ante el desconocimiento y pérdida del patrimonio local. El proyecto está vinculado al nombre más legendario del poblado: Gilbert York Ritchie William, o mejor dicho “Ritchie el jamaiquino” como todos le conocían”.

Casa donde residió Gilbert York Ritchie William.

¿En que circunstancias llegó Gilbert a Cuba?

“Mi abuelo nace el 25 de diciembre de 1900 en las Colinas de Leinster, Saint Mary, Jamaica. Durante la segunda década del siglo XX, emigra a Cuba en busca de trabajo con la idea de ganar dinero y retornar nuevamente.

“Llega a Santiago de Cuba y después peregrina por Alto Cedro, Banes y Cacocum, donde labora en la industria azucarera. Triste por el fallecimiento de su esposa, decide regresar a Jamaica, pero no disponía de recursos para ese viaje.

“En el puerto de Antilla, al norte de Holguín, por obra de la casualidad se embarca como polizonte en la Goleta La Victoria que cubría la ruta hasta Baracoa, y se dirige al embarcadero de Cayogüín, ubicado en la bahía de Maraví.

“Como buen conocedor de la agricultura aquí se convierte en colono del banano y se casa en 1928 con Otilia Gamboa, descendiente de mambises, con quien forja una numerosa familia. Después de la caída del comercio de ese cultivo, trabajó como panadero, dulcero, hachero, carbonero y profesor de inglés.

“En 1950 conoce a Felipe France, dueño del aserrío local y se convierte en oficinista de todo lo relacionado con la extracción y elaboración de madera en la zona, además de tenedor de libros y administrador financiero. Dominaba cuatro idiomas, tenía conocimientos de historia universal, matemáticas, aritmética y amplia cultura, en fin, era una verdadera enciclopedia viviente”.

¿En qué consiste el legado y trascendencia de Ritchie como emigrante jamaicano?

“En la adversidad de ser pobre, negro y emigrante poseía tres cualidades básicas: capacidad, inteligencia y honradez. Atesoraba un libro titulado El Guardián de la salud, razón por la que es captado para colaborar con el Ejército Rebelde en el suministro de medicinas y la cura de enfermos y heridos.

“Ritchie, el jamaiquino” era considerado una verdadera enciclopedia viviente en Cayogüín.

“Son muchos los valores que cultivó entre sus descendientes y las personas que le conocieron: el orgullo de nunca inclinar la frente ante nada ni nadie, el cultivo de la solidaridad, el amor al trabajo, a la familia, la historia, la naturaleza y la profunda fe en la Revolución.

“A partir del Primero de enero de 1959, en la casa de Ritchie residieron los brigadistas participantes en la Campaña de Alfabetización, y su oficina se convirtió en lugar de visita y atención a las autoridades que visitan el poblado”.

El primero de octubre de 1963 ocurre un ataque terrorista de la organización contrarrevolucionaria Alpha 66 que destruye prácticamente el aserrío de Cayogüín ¿cómo reaccionó Ritchie ante ese criminal sabotaje?

“Junto a los demás pobladores, se incorpora de inmediato a sofocar el fuego en el aserrío que parecía un verdadero infierno. Contribuyó, con el concurso de los vecinos, a levantar en breve plazo un nuevo establecimiento. Después del abominable hecho se convierte en combatiente de los órganos de la Seguridad del Estado.

“Fue miliciano en las Tropas Guardafronteras y activo miembro de los pelotones Mirando al mar hasta su muerte en la década de los 90 del pasado siglo. Nunca se sintió marginado por ser jamaicano. Siempre sintió a Cuba como su Patria, sin embargo jamás perdió el vínculo con su tierra y familia”.

¿Cuáles son los espacios donde usted ha presentado los logros de este proyecto?

“Presentamos los resultados en diferentes eventos nacionales e internacionales, entre ellos el Simposio aniversario 18 de la creación del Parque Nacional Alejandro de Humboldt, las Romerías de Mayo y el Festival del Caribe. Este último constituyó un impulso cualitativamente superior a los objetivos del proyecto.

“En agosto de 2011, en ocasión del aniversario 500 de la fundación de Baracoa, quedó inaugurado con esfuerzos propios, en una fiesta popular, el primer monumento a un ciudadano jamaicano en Cuba: Gilbert York Ritchie William, ubicado en el Kilómetro 13 de la carretera que conduce desde la Ciudad Primada hacia Moa. Ese es el símbolo más hermoso del proyecto.

El rescate de valores culturales autóctonos, uno de los pilares de la iniciativa comunitaria.

“Apoyadas en el proyecto, se desarrollaron cuatro tesis de grado de estudiantes de la Licenciatura en Estudios Socioculturales. También se imprimieron folletos con aspectos básicos de la historia local, los cuales se entregaron a las escuelas de la localidad.

“Nuestra mayor satisfacción es tener el reconocimiento de los habitantes de Cayogüín, donde por vez primera se materializa una investigación que aborda profundas aristas de la cultura y tradiciones del poblado”, subraya el estudioso baracoense.

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