“Casi todos los cubanos nos creemos médicos”, esa frase no es la primera vez que se escucha. Si uno se deja llevar tal parece que es verdad, pues casi siempre que alguien habla de que tiene tal o mas cual síntoma, inmediatamente sale un “galeno de calle”.
Lo cierto es que por estos días, cuando escuchamos por doquier que anda la escabiosis, también afloran entre las “indicaciones médicas populares”: dar muchos baños con hojas amargas.
Es muy bueno que la población gane en percepción del riesgo para que, en ese caso, conscientemente en los hogares donde exista un miembro con la infección, las familias cumplan con las medidas de higiene para que se cure y no se transmita a los demás; sin embargo, esos baños de plantas indicado por la vox populi, pueden ser muy peligrosos a la salud.
Se puede utilizar la medicina natural para aliviar la picazón, pero bajo prescripción médica y, sobre todo, usar la elaborada que se expende en las farmacias, pues muchas plantas con propiedades antifúngicas y antibacterianas, empleadas arbitrariamente por la población, suelen ser muy tóxicas.
¿Qué es la escabiosis o sarna? Es la infestación de la piel causada por un ácaro (Sarcoptes scabiei). Su agente causal fue descubierto por Geovan Cosimo Bonomo en el año 1687. Y en Cuba durante el llamado Período Especial constituyó una de las primeras causas de morbilidad dermatológica.
Entre los principales síntomas están el prurito, que se hace más insoportable en las noches, las lesiones como picaduras, ampollas o granitos y líneas rojas en las muñecas, abdomen, axilas, glúteos, genitales, codos, pezones, cara. En niños pueden presentarse en la cabeza, cuello, hombros, palmas de las manos y en los pies. Las primeras manifestaciones aparecen en la segunda y tercera semanas de adquirida la enfermedad.
Se transmite con facilidad de persona a persona a través del contacto directo de la piel o por usar ropa infestada. Se cura eficazmente, siempre que se acuda ante los primeros síntomas al especialista y se cumpla con el tratamiento indicado y la higiene.
Es imprescindible bañarse con frecuencia, no usar prendas de vestir ni sábanas o toallas ajenas, lavarlas diariamente con agua caliente y secarlas al sol. Con ello se evitará que esos parásitos microscópicos penetren en la piel para depositar sus huevos y que una simple infección cutánea se convierta en un padecimiento crónico.