En lo recóndito de Yateras, a 50 kilómetros de Guantánamo, las aguas del Toa son de las opciones favoritas para vacacionar
Cuando un guantanamero dice que se bañó en las aguas del Toa, se piensa en Baracoa, sin embargo, no muy lejos de la urbe del Guaso, a unos 50 kilómetros rumbo norte, el más caudaloso regala el placer de su frescura y transparencia en el municipio donde nace: Yateras.
El paraíso “lo descubrió” Venceremos, más allá de Palenque, en Gervasio, un pueblito del Consejo Popular Arrollo del Medio. Hasta allí llegan veraneantes todos los años, autóctonos y foráneos; primerizos o repitentes, todos enamorados de un entorno paradisíaco.
Paraje de encantos
Superar los difíciles accesos, pendientes y largos tramos sin asfalto tiene su recompensa. La belleza del paisaje no tiene límites; el frescor y transparencia de las aguas atrapa y atrae a personas allende a las montañas, desdeñando kilómetros para disfrutar de esos exclusivos favores de la naturaleza.
La música grabada recibe a los visitantes, quienes temprano llegan a las márgenes del gigante Toa, para bañarse en sus frías corrientes matinales o disfrutar la frescura del entorno, donde un acogedor parquecito rústico brinda área de juegos, cafetería, y hasta deviene bulliciosa pista de baile.
En la mañana las familias de bañistas emprenden los preparativos culinarios para las más diversas opciones de la gastronomía hogareña: montan calderos, trocean viandas y carne, juntan la leña y a poco comienza a humear el ajiaco criollo. En otra zona el cerdo “paga” mientras se calienta la braza, se clavan horquetas y la gente se apresta al ritual de las vueltas y vueltas mientras se dora el cochino y comienza el furtivo ataque a los crujientes pellejitos.
En las proximidades, como intrínseco del paisaje, campesinas lavan la ropa, a paletazos sobre las piedras del río y entre golpe y golpe le viene la zambullida.
La poza se llenó y la familia, antes definida por apellidos o afinidades, ahora es una sola, grande, que fusionó el Toa, promotor de nuevas amistades, y hasta amores, en sus márgenes y cauce, entorno que no pierde de vista Ricardo Peña Terán, salvavidas del área de baño.
“Todos los años -comenta el salvavidas- se acondiciona el área para la temporada veraniega, los instructores de recreación traen juegos de mesa, organizan competencias, y una dependienta de la cafetería de la comunidad se hace presente para vender alimentos ligeros y otros productos, generalmente por las tardes, cuando aumenta la afluencia de personas”.
“Para alegrar más la jornada contratamos un equipo de audio particular, así garantizamos música grabada desde temprano en la mañana, pero no basta: también traemos al talento artístico local y esto se hace una fiesta con cantos, bailes, declamaciones”.
Hablan los vacacionistas
Ismael Vázquez Suárez llegó temprano desde Guantánamo con familiares y compañeros de trabajo. Les gusta mucho el lugar y traen los suministros necesarios, porque consideran que las ofertas gastronómicas locales son insuficientes para la cantidad de personas que visitan el área.
Roger Cardoza Martínez, por su parte es vecino de Felicidad de Yateras, le gusta el río porque es el mejor del municipio, diríamos que de Cuba, y siempre hay opciones para disfrutar dentro y fuera del agua.
Lianne Márquez Leyva, una guantanamerita de 12 años de edad parecía un pecesillo en el agua, feliz, aunque le hubiera gustado la oferta de juegos desde las primeras horas, pues es de quienes gustan llegar temprano a la cita veraniega.
Virginia Café, Virginia Pecuario, Saburén, Buena Vista, Gervasio, Dos Pasos, Curva del Aguacate, Playita y Tribilín son áreas de baño a disposición de yateranos, guantanameros y cubanos….
Quien por estos tiempos recorre el serrano municipio ve por doquier señales de la temporada. Ríos, áreas deportivas, parques de diversiones, escuelas… “Sumar alegrías” es una constante en sus lomas y en sus “llanos”.