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perrito¡Hola, amigos de Contigo! Tener un perro es una experiencia única y enriquecedora, que puede transformar por completo la vida de una persona. Su presencia en nuestras vidas nos enseña valores como la paciencia, la responsabilidad y la empatía, al tiempo que nos brinda momentos de alegría y diversión.

El amor que se siente por un perro va más allá de las palabras. Se basa en la profunda complicidad y confianza mutua. Son capaces de comprender nuestras emociones, consolarnos en momentos difíciles y alegrarnos con su presencia.

Su lealtad y capacidad para amar sin condiciones nos recuerda la importancia de valorar y cuidar a aquellos que nos rodean. Una frase muy popular dice que se puede vivir sin perro, pero no merece la pena.

Siguiendo esa línea, el Contigo de hoy, a petición de Rody Marcos Rodríguez Verdecia, estudiante de Biología, de la Universidad de Oriente, hablará de algunas conductas propias del idioma canino que nos ayudarán a entenderlos mejor.

Mordisquear o morder: Los cachorros suelen explorar el mundo que los rodea a través de sus bocas. Esta búsqueda incluye a las personas con quienes conviven. Antes de separarse de la camada, se mordisquean entre sí a modo de juego, lo que resulta esencial para que aprendan el llamado comportamiento de “inhibición de la morde dura”, con el que aprenden a regular la intensidad con que lo hacen.

Perseguir su cola: Cuando están creciendo es un comportamiento normal porque “descubren” su cola y comienzan a perseguirla o morderla. Sin embargo, realizarlo de forma compulsiva denota ansiedad o frustación. Es más común en la raza de los bull terriers.

Escarbar: si están al aire libre es normal que escarben por varias razones. Encontrar criaturas subterráneas, un lugar fresco o esconder objetos de valor pueden ser algunas de las razones.

Si están en el interior de una casa o recinto, es una forma de acomodarse antes de una siesta.

Comer heces: pueden hacerlo por curiosidad, explorar el entorno, hambre, e incluso, aburrimiento, pero la realización indiscriminada de ese comportamiento puede deberse a una deficiencia nutricional, por lo que es necesario estar pendiente de ello.

Jadear: es una forma de refrescarse, ya que expulsan calor corporal a través del hocico. No obstante, es necesario prestar atención a sus jadeos, porque pueden ser signo de dolor, estrés, ansiedad y otros problemas de salud.

Sentarse sobre tus pies o entre tus piernas: aunque a veces se confunda con un gesto posesivo, demuestra ansiedad o estrés, por lo que buscará la manera de sentirse más cerca de su dueño.

Bostezar: no es siempre una señal de cansancio. Si el perro bosteza más en presencia de personas que no conoce, o cuando experimenta situaciones novedosas es necesario buscar maneras para hacerle sentir más relajado. Algunas pueden ser juguetes, espacios seguros o premios.

El lenguaje de los perros es un vínculo mágico que nos conecta con esos maravillosos seres. Al comprender sus señales y gestos, entramos en su mundo de amor incondicional, que nos permite comunicarnos en un nivel más profundo y fortalecer nuestra relación con ellos.