Imprimir

1210 especial camaguey1Cuba demuestra que sí se puede, que sin muchos recursos, pero con voluntad política es posible, incluso en las más adversas circunstancias, garantizar el derecho inalienable de cada ser humano a la Educación, afirmó la Doctora en Ciencias Pedagógicas Marlén Triana Mederos.

Educación inclusiva, equitativa y de calidad, oportunidades de aprendizaje para todos durante toda la vida: he aquí uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) definidos en la Agenda 2030, para el cual lleva Cuba trabajando, no hace 6 años ni una década, sino desde el triunfo mismo de la Revolución, con prioridad total y logros indiscutibles, expresó a la ACN la Directora General de Educación Básica en el Ministerio de Educación (MINED).

Fruto de un modelo que tiene a la persona humana en el centro de cuanto se concibe y hace, esos resultados le han granjeado la admiración y el aplauso y, sin ir muy atrás en el tiempo, fueron reconocidos por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura en el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2020, refirió.

Enfocado justo en el ODS número 4, el informe GEM -como se le conoce- pondera esfuerzos, experiencias y logros de la Antilla Mayor, al igual que el alcance y eficacia de sus políticas y programas, como el “Educa a tu hijo”, para la primera infancia, y la atención a las personas con necesidades educativas especiales y su inserción en el sistema educativo convencional, señaló.

Triana Mederos significó que en un país donde educación de calidad como derecho de todos no es eslogan o meta y sí, desde hace mucho, una conquista, resulta imposible hablar de inclusión y no referirse a la Educación Especial, que nació el 4 de enero de 1962 -entonces como un departamento del MINED-, y es hija de la Revolución y de Fidel.

Más que un tipo de educación, en Cuba constituye todo un sistema de instituciones, servicios, modalidades de atención, recursos, soportes profesionales y vías de extensión, a disposición de los niños, adolescentes y jóvenes con necesidades educativas especiales, sus familias, los docentes y la comunidad, lo cual da una idea de la amplitud de los contextos donde opera, explicó.

Están las escuelas especiales, sí, el país cuenta con más de 300 instituciones de este tipo, pero es la familia quien decide si hace uso del servicio, y si no lo acepta, corresponde a la Educación Especial, con sus recursos especializados, preparar a la escuela regular y desde ese escenario actuar también para entre todos garantizar una educación de calidad y contribuir al adecuado tránsito de este alumno por el sistema de enseñanza, su formación integral, el pleno desarrollo de sus potencialidades y una participación activa en la sociedad, puntualizó.

Educación Especial en Cuba


La Directora General de Educación Básica del MINED aseguró que para todo esto y más, y porque los ha formado, Cuba dispone de profesionales altamente calificados y en verdad consagrados, más de mil 200, por ejemplo -entre psicólogos, psicopedagogos, logopedas y otros especialistas- en los 202 centros de diagnóstico y orientación (CDO), diseminados por la geografía nacional, con
más de uno en varios municipios.

En la comunidad, con el programa Educa a tu hijo; en un círculo u otra institución educativa; incluso colaborando con el Programa de Atención Materno-Infantil: dondequiera podemos verlos, su labor es orientar a las familias y a docentes y directivos en cuanto a maneras de hacer; como también dar seguimiento y, sobre todo, observar, pesquisar, para detectar y atender, cuanto más temprano mejor, cualquier variabilidad en el desarrollo del niño, abundó.


Tenemos, pues, los CDO; tenemos las escuelas especiales, con un quehacer también extensionista, que las convierte en centros de recursos y apoyos para la atención en cualquier contexto, incluidos hospitales y salas de pediatría y los propios hogares, en el caso de niños imposibilitados de asistir a la escuela por su discapacidad, pero, con todo y ser mucho, todavía hay más, afirmó la directiva del MINED.

Personal de este tipo ha formado el país, no ya para unos y otras, sino para todo el sistema y, por eso, en la plantilla de un círculo hay lugar para un logopeda, y en la de una escuela primaria también -lo mismo que para un psicopedagogo-, y en la enseñanza media han ido ganando espacio para esa atención especializada que una edad como la adolescencia requiere, precisó.


Claro que el plan de estudios es diferente y hay asignaturas específicas, de acuerdo con la discapacidad y orientadas a corregir, compensar y a facilitar los procesos de inclusión, pero, aunque con adaptaciones, las escuelas especiales toman como base el currículo general de cada nivel educativo y en buena medida eso explica que, llegada la hora del tránsito, la inserción en la escuela
regular ocurra de modo natural, sin grandes contratiempos, destacó.


Educación Especial en Cuba

Y explica, también, que durante la pandemia, los alumnos de las escuelas especiales hayan podido seguir desde sus hogares las actividades docentes televisivas correspondientes al grado que cursan, acompañadas, eso sí, de orientaciones a la familia por esa y otras vías de información, comunicación e intercambio, precisó Triana Mederos.

Mencionó, por ejemplo, las redes sociales, grupos de WhatsApp como Olimpiadas Especiales, que es un maravilloso movimiento del cual hace parte Cuba, con más de 60 mil atletas con discapacidad intelectual, cuyos mensajes, historias de vida y experiencias sobre la práctica del deporte en casa, son en estos tiempos tan duros un canto a la vida, el amor, la solidaridad, la alegría y la esperanza.

Hablamos de la inserción de los alumnos con necesidades educativas especiales en el sistema general de enseñanza y suman hoy más de 12 mil los niños, adolescentes y jóvenes en situación de discapacidad que cursan estudios en escuelas regulares, señaló.

En su paso por las aulas pueden contar siempre con los maestros de apoyo, y eso incluye algo tan importante como la formación vocacional y orientación profesional, y cada año de 150 a 200 de estos jóvenes, ya bachilleres, realizan las pruebas de ingreso y acceden a la Universidad, en tanto otros adquieren un oficio o se califican como obreros y técnicos, manifestó.

Asimismo, a aquellos -sobre todo con discapacidad intelectual- que deben permanecer más tiempo en la escuela especial porque necesitan de esos recursos y una atención más especializada y personalizada para desarrollar habilidades que le permitan acceder a un empleo, se les garantiza su formación y la ubicación laboral, cumplidos los 18 años de edad o, excepcionalmente, 21, aseguró.

Pero, incluso a quienes su discapacidad, por lo compleja, les impide acceder a un empleo, la escuela los prepara para la vida adulta e independiente, de modo que puedan valerse por sí mismos, desenvolverse en casa, participar de la vida hogareña, para tranquilidad y alegría de la familia, agregó.

Inclusión, participación, bienestar, igualdad de oportunidades, respeto y goce plenos de sus derechos: para eso trabajamos, y no es tarea en la que el MINED esté ni actúe solo, recalcó.

En tal sentido, habló de una labor mancomunada y de muchos años, ahora con fuerza de normativa jurídica, tras el muy reciente acuerdo del Consejo de Ministros de crear, tanto a nivel nacional, como en provincias y municipios, una comisión para el seguimiento y monitoreo de la aplicación de las disposiciones de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, de la cual es parte el Estado cubano.

Controlar las acciones para el perfeccionamiento de la atención y los servicios que se brindan a estos grupos vulnerables, constituye el encargo número uno a la comisión, que integran 17 organismos de la Administración Central del Estado -incluido el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social como coordinador-, y las asociaciones de personas con discapacidad, a las cuales ministerios y entidades han de rendir cuentas periódicamente de su gestión.

No obstante, y por mucho que se haya logrado, para la Doctora Triana Mederos siempre habrá que preguntarse cuánto más podría haber hecho y alcanzado Cuba en estos años, sin ese genocida bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de EE.UU. y que en el caso de la Educación y, particularmente, de la atención educativa a las personas en situación de discapacidad es, sencillamente, una canallada.


Todo se dificulta y encarece para este tipo de Educación, ya de por sí costosa, declaró, y entre las razones señaló los pagos adicionales por concepto de fletes para la transportación de lo adquirido en mercados lejanos, una distancia geográfica que implica demoras en la entrega y obliga a almacenar los productos, con la lógica depreciación, los gastos, el deterioro, las pérdidas…

Educación Especial en Cuba
Hablamos de equipamiento especializado: de sillas eléctricas para aquellos con distrofia muscular progresiva de tipo Duchesne, sin fuerza en los brazos para mover las ruedas de una convencional; de los instrumentos especiales para que los alumnos con agenesia de los miembros superiores puedan operar medios de cómputo; de las prótesis, que Cuba produce, sí, pero no con el material óptimo que las haga más eficientes, cómodas y atractivas, ejemplificó.

De todo hay en esa lista interminable, incluso cosas tan sencillas de adquirir para cualquier otro país, como los lápices de mayor grosor que necesita un alumno que por su discapacidad física es muy espástico; o el velcro, ideal como adhesivo para el aprendizaje de los niños con trastornos del espectro autista, o una “plasticadora” con que evitar que esas claves visuales que aprenden a reconocer, se deterioren, abundó.

Tanto ensañamiento no hace sino engrandecer aún más la obra, impensable sin el talento, la creatividad, el empeño, la sensibilidad y el compromiso de nuestros educadores, y multiplicar las ganas de hacer y la determinación de luchar, hasta la victoria final, contra esa aberración monstruosa que es el bloqueo yanqui a Cuba, concluyó.

Tomado de ACN