Imprimir

Cuba acoge nuevamente a los países de América Latina y el Caribe que integran la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), para celebrar este 27 de mayo su XXI Cumbre.

La cita, con sede en el Palacio de la Revolución de La Habana, tendrá como principales objetivos compartir sobre estrategias de desarrollo comunes y analizar la situación política regional.

La XXI Cumbre del ALBA-TCP se realiza días antes de la IX Cumbre de las Américas, a celebrarse, en medio de incertidumbres, en Los Ángeles, California, luego de que Estados Unidos insinuara, de forma unilateral, que no invitaría a Cuba, Nicaragua ni Venezuela a la cita. Tras la postura de Washington varios países del continente han denunciado o condenado la exclusión de países de la región.

En este contexto de retroceso en las relaciones de Estados Unidos con los países independientes y soberanos del continente, vuelven a La Habana jefes de Estado y de gobierno de la región para continuar potenciando la unidad de América Latina frente a los intentos de división que se pretenden materializar –sin éxito– en Los Ángeles.

En La Habana, los miembros del ALBA-TCP ratificarán su rechazo a la postura hegemónica y unilateral de Washington.

Génesis

Fidel y Chávez firman el nacimiento del ALBA. Foto: Estudios Revolución.

El ALBA-TCP está conformado actualmente por 10 países, tras la reincorporación de Santa Lucía en la pasada edición de estas cumbres, también celebrada en La Habana: Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, y Santa Lucía.

Fundado en la capital cubana el 14 de diciembre de 2004 por los líderes Fidel Castro y Hugo Chávez, el mecanismo de integración pone énfasis en la solidaridad, la complementariedad, la justicia y la cooperación. Una alianza política, económica y social en defensa de la independencia, la autodeterminación y la identidad de los pueblos que la integran.

Dos años más tarde, el organismo se enriquece con la propuesta del Tratado de Sistema Nacional de Información de los Pueblos, un instrumento de intercambio solidario y complementario entre los países en contraposición a los Tratados de Libre Comercio (TLC).

En junio de 2009, los jefes de Estado y de Gobierno de los países miembros acordaron que el mecanismo se denominaría “Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos” (ALBA-TCP), lo que le da un mayor alcance para hacer efectiva la cooperación.

Desde su concepción, el ALBA busca tener una amplia visión latinoamericanista, que reconozca a la integración como motor del desarrollo e independencia de nuestros pueblos.

El ALBA-TCP fue la respuesta a los designios de Washington de mantener a la región como su traspatio. Fue, como afirman los historiadores, el parto natural de un subcontinente necesitado de independencia.

Hitos de la alianza durante 18 años

Vea aquí documentos y declaraciones de las cumbres del ALBA-TCP.

Integración vs hegemonía

El investigador del Centro de Política Internacional (CIPI) y máster en Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales Elio Emilio Perera Pena comentó a Cubadebate que “frente a los intereses hegemónicos estadounidenses y su lucha por restarle espacios a la cooperación económica regional, especialmente de China y Rusia, adquiere una importancia vital la integración de América Latina y el Caribe, como necesidad de crear mecanismos de complementariedad económica”.

“El desprestigio de la Organización de Estados Americanos (OEA) y sobre todo de su secretario general Luis Almagro hace que los países de la región busquen en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y en el ALBA-TCP una vía para canalizar sus intereses desde el punto de vista de integración y concertación”, afirmó.

De acuerdo con el especialista, otros mecanismos instaurados regionalmente no han logrado su cometido, fundamentalmente por el ascenso en los últimos años de gobiernos de derecha en países como Argentina y Brasil: “El cambio de gobiernos en la región, hacia la derecha, impidieron a los gobiernos progresistas articular estrategias”.

De igual forma, Claudia Marín Suárez, investigadora y coordinadora de América Latina y el Caribe del CIPI, explicó que “el efecto del giro político hacia la derecha que comenzó a tomar formas institucionales con la elección de Mauricio Macri en Argentina en 2015 se dejó sentir fuertemente en las agrupaciones regionales que desarrollaron propuestas más autónomas respecto a los poderes globales. Tal fue el caso de Unasur, Celac y la propia ALBA.

“En el caso del ALBA –donde un miembro tan importante como Bolivia fue víctima de un golpe de Estado estimulado desde la OEA y la actuación de su secretario general Almagro, y de un posterior gobierno de facto–, el dinamismo de la Alianza se vio afectado también por el significativo impacto que tuvieron en la economía venezolana la caída de los precios internacionales del petróleo y las sanciones implementadas por Estados Unidos y la Unión Europea contra ese país. Eso redujo la capacidad de sostener la cooperación con recursos que eran muy dependientes del financiamiento venezolano derivado de la renta petrolera”.

No obstante, señala que “hoy el escenario político regional es cualitativamente diferente y ofrece mayores espacios para la articulación de propuestas y para lograr determinados consensos, sin que ello signifique la eliminación de todos los focos de tensión”.

Afirma que “esa experiencia reciente llama la atención sobre la importancia de construir sinergias e interdependencias entre economías y sociedades, de asegurar una base material sostenible a la cooperación y de aterrizar los acuerdos derivados de estos mecanismos en proyectos concretos con resultados palpables, en especial para el ciudadano común. Ello dotaría a estos proyectos de una mayor capacidad de resistir a los cambios políticos derivados de los ciclos electorales”.

En cuanto al contexto en el que se realiza la XXI Cumbre del ALBA-TCP, Marín Suárez apuntó: “Tendrá lugar en un contexto particular por su proximidad a la celebración de la IX Cumbre de las Américas y por la reacción que ha tenido la región en general, y lógicamente los miembros del ALBA, frente a la intención de la administración Biden de excluir de la Cumbre a tres países del bloque”.

Agregó que los miembros del ALBA, junto a buena parte de los países de la región, la Presidencia Pro Tempore de la Celac y Caricom, han reclamado una Cumbre de las Américas sin exclusiones y en igualdad de condiciones para todos los países. “En ese sentido, se espera que la reunión del ALBA produzca algún tipo de posicionamiento conjunto que incluya el rechazo a esta política de Estados Unidos”.

“De hecho, existen antecedentes. En 2015, año en que se celebró la Cumbre de las Américas de Panamá, el ALBA rechazó la orden ejecutiva firmada por el presidente Barack Obama que designaba a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional de Estados Unidos. Y en 2018, los miembros del bloque igualmente se pronunciaron contra la exclusión de Venezuela de la Cumbre de las Américas de Lima”, concluyó.

El ALBA y la IX Cumbre de las Américas

Representantes de la sociedad civil cubana en Perú para Cumbre de las Américas en 2018. Foto: Roberto Suárez.

Representantes de los países del ALBA-TCP se han pronunciado en contra de los intentos de Estados Unidos de excluir a países del continente de la venidera IX Cumbre de las Américas, que se celebrará del 6 al 10 de junio en la ciudad de Los Ángeles, California.

“Ni cumbre ni de las Américas”, afirmó en su cuenta en Twitter el secretario ejecutivo del ALBA-TCP, Sacha Llorenti. Reiteró también la necesidad de que la Cumbre de las Américas sea una cumbre inclusiva y destacó el fracaso del gobierno de Estados Unidos, desde la propia convocatoria en la que “no buscó allanar los caminos de integración americana, sino instrumentalizar todo espacio en favor de sus intereses hegemónicos”.

“Consecuente con los principios y valores del Estado Plurinacional de Bolivia, reafirmo que una Cumbre de las Américas que excluye a países americanos no será una Cumbre de las Américas plena, y de persistir la exclusión de pueblos hermanos, no participaré de la misma”, escribió el presidente de Bolivia, Luis Arce, en su perfil en Twitter.

“A Nicaragua no le estimula participar en la próxima Cumbre de las Américas donde se pretende excluir a su país, además de Cuba y Venezuela”, dijo por su parte el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega.

En una declaración conjunta, los cancilleres de Venezuela, Félix Plasencia, y de Bolivia, Rogelio Mayta, sostuvieron que la IX Cumbre de las Américas debe ser un espacio de integración y rechazaron la pretensión de excluir de manera arbitraria a algún país por motivos ideológicos o políticos.

“La época nueva que desea el continente no admite la exclusión. Mejor que ser reo de la política de odio, Estados Unidos debería escuchar a los no pocos que, en América Latina, lo convocan a ser sede de una cumbre inclusiva”, afirmó el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.

El ALBA-TCP trabaja siguiendo los principios de respeto y no intervención en los asuntos internos, para garantizar mayor equidad y compromiso en materia de políticas sociales y económicas, y enfrentar las amenazas crecientes a la paz y estabilidad de la región y del mundo, conforme a los principios del multilateralismo, la Carta de las Naciones Unidas y del derecho internacional.