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Sepelio Eduardo SosaEl pueblo de Mayarí rinde honores al querido trovador Eduardo Sosa.

Las cenizas del trovador Eduardo Sosa Laurencio llegaron este miércoles a Mayarí Arriba, municipio de Segundo Frente, al cual pertenece Tumba Siete, lugar de su nacimiento.

Dura fue la batalla por la vida del querido artista, que puso muy en alto el género trovadoresco y que cantó el verso martiano con la gracia de los poetas y de las voces que se escuchan, plenas de limpideces. Sin embargo, la muerte, otra vez enamorada, aniquiló su resistencia, y apagó su vida, mas no –y nunca podrá lograrlo– la huella de su fecunda existencia.

El Compay Sosa es un ejemplo de coherencia, y de amor a las causas que los seres de bien no deben nunca abandonar. Heredero de sus raíces, noble hijo de su Patria, valiente cantor será siempre un referente de lo que debe salvaguardar un artista.

Cuba lo supo y lo sintió; lo sabe y lo siente. Por eso hay desolación popular, tristeza en el corazón, y humedad en los rostros. La Patria, que lo llora, reverencia su estatura.

Más allá del que buenos cubanos le dedicaron en sus corazones, tuvieron lugar otros homenajes: «Mira tú Mayarí como se reúne para despedirte, por encima de las dificultades... hasta después de irte le das un cocotazo a la mediocridad», escribió en su cuenta en Facebook el trovador Ariel Díaz Peña, en alusión al homenaje que se le tributó en Mayarí Arriba, donde naciera Eduardo Sosa.

En la Casa de la Trova Miguel Matamoros, de Santiago de Cuba, se honró al cantor. Autoridades políticas y gubernamentales, artistas, intelectuales y todo un pueblo mostraron sus más profundos y nobles afectos. En las redes sociales también se gestó la premisa martiana de que «honrar, honra».

El querido y campechano cantor descansa ya en el cementerio de Santa Ifigenia, donde reposan tantos grandes de la historia y la cultura cubanas.

 

Tomado de Granma