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0208 adolescenciaEl embarazo en la adolescencia continúa siendo hoy una problemática social preocupante en Isla de la Juventud, con implicaciones que trascienden lo clínico y afectan directamente desarrollo humano y comunitario.

Desde finales de 2023 hasta inicios de 2024, la tasa de embarazos precoces alcanzó un inquietante 16.8 por ciento (%) según datos oficiales y aunque recientes estadísticas indican una ligera disminución, las cifras siguen siendo motivo de preocupación por parte de profesionales, autoridades locales y organizaciones sociales.

Este fenómeno, que demanda atención inmediata por su impacto físico, emocional y familiar en las afectadas, es objeto de estudio extracurricular de Linet de la Caridad Rodríguez Suárez, estudiante de tercer año de Medicina en la Facultad de Ciencias Médicas en el municipio especial.

Es un problema que compromete el desarrollo social y humano del territorio a mediano y largo plazo. Estamos en el deber de vivir la vida antes de procrear otra, declaró en entrevista exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias, la también presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria en ese centro docente.

Expuso la joven que las investigaciones realizadas revelan que muchos de estos embarazos no deseados están acompañados de historias de abandono, maltrato e indiferencia, un patrón familiar, sensible a cambiar cuando la sociedad sea capaz de erradicar de raíz sus causas fundamentales.

Su cuerpo en desarrollo no está biológicamente preparado para la maternidad, lo que también afecta al nuevo ser en formación, sumido desde antes de nacer en condiciones de vulnerabilidad, enfatizó.

Dejó clara –la joven investigadora– su expectativa en el nuevo Código de la Niñez, Adolescencias y Juventudes, aunque insistió en que la labor comunitaria con las familias y el acompañamiento emocional y educativo deben ser constantes.

Se estima que el 80 % de los casos proviene de hogares con estructuras familiares disfuncionales. Por ello, actores sociales como la Federación de Mujeres Cubanas, médicos y enfermeras de la familia, y otros líderes comunitarios están llamados a implicarse en la prevención y el acompañamiento integral, refirió.

Los profesionales de la salud y otros sectores afines aseguran que esta situación es reversible. Pero para lograrlo, se requiere el compromiso colectivo de una sociedad que proteja y prepare a sus adolescentes para construir su futuro con plena conciencia y autonomía, concluyó Rodríguez Suárez.

Un informe de Naciones Unidas de marzo último confirma que en la región de América Latina y el Caribe cerca de 1,6 millones de adolescentes traen cada año una nueva vida al mundo.

 

Tomado de ACN