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soyinkaRubén Dranguet Matute, alias Soyinka, el mensajero de los dioses.

Ni mítico, ni divino, Rubén Dranguet Matute, alias Soyinka, el mensajero de los dioses, es un humano común, de esos que andan por el mundo labrándose el camino, con sudor, para dejar la huella, el recuerdo de su obra, sin importar los riesgos.

Traga espadas, escupe fuego, come vidrio, parece ser de otro mundo, y además danza, canta hermosos versos de la madre África... es un showman folklórico, completo, así lo califican al verlo, porque en sí mismo encierra todo un espectáculo. En 15 años de vida artística mucho ha hecho Dranguet al servicio de la cultura y la tradición en Cuba, pero hay que dialogar con él para conocer la exótica vida tras el hombre que desafía al fuego.

¿Hijo de dragón?

Soyinka es bailarín, coreógrafo, diseñador de vestuario, de escenografía, y aunque parte de lo que sabe lo adquirió en cursos e intercambios con expertos en arte, jura que su formación es autodidacta: ¡es un artista integral!

Trabaja solo, dice que no es por autosuficiencia, sino para crear algo indiscutiblemente suyo, y se le entiende. Admite que desde pequeño siempre tuvo esa inquietud por hacerlo todo él y miren adonde ha llegado.

soyinka2Rubén Dranguet Matute, alias Soyinka, el mensajero de los dioses.

“Mi familia es de Guantánamo, de ascendencia francesa y haitiana, una mezcla de culturas que siempre sale a relucir: pues muchos son bailarines, religiosos, músicos… en fin. Ellos nunca imaginaron que yo me convertiría en un fakir, que es como se les dice en la India a quienes trabajan y manipulan elementos como el fuego.

“Mis inicios en el mundo del espectáculo los di en Pinar del Rio, pues mi familia se mudó allá cuando era pequeño. Cuando estudiaba en el politécnico conocí estudiantes de África, quienes me enseñaron su dialecto y cultura, con ellos me identifiqué mucho y me enamoré de la madre tierra africana. Con sus enseñanzas ideé el grupo África mía, que exaltaba las costumbres del continente.

“Hecho un joven, nos trasladamos a La Habana, específicamente en Guanabacoa. Allí me forjé como creador, amante del folclor, ese que se gesta en el barrio a ritmo de tambores, maracas, cánticos, entre rezos y velas. Ese sitio fue mi otra escuela, pues aprendí bailes rituales, que usé luego para reverenciar al sol, la luna, la energía astral.

“Así comencé a tener cierta fama, pues hubo más de un fotógrafo que usó mi imagen para exponer al mundo lo mágico y sorprendente de la cultura cubana. Recuerdo a Elio Delgado, quien llevó mi rostro a muestras internacionales”.

soyinka3Rubén Dranguet Matute, alias Soyinka, el mensajero de los dioses.

De aficionado a profesional

Dice Dranguet que él se ve como un hombre que vive en presente, pero siempre recreando y bebiendo del pasado, de hecho su nombre artístico alude a ese ejercicio de retrospectiva: “hombre que bebe de la religión del brujo”, aunque realmente es un homenaje al Premio Nobel de Literatura, el nigeriano Wole Soyinka, a quien tuvo el placer de conocer en las calles de la capital.

“Nunca me interesó estar en teatros, ni en cabaret, por eso hacía arte itinerante, y hubo mucha gente que se me acercó para conocer y captar mi vida diaria, periodistas, fotógrafos, documentalistas de canales de TV como RAI, de Italia. Les llamaba la atención que un joven anduviese por las calles montando espectáculos unipersonales, sin formación académica, ni grandes recursos.

“Aunque era aficionado, pude trabajar en la Agencia de Espectáculos Carnaval de La Habana, en TurArte S.A., hasta que en 2004 el Centro de la Música pide al Circo Nacional de Cuba que se me evalúe profesionalmente. En 2007 obtengo la categoría de primer nivel y paso al circo, donde viví momentos inolvidables como la Misión Cultura en Venezuela, y en 2012 la gira The Original Cuban Circus que nos llevó por 15 naciones de Europa.

“El circo catapultó mi carrera, pues a partir de ahí, varios artistas nacionales solicitaron mi colaboración en sus videos y shows, entre ellos, David Blanco, Baby Lores, Laritza Bacallao, las orquestas Van Van, Maikel Blanco y su Salsa Mayor, Azúcar Negra, Pupi y los que son son… Además, aparecí en exposiciones de artes plásticas, documentales de Cuba, Alemania e Italia, así como en el filme Club de Jazz”.  

soyinka4Rubén Dranguet Matute, alias Soyinka, el mensajero de los dioses.

Regreso al Guaso

Antes de 2016, hablar de Soyinka en Guantánamo era difícil, de hecho, pocos sabían que ese personaje exótico, que expelía llamaradas por la boca sin ningún temor y jugaba con machetes, cuchillos como si se tratara de objetos de juguete… era guantanamero, de pura cepa, como recalca él mismo, y por ese apego al Alto Oriente lleva tres años asentado en este terruño.

“Aquí descansa mi madre, quien falleció mientras estaba en Alemania, de acá son mis hermanos, tíos, los ancestros y vine a su reencuentro. Quiero que este pueblo vea en mí a un hijo orgulloso de su cuna. Aún se me conoce poco y eso que he ido por doquier: municipios montañosos, escuelas, centros hospitalarios y laborales, casas de abuelos.

“Este público es difícil, yo diría que es una suerte de termómetro para saber cuando un artista va por buen camino, y más si se trata de danza y música. Sin embargo, creo que ya voy ganando espacio en el corazón del Guaso, sobre todo, en las Noches Guantanameras, donde tengo mi espacio fijo al que asisten espectadores de todas partes, incluso de otras provincias.

“Vienen a ver lo que hago, y aunque muchos repiten, siempre hay quien se queda atónito, cuando hago las acrobacias, las danzas cubanas, latinoamericanas y de otras partes del mundo, el juego con las llamas, las espadas, cuando levanto objetos pesados con la boca y luego mastico y trago los cristales de copas rotas, como si fuera cualquier alimento… ver esos rostros tan expresivos, emocionados, es realmente gratificante y luego los aplausos.

“Trabajo de lunes a lunes, con una dieta específica y todo un ritual para antes y después de cada show. El esfuerzo físico que exijo a mi cuerpo, requiere que esté siempre en armonía, en equilibrio y estabilidad mental, por eso, de vez en vez, me escapo a zonas donde puedo meditar y soñar el próximo show, que puede tener los mismos elementos, pero seguro contará una historia diferente”.