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Tabera changüiceroAndrés Fistó Cobas, alias TaberaEl deceso de Andrés Fistó Cobas, el pasado 22 de enero, constituyó un duro golpe para la comunidad changüisera del Alto Oriente cubano. Tabera, como le conocían amigos, familiares y seguidores, era prácticamente el último de una generación de grandes exponentes del género montuno, en la que figuraron Chito Latamblet, en el tres; Carlos Borromeo Sánchez (Cambrón) en la voz y guayo; Pedro Speck, voz y maracas, y Nino Olivares, en la marímbula.

Fistó Cobas marcó el antes y después en proyección nacional e internacional del changüí, género reconocido con la condición de Patrimonio inmaterial de la nación cubana. Siempre estaremos en deuda con el líder indiscutible del legendario Changüí Guantánamo. Así lo confirma el musicólogo José Cuenca Sosa, con quien dialogamos sobre la vida e impronta de este peculiar personaje.

De Yateras pa´l mundo

Tabera nació el 27 de noviembre de 1942 en Casimba de Yateras, una tierra famosa por engendrar excelentes changüiceros.

“Su familia era de músicos: mamá, papá, abuelos, hermanos, todos participaban de las descargas en la casa y desde pequeño disfrutaba de ese ambiente. Todo comenzaba cuando sonaba el bongó, dicho instrumento de percusión proyectaba el sonido con tal fuerza, que hasta los vecinos de lejos se enteraban del jolgorio”, recuerda Cuenca Sosa.

Quizás por la herencia, la formación de cuna, fue que Tabera optó por ser bongosero, e hizo bien pues se convirtió en un experto en la materia.

“En la década del 60 en Guantánamo se incorpora al movimiento de artistas aficionados, luego se profesionaliza, trabaja con varias agrupaciones, y en 1979 entra como suplente de Miguel Quintana (Mongolo) al grupo Changüí Guantánamo, al cual dedica prácticamente toda su vida.

“Así conoce a Chito Latamblet, Carlos Borromeo Sánchez (Cambrón), Pedro Speck, y Nino Olivares, juntos logran tal complicidad que se podría decir que llevan el género a su época dorada; de ahí se gesta el disco Changüí Cumbancha, Ahora sí, un álbum histórico y el primero de su tipo producido en los Estudios Siboney de la Egrem.

“Precisamente, ese fue el fonograma que en 2004 obtuvo el Premio Especial Cubadisco, reconocimiento a los altos valores patrimoniales e históricos que posee”, resalta Cuenca, uno de los investigadores que más ha profundizado en la historia del changüí en Guantánamo.

Tabera integró el grupo de cubanos que participó en el Festival FolckLive en EE.UU, evento que realiza el Instituto Smithsoniano, la entidad antropológica más importante del mundo, con sede en Washington DC. El suceso científico y cultural convidó a conjuntos folkóricos del mundo, y los changüiseros estuvieron entre los invitados.

“Allí compatieron escenario con el Cuarteto Patria, integrado entonces por Eliades Ochoa y Compay Segundo. Fue un encuentro histórico por la magnitud del evento y la acogida de los músicos del Guaso, elogiados por el público y la crítica. Ese fue el primero de los viajes al exterior, pues luego hicieron giras por Holanda, Francia, España, Inglaterra, la Isla de la Reunión, esta última ubicada cerca de Madagascar, en el Océano Índico”, subraya el entrevistado.

Una vida consagrada al changüí

En 1995 Andrés Fistó Cobas asume la dirección del Changüí Guantánamo, tarea que desempeñó magistralmente, por el conocimiento, dominio y versatilidad que poseía.

“Me gusta decir que era un changüisero total, porque tocaba bongó, tres… y cuando falleció Nino Olivares, se puso a aprender marímbula. Al principio hubo cierto escepticismo con el cambio, pero Tabera cumplió y superó las expectativas, porque le puso su toque particular, resultado de la experiencia como bongosero y bajista.

Jurado y fundador del Festival Nacional del Changüí, participante recurrente de la Fiesta del Fuego, en Santiago de Cuba, del Festival de la Tradicionalidad Cuba-Venezuela en 2011 y de varias ediciones de la Feria del Disco Cubano, Fistó Cobas tuvo la fortuna de gozar en vivo del agasajo de todos, en especial de su público, al que nunca decepcionó, ya fuera al actuar en las peñas del barrio o junto a la Sinfónica cubana en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional.

“Tenía inteligencia natural, y fue maestro de muchos músicos. Se codeó con Juan Formel, Frank Fernández, Pancho Amat… quienes le apreciaban y admiraban por la consagración con que trabajaba.

“Además era lutier y su obra fue de las más conocidas en Guantánamo, tanto que casi todos los marimbuleros conservan instrumentos hechos por él, al igual que los músicos de la Orquesta Revé, del grupo de Sara González, el de Compay Segundo… Actualmente el Instituto Smithsoniano, de EE.UU, resguarda una marímbula elaborada por Tabera, para su exhibición permanente”, añade José Cuenca Sosa, refiriéndose a la grandeza del hombre.

Humilde, desinteresado, defendió también los cultos sincréticos, mereció la Distinción por la Cultura Nacional, el premio Cubadisco 2002 en la categoría música popular tradicional y folklórica, el galardón del Festival PerCuba, La Fama y El Cemí, recibidos en nombre al grupo que con orgullo representó.

Tabera hizo mucho por la cultura guantanamera, por eso su legado permanecerá vivo en cada toque de bongó de los músicos que él formó, esos que siempre lo honrarán, pues saben que donde esté seguirá tocando el changüí, como lo hizo durante toda la vida.