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GuiñolLa creación del Guiñol Guantánamo marca el inicio del movimiento profesional de teatro en la provincia.Este 4 de abril las butacas estarán vacías, el tabloncillo desierto, las luces apagadas y solo el silencio habitará los salones, sin embargo el teatro guantanamero estará más vivo que nunca: se cumplen 50 años de la existencia del Guiñol Guantánamo, una institución cultural de referencia en el quehacer tiritero y comunitario cubano.

Juventud y experiencia, tradición y modernidad se conjugan en ese colectivo escénico, que valorara el General de Ejército Raúl Castro por “la labor realizada para promover hábitos de apreciación artística y formar valores en nuestros niños” como “un ejemplo de creadores comprometidos con el arte más auténtico y humanista”.

Se dice medio siglo, y realmente cuesta creer que tras los percances económicos, las idas y venidas de artistas, todavía tengamos Guiñol con la vitalidad que pocos grupos semejantes a él conservan a nivel nacional, y con el prestigioso aval ganado en festivales de Camagüey, La Habana, Santiago de Cuba… como símbolo del profesionalismo de las Artes Escénicas en este lado del archipiélago.

Señálese, por ejemplo recientes, resultados como el recibimiento del Premio Nacional de la AHS Adolfo Llauradó a los actores Yosmel López y Dilailis Martínez y los galardones provinciales La Selva Oscura.

Más de una historia, muchos sueños

El Guiñol de Guantánamo nació con el auspicio del Ministerio de Educación, como apoyo a la pedagogía, a partir de nociones elementales. Maribel López y otros tantos estuvieron entre los integrantes de aquella primera tropa. Ya en 1981 los integrantes mostraban una estética más definida tras pasar la escuela de titiriteros del parque Lenin, aunque faltaba la dirección artística.

Entonces venían directores de por doquier a realizar los montajes, pero llegó un momento en que hizo falta hacer algo propio. Maribel asumiría el reto de guiar a los aventureros, rescatando y creando obras. Corrían los 90, había otros proyectos.

Pleno periodo especial, el grupo ya estaba sin sede, actuaban donde podían, sin detenerse, así consumaron un repertorio con creaciones de García Lorca, Javier Villafañe, Roberto Espina, Kike Sánchez, Dora Alonso…

Entonces surgiría otra idea revolucionaria, muestra del carácter imperecedero del arte y de la vocación de servicio de sus promotores: la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa, el evento comunitario más importante que se realiza en las montañas cubanas y que por 30 años ha traído representantes de la manifestación desde América y Europa hasta el más recóndito de los parajes orientales.

Otro momento significativo en la vida del Guiñol fue la presencia y asesoría de Armando Morales, director del Guiñol Nacional. De la mano de esa figura nacieron los montajes El Retablillo de Don Cristóbal (Lorca), El caballito enano (versión de Ester Suárez Durán) y Los Bailes del deseo (Alfonso Surro)… La maestría de Freddy Artiles complementó la superación íntegra de los artistas.

La savia nueva de los años 2008 y 2009, trajo a casa graduados de escuelas profesionales que marcarían otra oleada de renovación al conjunto. Dos estéticas se encuentran, se hibridan: el tradicional de retablos y en vivo, acompañados de la experimentación, el uso de pocos recursos (minimalismo) y la máxima explotación de las cualidades del títere y su manipulador.

De aquella mezcla generacional saldrían El buen curador y la vecina (Kike Sánchez), dirigido por Emilio Vizcaíno; La cucarachita Cuca (versión, dirección y actuación, Aliexa Argote), Redoblante y Pulgarcito (Garzón Céspedes), dirigido por Yesenia Blanco Rueda… que se apoyan en más de una manifestación artística para atrapar a niños y adultos.

Los noveles titiriteros con Yosmel a la cabeza, se dieron la tarea de renovar, de hacer, de buscar referentes e intercambiar, así nacería Manos para un títere, actual Encuentro Nacional de Jóvenes Titiriteros Titereando en la ciudad, espacio imprescindible en la escena hoy, que además auspicia la AHS.

La asistencia a festivales y talleres internacionales, como el de Matanzas, el Máscaras de Caoba, Tunitas, Cochero Azul, el de Pequeño Formato en Santa Clara; las pasantías en Argentina, las becas de creación el Reino de Este Mundo, sirvieron también de sustrato al Guiñol, que además cumple labor docente, pues más de un graduado ha concebido allí el ejercicio de culminación de estudios.

Arribar al medio siglo de existencia, para y por el teatro, no ha sido fácil, ni lo será nunca, pero ahí yace la grandeza del trabajo, en que sin importar los tropiezos, las críticas, las butacas vacías, pandemias o desastres, al final siempre habrá un aplauso para premiar el esfuerzo de Guiñol Guantánamo.