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Teatro para bebeEl arte teatral en Guantánamo constantemente escudriña nuevas fórmulas y escenarios para redimensionar el fenómeno creativo. Proyectos como el Teatro de la Totalidad son muestra del exprofeso deseo por salirse de esquemas preestablecidos e ir en búsqueda del público.

La más reciente creación del colectivo que aglutina a Geordanis Carcasés, con la asesoría de Alba Babastro Noris (teatróloga), es precisamente un ejemplo del carácter experimental del grupo. Se llama El jardín de Luna, unipersonal de la actriz Yohandra Rosales Suárez, quien pretende acercar las artes escénicas a la primerísima infancia, mediante la peculiar técnica del Teatro para bebé.

Alba Basbastro explicó a Venceremos que la nueva propuesta toma a la música como parte importante del tejido espectacular, aunque no se trata de imitar o referenciar musicales de Broadway o las revistas de ese género, sino de usar la melodía para incorporar ritmos y sonidos como elementos discursivos en la historia.

El jardín de Luna es un producto colaborativo, que aunó las ideas de la actriz Aliexa Argote, la propia Alba, Yohandra, e incluso contó con el apoyo de la psicóloga Ana Sánchez Tablada, quien contribuyó con información científica a validar la idea, pues la mayoría de los exponentes que defienden técnicas similares son de formación pedagógica.

Predomina en la obra una línea didáctica en la que la actriz se convierte en el referente primigenio para el novísimo espectador (niños de uno a cinco años), quienes están en plena formación como seres sociales y cuanto saben, lo aprenden a partir de lo perceptible. Todo obliga a concebir una puesta sencilla, casi básica, en la cual el observador se lleva consigo experiencias de tacto, olfato, auditivas, gustativas y visuales.

Se trata de una pieza que prescinde del argumento convencional, del clásico cuento de principio a fin… el único hilo unificador es el propio escenario del jardín, centro del universo de la actriz, donde concurren una abeja, una oruga que se convierte en mariposa, el sol, la lluvia… personajes con su propia trama.

Concebida con una visualidad acorde con la edad, con colores llamativos y atrezos de muñecos hechos por la actriz con colaboración de colegas; otro valor que tiene la producción es que fue gestada en pleno periodo de confinamiento, como muestra del carácter indetenible de la creación escénica local.

Como dato interesante señalamos la banda sonora que, según la especialista Basbastro, se apoya en clásicos de Mozart, Bach, Vivaldi, muy complejos en su armonía, pero que contribuyen a denotar atmósferas al niño que al final termina pleno de goce y alegría al cantar el tema Amiguitos vamos todos a cantar, de Teresita Fernández, en una clásica ronda infantil.

Se trata de una manera de hacer que enamora, por la belleza estética que posee, aunque como obra aún es perfectible; eso sí, ha demostrado que funciona, sobre todo, en los círculos infantiles, pues los niños entienden todo, se asombran, curiosean, saborean… en las funciones la reacción es diferente cada vez, lo cual permite evaluar la calidad de lo presentado.

El jardín de Luna tiene, además, el mérito de transmitir valores cognitivos, pues contribuye de forma sencilla a la conciencia ambientalista, ecológica, por despertar en los menores la sensibilidad hacia la naturaleza, mediante diálogos cortos y breves descripciones en 25 minutos de duración.

Hasta la fecha, en Cuba se conoce de una experiencia similar en Pinar de Río. Internacionalmente son múltiples los defensores del Teatro para bebé, por lo transparente que resulta al interactuar con niños en escenarios muy cercanos, donde los mensajes se adquieren mediante los sentidos.

Con El jardín…Teatro de la Totalidad denota el carácter plural del arte, al que ningún tema le debe ser ajeno, venideras propuestas como El Rastro del Caracol y otra (aún en gestación) sobre el feminicidio (fenómeno recurrente y alarmante en la sociedad actual) constituyen interesantes ideas para explorar y observar en los próximos días.