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SaltapalabraUry y Viyuyi personajes de L' tanqui pasé.Ellos comprenden mejor el poder de las palabras, las usan como herramientas para el trabajo diario: un adjetivo, verbo, sustantivo, interjección (¡Ay!)… bastan para dotar de vida al más lineal de los relatos, esa es la tarea diaria de los narradores orales, un oficio que demanda ante todo ser maestros del lenguaje verbal y extra verbal, para atrapar al público al contar, o cantar, historias en prosa y en verso.

El actor Ury Rodríguez Urgellés es un ejemplo del gremio de cuentacuentos guantanameros, así lo ha demostrado en eventos como la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa, en espacios de carácter nacional (fue nominado al Premio Caricato), y más recientemente en su obra L' tanqui pasé (El tiempo pasado) exhibida en el teatro Campanario.

Concebida en plena cuarentena, la pieza deviene suerte de experimento que a primera vista homenajea a la reconocida actriz Virginia López Arnaud (con quien Ury comparte la membrecía del grupo La Barca), de hecho uno de los personajes principales (Viyuyi) comparte semejanzas con Virginia; se trata de una innovación que apela a la cultura y tradición para dar vida a una suerte de juego músico-danzario.

En entrevista a Venceremos, Ury Rodríguez explicó que la nueva creación, retoma ideas de un clásico del repertorio teatral local: Vieja palabra nuestra (compilación de relatos populares heredados por generaciones), sin embargo, como novedad esta vez el actor decidió incluir la técnica del manejo del títere, con el apoyo de otro joven, que sin ser profesional de la actuación, sirve de apoyo y soporte a las escenas como bailarín, ayudante.

Viyuyi y Urgellés son, no obstante, siempre el centro de atención de L' tanqui pasé, sus diálogos, cuentos, risas, bailes, jocosidades, recuerdan mucho esa empatía que en escena comparte Virginia y Ury. También el público es parte de la obra, tiene que ser así, porque la narración debe motivar al oyente a pensar, reír, cuestionar.

Se trata de un montaje simple, diseñado por el propio Ury, desde la colocación de la luces hasta la propia Viyuyi, quien representa a las damas de la Tumba Francesa Santa Catalina de Ricci, Patrimonio de la Humanidad; la música aporta también cierta riqueza, con cánticos franco haitianos, vivaces introducidos como complemento y transición entre escenas, decisión válida pues contribuye al ritmo de lo narrado.

El tiempo pasado se disfruta, sí porque Ury apela a la audiencia con el juego de roles narrador-personajes, respaldado asimismo por elementos que muestran el sincretismo, lo afro caribeño y cubano (el vendedor ambulante al principio de la pieza, es parte irrefutable de la cultura popular).

Sería interesante ver dicha puesta fuera de la sala, en las comunidades, donde la gente pueda acercarse al actor, a la marioneta (los niños sobre todo sentían curiosidad por la muñeca). La muestra de L' tanqui pasé, formó parte de la III Bienal de la oralidad Saltapalabra, que se desarrolló en Guantánamo durante la semana pasada.

El evento este año estuvo dedicado a la mujer, especialmente a las fallecidas Mayra Navarro, Aideé Arteaga y Silvia Domínguez, cuya impronta fue resaltada en las actividades y espacios teóricos promovidos online desde el perfil de Facebook UNEAC Guantánamo, principal plataforma del encuentro actualizado ante la actual contingencia sanitaria.

Vale resaltar la variedad de propuestas audiovisuales exhibidas en la bienal con la comparecencia de Lavinia Ascue, de La Habana; Reyna Ayala, Sissi Delgado y Zaida Montel, de Camagüey; Adis Nuvia Martí y Mileidis Jiménez Fiffe, de Andante, en Granma; Jesús Lozada Guevara, investigador habanero; el director teatral Albero Curbelo; Nelson Aragón, de Ciego de Ávila, y Elvia Pérez. Todos convidados virtualmente, incluso para el debate teórico.

La sección Palabras al aire (para compartir historias en línea), las promociones de textos como Aprendiendo a contar cuentos, de Mayra Navarro y El trigo y la cizaña, compilación de Jesús Lozada, y las presentaciones en comunidades de la urbe, distinguieron esta nueva edición de Saltapalabra que evidencia una vez más que en Cuba, frente a la COVID-19, el arte continúa.