Roger, artista independiente, es afiliado a la fundación Caguayo, para las Artes Monumentales y Aplicadas que preside el escultor y pintor Alberto Lescay Merencio. Roger Alba Collado pudiera estar cualquier Primero de Diciembre entre quienes de pie frente a la historia que emana de la Plaza 24 de Febrero, en la ciudad de Guantánamo, compartiera la solemnidad de la Asamblea Municipal del Poder Popular, que reconoce cada año a los hijos ilustres vinculados a esta tierra.
Podría recibir en sus manos el Símbolo de la Ciudad, la estatuilla de apenas 25 centímetros, replica de la obra mayor que corona el Palacio Salcines: La Fama, esculpida en 1919 por el italiano Américo J. Chini.
Sentiría entonces duplicidad de sensaciones. Como todos la satisfacción del premio con valores intrínsecos de reconocimiento social por el entrañable amor a su comarca, y el alto sentido de pertenencia que transmite la figurilla.
Como El celebraría la historia que la llevó a sus manos, las mismas que la moldearon y convirtieron, por cientos, en el Gran Trofeo que preside vitrinas hogareñas o institucionales que, como mensajera de Zeus, proclama al mundo los valores y compromisos de quienes la poseen.
Nació como Símbolo de la Ciudad por el voto popular entre cinco propuestas: el escudo municipal, Perfil urbano, La llave de la ciudad, La Diosa del Comercio y ella, la elegida, como mismo lo fue Roger Alba Collado, guantanamero graduado en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (ENAP) para producirla.
Una reconocida obra escultórica, a saber, le antecedía y aconsejaba fuera el orfebre: los mambises a caballo y las familias campesinas en el conjunto escultórico de la Plaza de la Revolución Mariana Grajales; el Colón a la entrada de Baracoa; una de las caras de Che Guevara en la rotonda de la avenida que lleva ese nombre…
Era un reto y lo aceptó. Tras cada entrega de aniversario citadino, manos, inteligencia, experiencia se ponían a prueba para concretar la obra cuyos pininos comenzaron en el taller de de cerámica de la Empresas de Materiales de la Construcción en Carreteritas: barro inadecuado, deformaciones constantes del modelado, caída del brazo y la trompeta… Muchas, para lograr pocas, las imprescindibles para premiar.
Luego pasó a la cera y al intento de fundición en Las Tunas. La Fama, modelada en ese material, viajó y al llegar a aquel destino, dentro del maletero de un Lada… Sorpresa: no estaba, el calor la había derretido. Uno de tantos conflictos de producción.
Pero con las abejas se encontró el camino definitivo y la fundición por la técnica de la cera perdida garantiza en aluminio, pintado de esmalte blanco, la producción uniforme de las estatuillas, en cuyo proceso junto a Roger intervinieron en los primeros tiempos colaboradores como Ramón Robles Elías y hoy Raidel Santana Medina y Aliosca Torres Duvergel, en el taller montado en la propia casa.
Roger Alba Collado pudiera cualquier Primero de Diciembre contarse entre los elegidos del año y poner en lugar distinto de la casa la Estatuilla Premio, igual, pero por su connotación distinta de las demás.