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artes plásticas Guantánamo 1La antigua galería sigue apostando por lo autóctono, como demuestra la expo Coronavirus, de Dionnis Caneda, exhibida el año pasado.Nadie se lo había solicitado, nadie se lo había planteado antes. En 1980, Alejo Carpentier, después de recibir el Premio Internacional de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes Saavedra, en España, donó 40 mil dólares a Cuba para contribuir al progreso de la naciente Revolución Cultural.

Fidel Castro, visionario siempre, propuso usar el dinero para conseguir pinceles y materiales para los pintores. Otra parte del monto se destinó a comprar reproducciones de arte universal para el país. Así surgieron las primeras galerías de arte en provincias, lejos de la capital: la creación plástica y su conocimiento ahora serían accesibles al pueblo todo, libre de costo.

El 25 de mayo de 1981 quedó inaugurado en Guantánamo el local escogido para las exhibiciones. Piezas de Leonardo Da Vinci, Augusto Renoir, Velázquez, Rubens, Picasso, Toulusse Lautrec, Van Gogh y más, de disímiles períodos, desde la pintura rupestre hasta el Barroco italiano y el cubismo del siglo XX, estaban disponibles al guantanamero de a pie.

Quince mil años de arte que, para el curioso observador, constituía un verdadero privilegio, al contemplar tesoros exclusivos de El Louvre u otros costosos museos europeos, americanos e internacionales.

Ubicado en el inmueble que hoy ocupa el Consejo provincial de las Artes Plásticas, en Máximo Gómez y Crombet, la Galería de Arte Universal del Alto Oriente Cubano abrió con 46 cuadros, sin apenas condiciones para exponerlos, solo con el ánimo de mantener vivo el interés por las artes plásticas y ejercer una función didáctica en las masas.

Del vínculo con lo popular

“Pedimos al artista que desarrolle al máximo su esfuerzo creador; queremos crearle (...) las condiciones ideales para su creación, porque así estamos creando para el futuro”, diría Fidel Castro Ruz en la década de los 80, refiriéndose a la prioridad que daría el país a los hacedores de la cultura.

De ese ideal nació la Galería de Arte guantanamera y tres más: una en el propio municipio, las otras en Baracoa y Caimanera. De la primera institución, Yolanda Burke Celada fue la líder inaugural, quien junto a otros nueve trabajadores (entre ellos la desaparecida especialista Carmen Montero y el carpintero Mario Dranguet) se consagraron a hacer realidad las indicaciones fidelistas.

En aquellos primeros años, más de 60 mil personas pasarían por la entidad motivados por los rostros, formas peculiares, colores, paisajes, que cautivaban al espectador, y despertaban esa necesidad de saber más del universo. Tal fue el alcance en ese entonces, que hasta se retribuía a la población que asistía con piezas, libros, regalos que hacían al usuario volver una y otra vez.

“También realizábamos extensiones comunitarias para las Jornadas de la Cultura, incluso, se llegó a contar con galerías itinerantes en los municipios para aficionados y nuevos graduados de la manifestación. Comenzamos con gran empuje y aprendimos todo en el camino, para informar al público con mayor dominio”, rememora América Matos Columbié, fundadora.

Con cuatro salas para el arte universal y una transitoria para lo autóctono, el espacio devino, desde su gestación, sitio referencial para el movimiento culturalartes plásticas Guantánamo 2La convergencia de manifestaciones y técnicas artísticas, como el performance, es un valor a resaltar en el trabajo de la entidad. nacional. Allí se exhibieron muestras de figuras cimeras como Mariano Rodríguez, René Portocarrero, Carlos Henríquez, Amelia Peláez, Éver Fonseca, Moisés Finalé, José Bedía, Magdalena Campos, Ruperto Jay Matamoros, y otros que prestigian la historia del país y la provincia.

“Además, convidábamos a los colectivos obreros y las escuelas para que acudieran a nuestra sede, “asaltábamos” las fábricas para llevar piezas artísticas y hasta iban los autores. Puertas adentro, promovíamos peñas de tango, trova, apreciación cinematográfica, festivales de dibujo infantil, concursos, círculos de interés, seminarios y conferencias a cargo de invitados locales y del Museo de Bellas Artes de La Habana”, detalla Antonia Rustán, antigua guía de sala.

Precisamente, en ese ánimo de llevar el arte por doquier, en la década del 80 germinaron proyectos como la Jornada para divulgar la obra del escritor Alejo Carpentier, el Encuentro provincial y nacional de Paisajes, El Salón de la ciudad (impulsado por la Asociación Hermanos Saíz) y eventos como el Salón José Vázquez Pubillones y el Regino Eladio Boti, tuvieron un impulso significativo al contar con un lugar para acoger a públicos especializados o no.

La institución fue igualmente el escenario predilecto para la meca de la intelectualidad guantanamera, destacándose figuras como Rafael Inciarte, Antonia Luisa Cabal, Luis Díaz Mauricet y Rafael González, a quienes se le sumaron virtuosos foráneos que hicieron suyo ese sitio para conciertos: Electo Silva y el Orfeón Santiago, la soprano Gladys Bolaños, el tenor Alfredo Granados, el guitarrista Miguel Bonachea, la pianista Rosario Franco y otros.

A favor del arte nuestro

Desde la apertura de las galerías en Guantánamo, siempre se tuvo como premisa garantizar un espacio para visibilizar, al menos cada 21 días, el quehacer de pintores, grabadores, escultores, fotógrafos y artesanos del territorio, quienes reclamaban desde años la existencia de un local, pues llegaron a exponer alternativamente hasta en los bancos del parque José Martí.

En junio de 1981 se inauguraría la primera muestra personal del novel artista George Pérez González. Durante un mes estuvieron los 15 dibujos, como evidencia del dominio de las posibilidades expresivas y una técnica que distinguiría al realizador en lo adelante.

“Fue algo impactante, pues me estrenaba ante mis coterráneos y la crítica especializada de entonces. Había expuesto en la Galería Oriente en 1977 y en otros lugares, pero ese fue el primigenio acercamiento real a mi obra y ello fue gracias a la galería”, confiesa Pérez González.

Desde entonces múltiples creadores se adueñaron del área para darse a conocer al mundo, quienes contaron con el empuje de aliados como la Asociación Hermanos Saíz y Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

La nómina de expositores es amplia, destáquese Ludmila Gallinal, Ángel Laborde, Elio Martínez, Valeriano Donatién, Leonardo Miranda, Jorge Pérez Duporté, Raúl Speek, Jorge Blanco, Germán Simonó, Bárbaro Miyares, Alberto Ortiz, Rogelio Martínez, Ramón Moya, Daniel Zafra, Ángel Íñigo, Pedro Pablo Oliva, Pablo Quert y el destacado caricaturista Arístides Hernández (Ares).

“Fueron momentos de mucha efervescencia, aunque también hubo etapas de poca y casi nula actividad. Dependía, sobre todo, de la administración -considera George Pérez- tener una visión más integradora y que hiciera sostenible los proyectos que al interior se gestaban y se gestan. Cuestiones como la inestabilidad en nuevas propuestas y la disminución del interés del público y los artistas han sido recurrentes en estos 40 años de existencia”.

Según aclara el pintor y diseñador, aún en medio de las carencias siempre ha existido una parte de los creadores que ha mantenido su producción, algunos ayudados con becas, otros por iniciativa y gestión propia, pero la cuestión es que las obras siempre han existido, solo hay que salir a buscarlas.

artes plásticas Guantánamo 3En los últimos años expusieron aquí artistas de renombre como la dibujante Diana Balboa (a la derecha, junto a Jorge Núñez, presidente de la Uneac), Nelson Domínguez y el canadiense Alant Flint.Rogelio Martínez Zapata, quien fuera por varios años director de la Galería, resalta la significación que ha tenido el centro para el posicionamiento de los plásticos en la sociedad, quienes de ahí fueron invitados a eventos como la Bienal de La Habana, y elogiados por críticos como Gerardo Mosquera.

“Ese fue nuestro espacio de experimentación, de intervenciones efímeras como la de Bárbaro Miyares que cubrió de papel todo el lugar para usarlo de lienzo, con distintos estilos y formas. Allí Raúl Speek presentó el primer performance en el territorio y así se volvió nuestra casa”, detalla Rogelio, quien hoy se desempeña como especialista de la manifestación en la provincia.

El hoy por el mañana

En los 90, la Galería de Arte Universal se transformó en Centro provincial de Arte, bajo la guía de personalidades como Santiago Fernando Pérez Díaz, hoy profesor de la Universidad de Guantánamo. La habilitación del Palacio Salcines como sala de exhibiciones y el surgimiento del Consejo de las Artes Plásticas, permitieron ampliar la red para promocionar la obra del artista guantanamero.

Las exposiciones continuaron, con las nuevas generaciones.

Apaleada por el período especial, las migraciones, etc., la galería siempre defendió la cultura nuestra ante todo, por ello el sitio que antes acogía reproducciones de La Gioconda, de Da Vinci, o Las meninas, de Diego Velázquez, se reserva ahora para los nativos, presente y futuro de este terruño.

En el camino para mostrar lo mejor de la creación local, la hoy galería Antón Morales, así como el resto de las instituciones homólogas en la provincia, se crece ante las dificultades, se actualiza, pues sabe bien que su esencia es sorprender, animar y enamorar al público con las obras plásticas del siglo XXI.