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To ta bien Teatro del viento 1Freddys Núñez Estenoz.El grupo Teatro del Viento, tras doce años sin presentaciones en Guantánamo, regresó para soplar sobre las tablas del teatro Guaso con To’ ta’ bien, último título en estreno y argumento que, a lo largo de la presentación, hace al espectador cuestionar su veracidad.

La institución escénica, creada en 1999 y de origen camagüeyano, va guiada de la mano de su director general y artístico Freddys Núñez Estenoz, narrador y poeta a quien la crítica especializada otorgó en 2007 el Premio Villanueva y es acreedor, además, del Gran Premio Máscara de Caoba.

A los 45 años de vida, es autor, actor y director de más de una docena de obras como La noche, mi abuelo y yo, con la cual debutó el grupo, Kitipá – Kitiblú, La sorprendente historia de una carpa, Fabiola y Betina, y Aceite + vinagre = familia, entre las entregas más apremiadas.

Para indagar sobre las intenciones ideo-estéticas de To´ ta´ bien, Venceremos aprovechó la presencia de Teatro del Viento y Freddys Núñez durante dos noches de la reciente Fiesta a la Guantanamera.

“Sobre la escena se enlazan microhistorias, gracias a una amplia gama de personajes que coexisten y representan, de alguna forma, todos los estratos sociales de la Cuba contemporánea”, explica el director teatral cuando pregunto si modifican, de alguna forma, la obra según el público y lugar en el que se presentan. “Cuba es una isla pequeña, esos espacios sociales están representados en cada sitio de cada provincia cubana.

“El espectáculo es el mismo que recorre todo el país, aunque venir a Guantánamo representa un reto para nosotros, porque no es un sitio al que suele llegar mucho teatro y el que se produce para adultos aquí tampoco es potente o habitual. El público está poco entrenado y eso hace que la recepción sea más compleja.

“Aunque no adecuamos la obra, sí pensamos cuál espectáculo traer, uno que pueda alcanzar una amplia porción del público y que lo pueda consumir desde un adolescente hasta un anciano. El resultado que observamos es la frecuente empatía que causa en cada espectador.”

Entrando en conflicto

To’ ta’ bien es un espectáculo inesperado, que gusta y disgusta y viceversa. Mantiene un mensaje directo y frontal, de vocabulario crudo a ratos, que por un lado desnuda serios conflictos de la sociedad cubana y al mismo tiempo realza fortalezas por el otro. Mantiene un enfoque en las necesidades materiales que, largamente insatisfechas, son el trasfondo común para la desintegración de familias, la emigración masiva o la prostitución, y cómo rompen relaciones viejas o crea otras nuevas, entre el amor y el interés.

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Embiste contra la hipersexualización infantil de “las gemelas Yezenia y Yeliza” y su memorización del discurso político, contra el entretenimiento enajenante de “los pachangueros en la pachanga”, contra la ausencia de “peligrosos bisteques de carne” en el menú doméstico, contra el reconocimiento vacío del duro trabajo de “una mujer obrera, militante y federada”, al mismo tiempo que promueve la protección psicológica del adulto mayor, el valor moral de la familia, la vindicación de la paternidad, la industria cultural responsable, la defensa de la unidad nacional y en el clímax levanta, literalmente, un canto de victoria a la resistencia femenina.

“El arte que hacemos solo tiene un compromiso y es con la verdad, no está ni de un lado ni del otro, está del lado de lo que creemos justo y de lo que creemos cierto”, expresa Núñez Estenoz a modo de aperitivo crítico, momentos antes de dar rienda suelta a los miembros del elenco que aguardan tras su espalda, sentados en butacas al fondo del escenario y divididos en dos bandos de cinco actores, a derecha e izquierda.

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Para tomar voz y vida, cada artista se pondrá de pie y, de pequeñas cajas de cartón amontonadas, sacará unas pocas prendas de vestir que encarnan su personaje, antes de pasar al frente y dialogar con el auditorio. El principal recurso en el set, es el actor.

De dónde sopla el Viento

Antes del espectáculo To’ ta’ bien, podía decir de memoria el nombre completo del hombre de los cabellos rizos. Después, al conversar con Freddys Nuñez Estenoz, era difícil recordar cualquier dato suyo, sobrecogido por una amalgama de emociones y con canciones de mi infancia, de la infancia de mis padres y de la infancia de mis abuelos aun latiendo en mis oídos. Simples, los histriones posan con el público para las fotos, como si antes no hubiesen deformado los dientes con ira, las voces con tristeza, los ojos con lágrimas y las cejas con sarcasmos.

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“Este es un espectáculo que vengo armando desde hace más de diez años. Nosotros tenemos una plataforma de documentación social dentro del grupo.

“Los actores del grupo no son solo eso, casi todos tienen una licenciatura en Comunicación Social o Estudios Socioculturales, Filología, estudios de conducción de radio, cine y televisión, alguna especialización en el mundo de las ciencias sociales y humanísticas”, explica.

Así, el grupo de investigadores teatrales ha recopilado por más de una década una suerte de plataforma de documentación social de distintas zonas y temas. Esa búsqueda se pone sobre la mesa y Núñez Estenoz procesa el material, construye el discurso, los actos, el mensaje.

Es un espectáculo que se actualiza constantemente, explica el escritor: “Como un periódico, puede que lo veas dentro de dos años y no sea el mismo, porque la Cuba nuestra tendrá otros conflictos para ese entonces y con ella conversaremos”.

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En Guantánamo, To’ ta’ bien alcanzó su función número 92 y los 23 mil 200 espectadores, cifras considerables para el teatro nacional.

El Viento seguirá soplando

Otro de los anuncios que deja Teatro del Viento a su paso es Huevos, texto del destacado dramaturgo Ulises Rodríguez Febles, cuyo primer estreno se prevé para finales de marzo de 2022 en el Teatro Sauto, de Matanzas.

En proceso de montaje, Huevos también desanda problemas sociales de Cuba y un momento muy álgido de la historia, como lo es la crisis del Mariel y las personas que salieron del país, “los marielitos”. Revisita el interior de una familia y cómo fue afectada por el fenómeno del éxodo junto a los actos de repudio, y cómo lo recogió el teatro en esa necesidad de ser espejo de su tiempo, espacio que documenta la historia.

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“Estoy muy feliz de hacer esta obra, porque hace tiempo que estábamos tejiendo proyectos con Ulises, pero hasta ahora no se había concretado ninguno”, explica finalmente Freddys Núñez con un entusiasmo sobresaliente y la mirada intencional, en busca del contagio.