Peter NadinPeter Nadin estuvo en 2017 en Guantánamo como parte de sus múltiples esfuerzos por estrechar lazos entre la cultura cubana y estadounidense frente al BloqueoEl artista anglo-norteamericano Peter Nadin, radicado en Nueva York, conoce de primera mano el impacto de la política hostil de Estados Unidos contra Cuba, más allá del plano político.

El Departamento del Tesoro de los EEUU le ha dilatado en varias ocasiones la gestión de la licencia de viaje, obligándolo a ausentarse de la muestra de muchas de sus exposiciones en la Mayor de las Antillas.

 

Tal ha sido el hostigamiento al creador que cuando quiso inaugurar en La Habana su exposición “El Primer Trazo”, las leyes del bloqueo le obligaron a exportar sus obras desde territorio canadiense hacia Cuba, lo que implicó gastos adicionales de más de 5 mil dólares.

 

Como Nadin, otros han sentido en carne propia la sombra del imperio ensañado con todo aquel que simpatice con el archipiélago, pero el golpe mayor lo sufren los artistas y literatos residentes aquí, pues en estos más de 60 años el bloqueo ha limitado el disfrute, promoción y comercialización de lo mejor de la expresión artística y literaria de Cuba hacia el mundo.

 

Señálese, por ejemplo, que músicos, artistas de la plástica, del ballet y las artes escénicas, entre otros, se han visto impedidos de exponer o subastar sus obras en territorio de EE.UU. o vender su producción discográfica y hay quienes han actuado en ese país, sin recibir el ingreso correspondiente por sus presentaciones o premios y muchos menos los ingresos por derechos de autor.

 

Los pagos a los creadores cubanos se encuentran congelados en bancos norteamericanos y se han puesto ilegítimamente a disposición de sociedades de autores yanquis, lo que priva a sus verdaderos dueños de su disfrute.

 

Las empresas cubanas EGREM y Bis Music, tampoco pueden hacer operaciones comerciales directas con clientes norteamericanos por el temor de esos empresarios de ser sancionados. Ello obliga a comercializar a través de terceros países, con un incremento adicional en los gastos de un 20 por ciento.

 

Si de costos se trata, la Industria Cinematográfica cubana es de las que más domina los costos de las prohibiciones que impone el imperialismo, al no poder vender los trabajos nacionales por vía satelital, debido entre otras razones, a que EE.UU es el dueño casi absoluto de la tecnología. Si pudiéramos realizar esas operaciones, tendría ingresos adicionales por un monto de 5 millones de dólares, que serían utilizados en función de las 358 salas cinematográficas, 174 salas de videos y 160 videotecas, que necesitan nuevos equipos.

 

Imposible resulta además, la participación institucional cubana en el mercado norteamericano del arte: estar en subastas como las de Christie’s y Sotheby’s, ni a Ferias de Arte como las de Art Miami y Art America. En este país se encuentran las Galerías y Ferias de mayor relevancia mundial, pero nuestros creadores por lo general quedan marginados, por estar de este lado.

 

También la literatura siente el “mazo” del bloqueo: atenta contra las relaciones comerciales con potenciales distribuidores del libro cubano y la participación en eventos relacionados con el libro, como la Feria de Miami.

 

La negativa del Gobierno norteamericano de retirar el embargo, obliga igualmente a comprar insumos a altísimos precios y en mercados alternativos, por ejemplo, para el Ballet Nacional de Cuba, que no puede adquirir las zapatillas, vestuario y otros accesorios para las escenografías y atrezzo en los Estados Unidos.

 

El Fondo Cubano de Bienes Culturales, debe comprar en Italia o España los cristales Spectrum utilizados por los artesanos vitraleros en la fabricación de lámparas, así como en otras labores de decoración y ambientación, sin embargo, en el mercado estadounidense costaría mucho menos.

 

La afectación se produce igual en productos como pinturas, óleos, acrílicos, telas como lienzos de lino, de algodón, pinceles, brochas, barnices, y otros; añádase a este problema la pérdida de contratos con distribuidores, pues son absorbidos por empresas relacionadas con entidades estadounidenses. La empresa discográfica EGREM, tuvo que sustituir su canal de distribución en España, pues con la que trabaja pasó a ser propiedad de Warner, y ya no estaba dispuesta a trabajar con Cuba.

 

Pese a los efectos adversos de la política hostil estadounidense, el desarrollo cubano no se ha detenido; conscientes de que sin cultura no hay libertad posible en los más tensos momentos que ha vivido el país siempre se ha preservado y protegido a los artistas y los distintos programas culturales a favor del pueblo, la enseñanza artística, los eventos, becas, premios… como muestra de que podemos crecernos en la adversidad, pero que no quepa duda que el empuje sería mayor, mejor aún, sin las ataduras del Bloqueo.

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