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grupo rumba3La agrupación en uno de sus espacios desde la Casa del Son.

Suena la clave marcando el ritmo, y las tumbadoras ponen a todos en pie, baila el niño, la anciana, el padre, la mujer con su pequeña en brazos… la rumba buena contagia y no solo a quien la escucha en la barriada de 14 Sur y 1 Oeste, en esta ciudad de Guantánamo, sino a cualquiera que pasa cerca, es un jolgorio de pueblo y el anfitrión es Aché Iré.

 

Hace 15 años, el guantanamero Neobeidis Duporté Tabera, más conocido como El Chino, fundó esa agrupación rumbera, que empezó como peña y desde entonces se ha convertido en el mayor suceso cultural de esta zona antes denominada el Potrero del Inglés.

 

Actualmente allá no hay potreros, pero se puede sentir la cubanía, la identidad, la sabrosura de su gente que danza por horas al compás de esa sonoridad nuestra declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 2016.

 

Aché Iré es el vivo ejemplo de cuánto puede hacer el arte por la transformación y crecimiento espiritual de las comunidades, porque desde que la rumba es el centro de la vida de esos residentes del área sur, son menos los actos de violencia, las indisciplinas, la juventud es más activa y aporta, incluso se interesa por bailar, por tocar la música y, claro ver al vecindario gozar.

grupo rumba 2Alberto Utria y El Chino (a la izquierda), impulsores de la iniciativa.

Esencia rumbera

 

Neobeidis es un hombre sencillo, noble, sensible… aunque su corpulencia resulta imponente, al hablar con él se percibe al ser humano exquisito que es. Ese que ha consagrado su vida a mantener la rumba como bien preciado de los sureños guantanameros, por eso no sorprende que ni el día de su cumpleaños deje de lado los instrumentos.

 

“También porque coincide el surgimiento de Aché Iré con el mismo día de mi nacimiento, el primero de abril. Así que la fiesta es por partida doble -expresa a Venceremos el entusiasta artista-. Como agrupación estamos evaluados con primer nivel en la categoría aficionados, del Centro provincial de Casas de Cultura, y nos representa el proyecto comunitario El Patio de Adela.

 

Importante resulta el apoyo de los factores de la comunidad, la delegada de la circunscripción, los promotores culturales que piden y divulgan los rumbones de fin de semana, que se realizan libre de costos, motivados solo por fiestar.

 

“Acompañamos siempre los festivales de rumba infantil que se realizan en saludo al aniversario de la Organización de Pioneros José Martí (OPJM) y la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) el 4 de abril, además, tenemos espacios en la Casa del Son, entre otras instituciones que solicitan el formato por la factura que posee”, afirma El Chino.

 

Aché Iré ha estado en escenarios de primer nivel, resáltese sus presentaciones en la Casa de la Rumba durante celebraciones por natalicios del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz; también la Peña del Ambia, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, el Callejón de Hamel, el Pabellón Cuba, en programas televisivos nacionales como Piso 6 y en varias emisoras radiales, como parte de una cruzada promocional que los llevó a formar parte de la Ruta de la Rumba Timbalaye, que cada año llega a Guantánamo.

 

Como cultores del género han merecido incontables reconocimientos, pero el más especial fue el del Comité Internacional Paz, Justicia y Dignidad de los Pueblos, por su labor de preservación de las tradiciones culturales. También han compartido escenarios con grandes del pentagrama, como el septeto Tanda de Guaracheros, el grupo Clave y Guaguancó, la folclórica Nsila Cheche y Addaché, de Matanzas, que aplauden la calidad de sus actuaciones.

 

“Por eso, en este aniversario 15, la Casa del Caribe de Santiago de Cuba envió un diploma especial como estímulo a la meritoria faena de Aché Iré en la conservación y promoción de la rumba como esencia de pueblo, ¡y con un sello particularísimo que la hace sobresalir en el oriente del país!”, señala Inaudis Garbey Castillo, director del grupo Achá Abá, de Santiago de Cuba, y agrega:

 

“Ellos tienen el respeto y la admiración de los rumberos de toda Cuba, pero el mayor premio es el que le da la comunidad, que siempre los secunda en las actividades, con orden y disciplina, pero además montan caldosa, realizan competencias, y convierten la peña artística en una fiesta popular”.

grupo rumba 1Aché Iré en el Timbalaye 2015, con el Proyecto El Patio de Adela.

Habrá rumba pa’rato

 

Tras sobreponerse a las dificultades que impuso la pandemia y aprovechando las oportunidades que da la vida, el grupo Aché Iré retomó ahora cada domingo su peña en 14 Sur y 1 Oeste. Se trata de una joven agrupación que promete y no está sentada esperando que le lleguen las ofertas de trabajo, siempre tienen la rumba lista para armarla a cualquier hora y en el lugar que sea, para mostrar que Guantánamo es un puntal en ese género.

 

Neobeidis, su líder, es un emprendedor nato, que lleva la rumba en la sangre desde niño, pues se crio escuchando las tumbas que por muchos años cultivaron haitianos asentados por el sur, donde gracias a Aché, vienen a tocar en estos lares, casi al borde de la urbe capital, conjuntos de toda la provincia y hasta invitados nacionales motivados por el entusiasmo de El Chino.

 

Pero la impronta de los rumberos no se queda en ese radio de acción sureño, de hecho, han llevado sus presentaciones a la comunidad de Raposo, San Justo, el barrio La Caoba, el Festival del Caribe en Santiago de Cuba, la Loma del Chivo, la calle de las tradiciones en Serafín Sánchez entre Jesús del Sol y Narciso López, frente a la Casa del Changüí y la Tumba Francesa.

 

“Ahora quisiéramos impartir clases también, de toque y baile, porque muchos de nuestros integrantes son profesores de la Escuela de música, o estuvieron en compañías y agrupaciones de prestigio como Danza Libre -apunta Alberto Utria Hernández, administrador del grupo-. La idea es crear una suerte de academia que fomente de forma intencional y menos espontánea el cultivo de la rumba, para que perviva como nuestro legado en la posteridad”.

 

La doctora Adela Gómez Blanco agradece el impulso y la vitalidad de la agrupación rumbera y sus cultores, quienes desde su terruño brindan luz y esperanza a la música popular cubana en medio de la cruzada colonizadora que se vive en estos tiempos, que intenta borrar las raíces y presentar a los pueblos como bárbaros e ignorar la valía de lo autóctono.

 

“Sabemos que hay y habrá Aché Iré pa’rato, porque la rumba nuestra nadie la para ni la parará jamás”, asevera Gómez Blanco.