2ElioElio comparte la doble responsabilidad de bailar y coreografiar, un reto para cualquier amante de la danza."Me enamoré del sonido de los tambores, de los bailes, el repertorio, la estética, de ese aire de paz que brinda a su público y me quedé, me quedé a crear una vida en Danza Libre".

 

Así lo afirma Elio Orestes Reina Figueredo, bailarín, coreógrafo y director de la compañía guantanamera Danza Libre, cuando el equipo del periódico Venceremos lo sorprende para una entrevista a propósito de sus 15 años de vida artística.

 

“De ese tiempo la mayor parte ha sido en Guantánamo con esta compañía, y no me arrepiento, al contrario lo agradezco, porque así me siento libre y realizado”.

 

Inicios

 

Elio no nació en Guantánamo y aunque por derecho se ha ganado la condición de hijo adoptivo de esta ciudad, sus raíces están por otro lado.

 

"Soy de Granma. En mi casa se realizaban cultos de la religión Yoruba que dos jóvenes de mi misma edad visitaban mucho. Bailaban en un grupo folklórico y empecé a seguirle los pasos.

 

“Yo practicaba karate, pero lo dejé a un lado, porque me gustaba bailar. Cuando el resto de los niños quería ser policía, maestro, médico… yo añoraba danzar a pesar de mi tamaño, de la resistencia de mi madre, era lo que me veía haciendo en el futuro y cuando apenas no levantaba una cuarta del piso comencé a dedicarme a la danza.

 

“Trabajé en agrupaciones profesionales aunque yo no lo era. Me evalúe y me uní a una compañía de baile folklórico en Manzanillo, la primera compañía profesional de danza en Granma. Fue precisamente trabajando en ese grupo que choqué con Guantánamo por primera vez.

 

“Todo fue gracias a Babul. El colectivo realizó una gira nacional y se presenta en el teatro de Manzanillo. Luego de ver mi presentación me hacen una invitación a talleres en Guantánamo para tomar más experiencias. Cuando llegué al Guaso coincidió con el aniversario 20 de Danza Libre, la vi y automáticamente quedé cautivado.

 

“Ese año le propuse al maestro Alfredo Velázquez venir a prepararme aquí para hacer los exámenes del Instituto Superior de Arte (ISA). Eso fue en el 2011 y de ahí decidí quedarme".

 

La mano del maestro Alfredo

 

Elio afirma que el bailarín que es hoy se lo debe mucho a la mano del maestro, ya fallecido, Alfredo Velázquez.

 

“Yo venía prácticamente de la calle, mi compañía lo único que bailaba era folklor, y con Alfredo tuve que iniciarme en la danza contemporánea. Iba a clases diarias que eran fortísimas. Él maestro se quedaba conmigo y repasábamos cada movimiento. Invirtió su tiempo en mí y eso me hizo mejor profesional y persona. Además, me inspiró a crear” asegura.

 

“Como coreógrafo Alfredo y Danza Libre me abrieron las puertas a mil posibilidades. Agradezco a la vida por ponerlos en mi camino. Empecé a bailar a una edad en la que muchos bailarines llegan a la madurez, pero he sido capaz de defender todos los papeles que me han confiado y es cierto que he trabajado muy duro por ello, pero nada hubiera sido posible sin esta ciudad, sin mis maestros”.

 

El hoy

 

“Hoy soy un bailarín como siempre lo soñé, graduado de la carrera de Danza en el ISA -afirma Elio Orestes Reina-, pero también estoy al otro lado del escenario como coreógrafo y director. Cuando sueñas una obra, es cuando te das cuenta de la importancia de la exactitud de los movimientos que, sobre las tablas, son como las palabras.

 

"Es bastante complejo, asumir la parte de las coreografías tanto folklórica como contemporáneas, y llevar la parte técnica así como conceptual. Ahora además estoy incursionando en la estética de la danza contemporánea dentro de la compañía, aún bailo y dirijo, es muy dura la faena, pero no imposible, en ocasiones se me hace más difícil y agotador, pero es gratificante ver el resultado”.

 

Elio Orestes ha colaborado con compañías como la Teatro Tiempos, la de baile Médula…y acumula premios.

 

"Se me otorgó la Beca del Reino de Este Mundo con la Asociación Hermanos Saíz, también la Beca de Creación que dio el Consejo provincial de Artes Escénicas. Formé parte del Consejo Internacional de la Danza el pasado año… todo ello resulta para mí un incentivo para seguir adelante, crear.

 

"Aunque lo que más agradezco es tener un colectivo como el mío, los bailarines, los músicos, los técnicos, todo el equipo en general, aunque con nuestras diferencias y de frente a las carencias que está pasando el país, hemos tratado de poner a un lado todos los problemas para desarrollar y engrandecer el producto que sabemos hacer: el arte".

 

"Bailar, es el presente de mi vida y lo quiero así en el futuro, continuar con Danza Libre es mi adicción, me resisto a dejarla. Yo quería bailar y bailo. Un día empecé a crear y no me arrepiento de nada, ni del karate y mi madre bueno ella se adaptó a la idea; hoy está muy orgullosa de mí, de que tenga en mis manos el poder de hacer y transmitir valores con el arte de movimiento”.

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