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Una sola pasiónAilín y Keyler confiesan que jamás esperaron obtener el Gran Premio de Pareja de Baile en el Festival Camagua Folk Dance, efectuado recientemente en Camagüey. “El mero hecho de ser finalistas significó un galardón para nosotros”, afirma el bailarín, quien, junto a su pareja encumbró frente a otras tendencias rítmicas y danzarias nuestra idiosincrasia, nuestro changüí.

“Participar en el Camagua fue memorable, por ser un evento internacional, el más relevante del país en cuanto al folclor. Allí se presentaron agrupaciones y parejas de baile muy bien preparadas”, comenta Ailín Columbié.

“Lo hicimos en defensa de nuestras raíces”, asevera Keyler Pérez, y continúa: “Tuvimos una preparación intensa. La coreografía que defendimos ya la habíamos presentado en la edición pasada y, precisamente el hecho de no haber sido premiada nos instó a perfeccionarla, corregir errores y añadirle más elementos. La idea esencial fue simular ser una pareja de baile de caja de música. Eso impactó mucho, prácticamente era otra obra.

“El tiempo de preparación fue intenso, días enteros de ensayos en los que teníamos que cumplir las actividades regulares de la compañía y luego empezar a gestar la obra con la que concursaríamos. Para nosotros representa mucho más que un premio, es el trabajo en conjunto de todo un colectivo.

“Le agradecemos a los organizadores del evento y a Camagüey por la oportunidad de participar. Salir de nuestra burbuja, nuestra zona de confort, significó mucho para nosotros como pareja, y el hecho de interactuar con otras compañías de baile internacionales, conocer las tradiciones y costumbres, su estilo y folclor.

“También constituyó un motor impulsor el artífice de toda esta obra, el maestro y coreógrafo Elio Orestes Reina; las cosas con él se dan, o se dan. Todo lo que hemos conseguido ha sido gracias a su entrega. Debemos reconocer, además, el accionar de Magela Zamora, nuestra relacionista pública; a Alexánder Castillo, productor de la compañía, y a Vladimir Naranjo, que confeccionó el vestuario, aspecto muy llamativo en la coreografía”.

¿Cuál es el elemento distintivo de la pareja?

Muchos especialistas, maestros y el público también aseguran la química que existe entre los dos, estamos muy compenetrados, es como si estuviéramos unidos. Eso lo hemos logrado gracias a la intensa preparación, digamos que es una especie de conexión, afirma Ailín.

¿Cómo fue el recibimiento del público guantanamero?

La acogida fue, para mí, inesperada, expresa Keyler. Nos reconocieron en los jubileos de las filiales provinciales de la Asociación Hermanos Saíz  y la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, además de ser invitados en programas radiales. Pero lo más importante fue el gesto de nuestros vecinos y familia, la gente por la calle nos saludaba y conocía nuestro trabajo.

A veces, dice Ailín, nos reconocían por el corte de pelo estilo afro que tenemos y nos preguntaban: ¿Ustedes son los bailarines del Camagua? Eso ha significado mucho para ambos, el propio reconocimiento en nuestra tierra.

¿Qué experiencia trajeron consigo?

Aparte del intercambio con otras compañías, el conocimiento de otras culturas. El esfuerzo, la constancia, el entrenamiento, la preparación. Hemos trabajado mucho para superarnos y ser mejor cada día. Tenemos como referente ahora a la compañía Camagua, la misma que nos invitó, por su entrega y ardua labor.

El público guantanamero debería sentir orgullo por pertenecer a esta tierra, ser estandarte de la cultura y de nuestra tradición. También queremos trasmitirle un mensaje a las instituciones de Cultura, y es que retomen los espacios dedicados a lo tradicional, incluir a los jóvenes con tal de hacerle frente a tanta banalidad abundante. Sería bueno exhortar a todo artista a aunar esfuerzos en esta encomienda.