La brasileña Beatriz Gomes Cornachin, profesora de la Universidad Federal ABC, figura entre las invitadas que por primera vez viene a la Cruzada Teatral Guantánamo- Baracoa. Su estancia en esta 34 edición es parte de un ejercicio práctico de su doctorado de Economía Política, que tiene como objeto de investigación la soberanía alimentaria cubana, en específico de Guantánamo.
“Yo escogí venir para acá y estoy en la Universidad de Guantánamo, beneficiada por la Beca- Doutorado Sanduiche–Capes, que financia mi estancia por 10 meses. Ya han pasado cuatro y he aprendido mucho con mis estudios, además de ver las deficiencias del país en este acápite.
“Fue en medio de este ajetreo que supe de la Cruzada y vi en ella la posibilidad de ir a esos sitios alejados donde mejor se podía conocer del tema, allá en la montaña. Y debo admitir que estar aquí ha sobrecumplido mis expectativas y hasta ampliado el enfoque de mi propuesta, ahora matizada por la dimensión cultural de la soberanía alimentaria, que se nutre con el arte que cada año transita por estos parajes.
“Cultivar es un arte también, una manera de hacer recuerdos, de plasmar los conocimientos campesinos tradicionales y eso es fundamental para lograr la soberanía alimentaria a largo plazo y entonces yo estoy aquí amando todo eso. Es una de las experiencias más bellas que he tenido en mi vida.
“El vínculo de los cruzados con el campesino, para la cuestión de su alimentación, los hábitos que tienen para mantener la vida en campaña junto con la comunidad… son cuestiones novedosas para mí. Además, a mi paso por los poblados converso con los campesinos y compruebo las diferencias entre hábitos alimentarios y formas de vivir entre la ciudad y campo.
“Por ejemplo el precio de las viandas, y alimentos casi en general, en las regiones más cerca y en el propio campo es mucho más bajo que en la ciudad; también hay diferencias en la cuestión del consumo de arroz y frijol. En áreas de la ciudad el consumo de arroz es más frecuente que el de frijol y en el campo donde se siembran frijol hay más consumo de ese que de arroz; en ambos sitios hay cambios nutricionales, desequilibrios que hay que mejorar.
“Estando en la Cruzada estoy más cerca de conocer los hábitos campesinos, sus períodos de plantío, las técnicas que usan y condiciones de vida, que son vitales para la seguridad y soberanía alimentaria. Aquí he comprobado que ser campesino es muy difícil, no se trata solo de tener tierra, hay que conocer las técnicas más efectivas para el entorno, ingeniárselas para conseguir insumos que no están accesibles en la montaña…
“Todo eso me ha aportado una perspectiva cultural para analizar el fenómeno, o sea como mismo hacen los cruzados habría que prever mecanismos para hacer llegar al campesino guías en video o quizá desde el mismo teatro, para enseñarle a la vez que aprender de él y difundir su tradiciones para ser soberanos en la producción de alimentos.
“También me encanta la cantidad de escuelas que existen, algo diferente para la mayor parte de los países de Latinoamérica. La educación es vital para lograr una verdadera transformación de los hábitos alimentarios y nutricionales de cualquier persona y Cuba lo sabe.
“Mi doctorado servirá en primer lugar para hacer un diagnóstico del tema de la soberanía alimentaria, y luego proponer soluciones. Tengo fe que este proceso será una experiencia enriquecedora y otros investigadores deberían aprovecharla, sobre todo por la singularidad del escenario político cubano, con sus diferentes formas de propiedad, su Reforma Agraria. Este es un campo único para sacar experiencias de otras realidades, comparar y aprender de un modelo de país que tiene mucho de qué enorgullecerse ante el mundo”.