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1La comunidad es uno de los escenarios fundamentales de la BJM.

Los recuerdo de pequeño. Siempre estuvieron ahí, al lado de la maestra o la profesora guía del grupo, para enseñarnos la maravilla de la creación.

 

De sus manos aprendí los primeros trazos, las más elementales notas musicales, el primer cuento, la osadía de declamar en público o actuar… con ellos me sentí en confianza, fue gracias a los instructores de arte que entendí que la cultura era invaluable y aprendí a amarla, a ella, que es lo mismo que amar a Cuba, a Guantánamo, a mí mismo.

 

¡Cómo no agradecerles siempre a esos hacedores de la maravilla, por la obra de humanismo sin límites que llevan a cabo! A ellos hay que honrarlos siempre, en especial ahora, que entre tantas carencias materiales y crisis espirituales, siguen ahí, desde el aula y/o la comunidad, sanando heridas con arte, unidos como brigada hace 20 años, y van por más.

 

Intenso ha sido el bregar de los instructores, fruto del sacrificio de muchachos y muchachas que dieron el máximo para que las cuestiones del arte fuesen entendidas y apreciadas, desde la Punta de Maisí hasta el cabo de San Antonio, para ellos no hubo imposibles, ni los hay, así lo demuestran hoy como uno de los movimientos culturales más comprometidos con la Revolución Cubana y las enseñanzas del Apóstol, José Martí.

2 ColmenitaLa compañía de teatro infantil La Colmenita de Guantánamo es un ejemplo de los frutos del trabajo de los instructores de arte aquí.

Guantánamo y sus instructores

 

Uno de los logros más importantes de la Política Cultural de la Revolución y el más preciado resultado son los instructores. Para continuar bebiendo de sus frutos, en el año 2000 el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz al frente del grupo de trabajo de la Batalla de Ideas, aprobó la creación de las nuevas Escuelas de Instructores de Arte (EIA).

 

En 2004 se produce la primera graduación y queda oficialmente inaugurada por el Comandante en Jefe el 20 de octubre de 2004, en la plaza Che Guevara (Santa Clara), la Brigada de Instructores de Arte José Martí (BJM), teniendo como escenarios fundamentales: la escuela, las Casas de Cultura y otros espacios de la comunidad.

 

Aquellos graduados provenían de las especialidades de Música, Teatro, Artes Plásticas y Danza, con la misión de robustecer la cultura, tarea que asumieron y cumplieron, pues si hoy Cuba luce con orgullo un fuerte movimiento de cultura comunitaria, de rescate y salvaguardia del patrimonio cultural, es obra, en gran medida, del movimiento de instructores de arte.

 

Así lo confirma Arleidis Gamboa López, uno de los más antiguos integrantes de la BJM en Guantánamo, quien resalta cómo los instructores desempeñan un rol vital, al dar oportunidades a los campesinos, a los hijos de los humildes, a los obreros, de conocer y hacer arte con una formación ética y estética.

 

“La creación de cátedras en las Casas de Cultura, de talleres, de puntos de encuentro marcaron una pedagogía de la diferencia, en la cual las personas de todas las edades se vieron involucradas. Hoy se puede decir que el movimiento en las regiones más apartadas del país se dirime gracias a los recursos espirituales y las enseñanzas de esos maestros que, a la vez, eran artistas.

 

“Esta fuerza cultural hoy se multiplica y hace visible en proyectos que recorren los lugares más insospechados: centros penitenciarios, campamentos, festivales de aficionados en las montañas, guerrillas culturales y concursos como el de plástica infantil De donde crece la palma, dedicado al Apóstol.

 

“Guantánamo cuenta con más de 800 instructores miembros de la Brigada José Martí, de ellos, unos 100 en el sistema de Casas de Cultura y más de 700 en instituciones educativas. Además, están presentes en los 10 municipios y funcionan a partir de una estructura que va desde el Consejo Popular hasta el municipio, para aglutinarlos, representarlos y cumplir con los deberes.

 

“Nuestra provincia, y Matanzas, son de las que más instructores de arte tiene y logra su permanencia desde las primeras graduaciones. Hace dos años teníamos una matrícula de aproximadamente mil 30 instructores, pero por el flujo migratorio y otras causas, la cifra se ha reducido, más no el trabajo.

 

“Tenemos instructores cumpliendo otras funciones, porque la Brigada José Martí es una cantera para cuadros del sector de la Cultura, y hasta del Gobierno o del Partido. Idaliena Díaz Casamayor es un ejemplo de ello, es la presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Guantánamo. Hay instructores que son trabajadores por cuenta propia y mantienen vínculo con la brigada.

 

Arleidis reconoce que la labor del instructor ha estado también marcada por incomprensiones, algunas incluso relacionadas con su superación, todo ello paso a paso ha ido revirtiéndose. Ahora la meta es crecer en impacto.

 

“Tenemos una nueva formación de instructores, que lidera muy bien la maestra Ena Márquez Silveira. Ellos pertenecen a la enseñanza artística y son extensiones de las escuelas de la propia enseñanza. Allí está la esperanza puesta, esta vez, para continuar la batalla contra la incultura”.

3. Lilibeth y su Proyecto Guayacán de saneamiento ambiental y creacion artísticaLilibeth y su Proyecto Guayacán que incentiva el saneamiento ambiental desde la creación artística.ca

Orgullo de ser instructores

 

El Alto Oriente cubano es referencia en muchos sentidos del trabajo de salvaguarda de la cultura, y claro que la brigada se lleva buena parte del mérito. La existencia de proyectos socioculturales en Maisí, Manuel Tames, Caimanera, Baracoa y Guantánamo, de referencia nacional, valida la certeza de que en los hombros de los instructores se pueden depositar grandes tareas.

 

Guidaisy Sariol Ramírez, instructora de música de la compañía de teatro infantil La Colmenita de Guantánamo, es un ejemplo de la grandeza de estos trabajadores de la Cultura.

 

“Ha sido mi mayor placer dedicarme con los ‘colmeneros’ a montar repertorios de autores guantanameros para promover su obra musical dedicada a los niños y, sobre todo, aquellos temas que se nutren de lo tradicional y géneros autóctonos como el changüí, el kiribá, el aeroplano… desde el trabajo coral, que además fomenta la unidad, la solidaridad y contribuye a superar la timidez”.

 

También con el mismo espíritu sanador la joven Aidé Alfajón, con más de 15 años de trabajo, habla de su experiencia transformadora, esta vez con estudiantes de décimo grado, aficionados de las universidades de Ciencias Médicas y de Guantánamo, así como niños de escuelas especiales.

 

“Tengo un proyecto llamado Ritmo Cuba que ayuda a desarrollar el sentimiento de cubanía en los pequeños con dificultades físicas y motoras. Con música cubana y otras actividades artísticas enseñamos a amar a Cuba con alegría en un espacio único e inclusivo, donde además pueden hacer realidad sus sueños”.

 

Lilibeth Ray García, instructora de arte de la especialidad de danza de la segunda graduación, asegura que en los 19 años que lleva como profesional de la enseñanza, transmitiendo conocimientos y habilidades, su mayor premio es ayudar a sus pupilos a encontrar formas artísticas de expresarse.

 

“En el asentamiento de Cayamo, del municipio de Caimanera, logré gestar un proyecto comunitario sociocultural llamado El guayacán negro, con un enfoque medioambiental que aborda la historia local con el apoyo de las diversas manifestaciones artísticas, de la mano de niños, adolescentes, jóvenes y adultos, que quizá en un futuro no serán artistas, pero sí seres más sensibles y culturalmente preparados”.

 

Ese es el papel de los instructores, sencillo, pero insustituible, asegura Dayamis Lores Simón, también integrante de la BJM. “Captar talento es una de las acciones que hacemos, pero no solamente buscamos eso, sino también personas con actitud ante alguna especialidad para hacer germinar esos proyectos, que fomentan una cultura integral imprescindible para todo revolucionario.

 

Alexei Osorio Blet, instructor de artes visuales, desde el municipio de Imías, conoce bien del impacto de la mano de un brigadista orgulloso de su profesión. “En 16 años de trabajo aquí, en centros educativos y en la Casa de Cultura he tenido la satisfacción de ver a mis alumnos obtener reconocimientos y premios provinciales y nacionales.

 

“Es imposible no ver como propio los lauros de aquellos a quienes uno enseña y que luego se abren camino con esos saberes que les compartimos. También están los logros conquistados con iniciativas como la ruta Playita-Palenque y Los descamisados de la plástica, que lleva las artes visuales al público en nuestras montañas.

 

“En Imías, como en muchas partes de Guantánamo, nos dedicamos al rescate y preservación de los principales valores culturales locales, aunque eso implique salirnos de nuestra zona de creación. Yo llegué a mezclar la pintura, con el baile y la actuación en una suerte de galería andante”.

 

Como Alexei hay otra decena de jóvenes entusiastas que integran la Brigada José Martí y día a día se afanan en aportar, a través del arte, a la construcción de un mejor país para vivir y soñar. Mas su impronta no se ha quedado en las fronteras guantanameras, ni cubanas, hasta Venezuela, Guinea Ecuatorial y otros países de África, ha llegado la oleada transformadora de los instructores, médicos del alma, con la encomienda fidelista y martiana de sembrar amor por doquier.