Hoy se cumplen 60 años de la desaparición física de Raimunda Paula Peña Álvarez, —Paulina, para la historia—, figura que campeó con donaire por los predios de la música y se ganó a pulso el apelativo de "La Emperatriz del Danzonete".
Dotada de una voz singular, poderosa y diáfana, su maestría en este género y el cariz personal que le imprimió, trascienden los tiempos y la consolidaron como una de las grandes.
Nacida el 29 de junio de 1912 en la provincia de Cienfuegos, y aunque su vida fue breve, pues falleció con solo 53 años, su existencia estuvo marcada por un incesante y prolífico quehacer en el panorama musical cubano.
Gracias a su notable versatilidad, brilló con luz propia en diversos géneros, incluyendo el danzón, el bolero y la canción.
En la capital, se formó en el Conservatorio Municipal de Música —hoy Amadeo Roldán— y con apenas 19 años, marcó un hito al incorporarse como vocalista a la Orquesta Elegante, dirigida por Edelmiro Pérez.
Fue la primera vez que una mujer asumía el rol de voz principal en una agrupación masculina de este tipo.
Se cuenta que Edelmiro, tras audicionar sin éxito a varios hombres, fue persuadido para escuchar a la joven, y al instante supo que había encontrado la voz ideal para su conjunto.
Así comenzó la ascendente carrera profesional de Paulina, cuya calidad vocal no tardó en proyectarse por las diversas radioemisoras de la época.
Con la "Elegante", cosechó una fama considerable, cimentada en sus memorables interpretaciones de piezas emblemáticas de la música cubana, como el bolero "Lágrimas negras", de Miguel Matamoros, y la canción "Mujer divina", del mexicano Agustín Lara.
Su nombre quedó ligado al danzonete cuando el creador matancero José Manuel Aniceto Díaz la eligió para estrenar su pieza pionera, "Rompiendo la rutina".
Mediante su interpretación catapultó el género, y Álvarez rompió esquemas al imprimir una voz femenina y un estilo inconfundible a un panorama musical hasta entonces dominado por hombres.
Fue la suya una carrera que la llevó a colaborar con numerosas orquestas de renombre, con las que cimentó su prestigio; y no conforme con ello, fundó su propia agrupación, logrando una notoria popularidad que la llevó a grabar discos con las principales firmas discográficas, al tiempo que llenaba los escenarios más importantes del ámbito nacional.
Elogiada por la excelente cuadratura, que le confería un dominio excepcional de la expresión y el fraseo, le permitían navegar con maestría por cada nota y cada pasaje musical.
Su última aparición fue en el popular programa televisivo "Música y Estrellas", donde compartió escenario, con Barbarito Diez y la Orquesta Aragón.
Un día como hoy de 1965, Paulina Álvarez “La Emperatriz del Danzonete” marcó el ocaso de su existencia, el legado sonoro que aún hoy resuena, deleita y seduce, confirmando su estatus como una de las voces más trascendentales de la música cubana y un referente cultural ineludible.
Tomado de la ACN