El Salón de Mayo del céntrico Pabellón Cuba capitalino, acogió el espacio “Encuentro con” liderado por la reconocida periodista Magda Resik; dedicado esta vez a explorar la vida y obra del artista visual, grabador, diseñador, ilustrador y Premio Nacional de Artes Plásticas 2020, Rafael Zarza.
Durante la charla, Zarza compartió testimonios sobre su relación con la pintura y sus vivencias de infancia, además de subrayar la relevancia de las artes visuales en su desarrollo personal, y cómo estas experiencias influyeron en su crecimiento humano y en su percepción del mundo.
Mis padres deseaban que me convirtiera en médico, recordó; sin embargo, en 1963, a la edad de 19 años, decidí ingresar en la Academia de Bellas Artes San Alejandro; esta institución ofrecía becas que incluían un pequeño estipendio para cubrir los gastos de transporte en la ciudad y la adquisición de materiales de trabajo; por ello, me presenté a las pruebas de ingreso y, tras aprobarlas, obtuve una plaza. Fue un momento crucial en mi vida, evocó.
En su búsqueda de un estilo propio, el pintor compartió que desde hace años anhelaba encontrar una figura que lo representara.
Tal exploración lo llevó a descubrir un profundo simbolismo en los bovinos, una elección que refleja su conexión personal con dichos animales, heredada de su familia con ascendencia española.
Atribuyó la figura del toro a los cubanos, pues somos intrínsecamente luchadores, dispuestos a sacrificarlo todo por nuestra libertad; estas cualidades, inherentes a esos majestuosos animales, reflejan la tenacidad y el coraje que definen nuestra identidad, refirió el artista.
Reveló asimismo su inesperado vínculo con el grabado y la litografía: No escogí el grabado, el grabado me escogió a mí; no tenía otra alternativa.
Zarza reconoció que al principio no se sentía cómodo manejando las máquinas, una experiencia que consideraba extraña y, en cierto modo, inferior; sin embargo, todo cambió cuando comenzó a trabajar con la piedra litográfica.
Fue entonces cuando comprendí que era un soporte que ofrecía diversas posibilidades creativas, añadió, y destacó que partir de ese momento, su fascinación por este procedimiento artístico no ha hecho más que crecer, convirtiéndose en una parte esencial de su expresión.
Consultado sobre las expectativas en relación con la respuesta del público ante su obra, Zarza detalló que el artista, al pintar, anhela la acogida del público, pero a veces encuentra el rechazo, lo cual es completamente normal; mi propósito, dijo, es expresar lo que siento. La interpretación es ya un asunto subjetivo.
Así, el encuentro ofreció una oportunidad en primera fila para adentrarse en la trayectoria de este creador, referente en las artes visuales cubanas; y cuyos testimonios sobre la búsqueda de un estilo propio, su conexión con el grabado y su visión del arte como expresión pura, consolidan su figura como un pilar fundamental y un referente dentro del repertorio plástico de la mayor de las Antillas.
Tomado de la ACN