"La historia de Cuba no se viste de casualidades, y nos permite protagonizar unas de las más contundentes acciones justo en el inicio de la Jornada por la Cultura cubana, con la misma convicción solidaria que Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, hizo sonar la campana de La Demajagua en 1868 para liberar a sus esclavos", expresaba Eldys Baratute, narrador y también presidente de la filial territorial de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), el pasado 10 de octubre, minutos antes de partir las primeras brigadas artísticas convocadas por la Dirección provincial de Cultura en Guantánamo, hacia los municipios impactados por Matthew.

El hecho artístico alimenta esperanzas en medio de desastres y tristezas.

Por eso, en el marco de celebraciones por las tres décadas de la organización del arte joven cubano, los miembros guantanameros, como también la agrupación Celso y su Changüí y un elenco del Teatro Guiñol y el Dramático de Guantánamo, no renunciaron a la posibilidad de recodarles a los coterráneos afectados "que en momentos como este se hace necesario aferrarse a los deseos de vivir y confiar", como igualmente señalara el propio Baratute; y, mochila y guitarra al hombro, fueron a regar sus buenas semillas por la geografía guantanamera.

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Expediciones de amor y esperanza

Con anterioridad, los pobladores de Baracoa, agradecieron las actuaciones de la Brigada Martha Machado bajo la dirección del reconocido artista plástico Alexis Leyva -Kcho-; y durante la pasada semana y esta, igualmente en La Primada, el poblado imiense de Cajobabo y los asentamientos maisienses La Asunción, La Máquina, Chafarina, Santa Marta, Sabana, Boca de Jauco y La Punta, las presentaciones de la AHS y el Conjunto artístico Integral de Montaña del Ejército Juvenil del Trabajo, hermanados en varios espectáculos y conciertos.

Además de apoyar en las faenas de recuperación de diversas instituciones situadas en la punta del verde caimán, la veintena de noveles artistas, escritores, trovadores, músicos y actores guantanameros protagonistas de la singular cruzada, ofrecieron momentos de esparcimiento en centros de evacuación, círculos infantiles e institutos preuniversitarios estudiantiles; no solo para residentes cubanos, sino también para los emigrados haitianos llegados a costas cubanas tras la inminencia del huracán.

La misma tarea sabrán cumplir los Instructores de Arte de la Brigada José Martí del territorio, que partieron este miércoles desde la Casa de Cultura Rubén López Sabariego, en la ciudad, con destino a los municipios del este.

Las expediciones de los jóvenes artistas del Guaso por comunidades extremorientales perjudicadas por el evento meteorológico, es un valeroso gesto espiritual, de compromiso social y de apoyo.

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Una mirada crítica a la casa
Diez días no bastan para enaltecer la cultura cubana. Ni siquiera los muchos eventos, ferias, encuentros o festivales que organiza el Ministerio de Cultura y los principales gremios en el país que agrupan a la vanguardia artística.

Son insuficientes las propuestas, como también los espacios y diligencias de las instituciones para complacer las preferencias del público cubano.

Y aunque lógicamente las celebraciones en Guantánamo cobrarían otros matices, al menos en la cabecera provincial, no supo rediseñarse la Jornada pos Matthew -criterio de esta joven reportera, aclaro-.

Salvo la realización del emblemático espacio Bajo la Ceiba que protagonizó durante varios días el Ballet folclórico Babul; los estrenos coreográficos de la compañía Médula en el Teatro Guaso de esta ciudad, o los conciertos programados en la Sala de Conciertos Tusy y las peñas de la Casa de la Trova Benito Odio, pareciera que estuviésemos hablando de la programación habitual del resto de las entidades culturales del patio.

No dudo que la Dirección provincial de Cultura se las "arreglara" para componer el programa de la Jornada, pero, ¿dónde quedaron las iniciativas de los centros, librerías, teatros, museos, galerías y otras instituciones guantanameras?

Fue plausible la venta de productos de artesanía y libros de usos raros en las inmediaciones del céntrico boulevard de la urbe guantanamera, que posibilitó el trasiego de cientos personas por allí, al menos para observar. Y sin movernos mucho del espacio citadino; pregunto por qué la Empresa provincial de Cine no aprovechó las fechas para exhibir en el Video-Bar La esquina del Cine -ya que la sala del Huambo, la principal, no funciona hace tanto tiempo- ciclos dedicados a la filmografía cubana, lo mismo en los cines municipales.

Y qué decir de las propuestas del resto de los grupos teatrales profesionales o infantiles que no partieron hacia Baracoa o Maisí. Lo mismo para las agrupaciones musicales cobijadas en el Centro provincial de la Música, y, los artistas plásticos del territorio.

¿Acaso la activación de peñas rumberas y changüiseras y descargas, en la populosa Área de las Tradiciones en la Loma del Chivo, basta para que lo auténtico y tradicional tuviera su reflejo?

Vale subrayar, que la Casa de Cultura Rubén López Sabariego de la cabecera provincial, aunque exigua, exhibió una programación donde los talleres de aficionados y proyectos comunitarios tuvieron protagonismo. Asimismo organizaron exposiciones y un encuentro de oralidad entre cultores, descendientes y residentes haitianos.

No es intención de la que escribe parecer equivocada ante la situación de emergencia que atraviesa la provincia. Solo quisiera señalar que en una tierra como la nuestra, la apatía, el descuido y la desmotivación no debiera ser más el orden del día. Todos somos la Cultura, y merecemos ser parte de ella.

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