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Una vez más, con el sabor amargo de la derrota, cerraron las cortinas de la 59 Serie Nacional de Béisbol para el equipo de Guantánamo. Llega el tiempo de los cuestionamientos, pero, sobre todo, de transformar lo que sea necesario para iluminar el camino de esa disciplina en la provincia.

El alarmante debut de Los Indios en la actual campaña ante las avispas de Santiago de Cuba, elenco clasificado a la postemporada en segundo lugar, arrojaba vestigios de lo que vendría. Los más optimistas, entre los que me incluyo, apostaban por una recuperación paulatina que les permitiera, al menos, superar el balance de 17 victorias y 28 derrotas que les ubicó en el puesto 15 de la anterior edición.

 

El desempeño de los peloteros guantanameros fue decepcionante. Solo 10 triunfos y 35 descalabros, con los que ocuparon la decimosexta y última posición. Dolía ver como en cada juego disminuía la afluencia de público al Van Troi.

 

Hace aproximadamente un año Venceremos conversó con Eduardo Pavó Suárez, director del conjunto más oriental, sobre las deficiencias a mejorar para esta versión. De ellas sobresalió la falta de bateo oportuno y el incorrecto corrido de las bases. Asimismo, se planteó entre las metas fortalecer la defensa del infield así como desarrollar las figuras en ascenso, en particular de la categoría sub 23.

 

No obstante, los del Guaso continuaron cometiendo errores claves, dejando muchos hombres en posición anotadora y corriendo mal las bases.

 

El pitcheo dejó mucho que desear al terminar con un PCL de 5.29, más alto que el del año anterior. La afición se quedó con ganas de ver un cuerpo de lanzadores con dominio y estabilidad.

 

Pese a estas insatisfacciones sería injusto desconocer el mérito de atletas jóvenes como Over Cremet (average 259), dueño de seis jonrones –líder en el equipo- y remolcador de 17 anotaciones.

 

Se impone al béisbol del territorio trazar nuevas estrategias, no sólo en la primera categoría. Es necesario garantizar un trabajo minucioso con las pioneril, escolar, juvenil y en el sub 23; propiciarles un campeonato provincial que les mantenga en fogueo constante, y sobre todo garantizar las condiciones para su desarrollo, entre ellas, el acabado del campo de béisbol de la Escuela de Integración Deportiva Rafael Freyre.