En la clausura de la plenaria, Fidel definió el carácter masivo del deporte revolucionario. En honor a esa fecha desde 1985 se celebra cada 19 de noviembre el Día de la Cultura Física y el Deporte. La voz del Comandante en Jefe Fidel Castro retumbaba fuerte y segura en el coliseo de la Ciudad Deportiva de La Habana y los presentes en la instalación seguían cada palabra entre la admiración y el júbilo, sin saber que eran testigos del momento en que se definía el carácter masivo del deporte revolucionario.
Aquel 19 de noviembre de 1961, el Líder cubano ratificó ante los delegados a la primera Plenaria nacional de los Consejos Voluntarios Deportivos que “sin Revolución no se habría podido soñar siquiera con desarrollar en nuestra patria un gran movimiento deportivo”, y encomendó a los presentes la misión de batallar en la masificación de la práctica deportiva para ayudar al bienestar físico, a formar el carácter, a alentar, entretener y hacer feliz al pueblo.
El entonces jovencito Aniceto Benito Pérez Cobas fue uno de los presentes en dicha cita, que recibió aquellas palabras como una voz de mando y, por eso, no dudó en consagrar su vida a promover el deporte, labor que trasciende los predios de su caserío de Pilones, en el sanantoniense Valle de Caujerí.
“En la clausura de la plenaria, Fidel nos planteó que como en Cuba lo que más se practicaba era el béisbol y el boxeo había que fomentar otras disciplinas. También nos dijo que cuando regresáramos a nuestras zonas debíamos inculcarle al pueblo el amor hacia el deporte como un derecho que debía extenderse hacia todos los rincones del país.
Hurgando en la memoria, dice recordar como si fuera hoy el largo viaje a La Habana en tren y luego el regreso a su barrio, donde la gente lo recibió como si fuera una gran personalidad.
“Pude sentir, desde entonces, lo mucho que me querían, porque siempre respondí en los momentos que se necesitaba. Cuando no había implementos, se inventaba, pero no nos deteníamos. Hicimos pelotas de béisbol con cuero de chivo y con güira, bates con diferentes maderas, caretas de alambres y guantes con tela de saco”, rememora Aniceto, seleccionado para participar en el cónclave capitalino por ser el activista más destacado de béisbol en la región de Guantánamo en 1960.
“Ese encuentro fue un incentivo para continuar la batalla deportiva -había iniciado con la creación el 23 de febrero del propio 1961 del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Índer)-, porque no había ese desarrollo que tenemos hoy”, declara Aniceto, quien cuenta con orgullo que coincidió con el Comandante en Jefe en otras ocasiones en el propio Valle de Caujerí.
Aniceto ha consagrado su vida a cultivar la tierra y promover el deporte y la cultura física.
Entre bolas y sembrados
Aniceto es un promotor que ama tanto al deporte como a la tierra que cultiva en las 7.72 hectáreas de la finca Las Delicias, heredada de sus padres y que trabaja hoy junto a tres de sus cuatro hijos.
“Soy campesino y siento orgullo de eso. Toda mi vida la dediqué a la tierra. En mi finca -perteneciente a la Cooperativa de Crédito y Servicios Elis Rodríguez, de El Corojo- cultivo maíz, frijoles, tomate, garbanzo y yuca; pertenezco a la organización de base de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños, en la que me encargo del trabajo ideológico y del deporte, la cultura física y la recreación.
“Pero desde muy niño me dediqué también al deporte. Éramos siete hermanos, todos peloteros. En la finca había un campito donde jugábamos. Logramos conformar un equipo que yo dirigí y fuimos a topar a El Corojo, Guaibanó, Puriales, en todo San Antonio del Sur. Más adelante llegamos hasta Imías y así sucesivamente fuimos creando una tradición beisbolera en Pilones que ya tiene 64 años de existencia.
“La pelota, el dominó, el rodeo, la corrida de caballos, todos estos juegos siempre me gustaron y me dediqué a impulsarlos. Ha sido un placer ir a tantos lugares a organizar actividades que contribuyen al sano esparcimiento”, recuenta este labriego, que no deja de señalar que es fundador de los Comités de Defensa de la Revolución, el Índer y la ANAP, que fue combatiente de la lucha contra bandidos en el Valle de Caujerí y es militante del Partido Comunista.
Los días de semana Aniceto trabaja en la finca y los fines de semana los dedica al deporte, poniendo en práctica lo aprendido cuando en los años 60 del pasado siglo se preparó para impartir clases a los futuros activistas del Valle de Caujerí.
“El tiempo ha pasado, pero sigo siendo un activista en movimiento y llevo la dirección del Consejo Voluntario Deportivo de Guaibanó. Allí realizamos diversas actividades como programas A jugar, maratones, corrida de caballos y la copa de béisbol que es una de las actividades con mayor participación popular.
“Aún con mi avanzada edad me siento bien, gracias a la práctica de ejercicios y los seguiré haciendo mientras tenga fuerzas. Ese es uno de mis grandes orgullos: tener la oportunidad de disfrutar del deporte y la cultura física hasta en un intrincado pueblito de las montañas. Eso se lo debemos a Fidel”, concluye Aniceto.