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hermanos Fernández GonzálezGeordanis (a la izquierda) y Gabriel iniciaron su vida como deportistas en áreas del Combinado deportivo de San Justo. Para Geordanis y Gabriel Fernández González, entrenar en casa es una tarea menos difícil que para otros, porque aunque no tienen los implementos necesarios y el espacio es reducido, no corren el peligro de desmotivarse con facilidad por la falta de compañía que ayude a corregir y dar ánimo.

Desde que la irrupción de la COVID-19 obligó a los atletas cubanos a dejar sus áreas habituales, estos dos hermanos tuvieron que aislarse en su hogar, en la barriada de San Justo, como medida de protección para evitar el contagio. Desde entonces asumieron juntos la preparación física, aunque los deportes que practican son muy diferentes.

Geordanis Fernández GonzálezGeordanis Fernández González, atleta de ciclismo.Geordanis tiene 24 años. Su gran pasión de pequeño era el béisbol e intentó practicarlo cuando a los 12 años decidió ser atleta, pero por su baja estatura se tuvo que inclinar por el ciclismo, del que siempre se sintió atraído por el colorido de las competencias. Del área de San Justo fue captado para la Escuela de Integración Deportiva, y de ahí para el Centro técnico de ciclismo de Guantánamo, del que es integrante en la actualidad.

“Este año competí en el circuito La Farola tras incorporarme de un periodo alejado del deporte. Ahora con el nuevo coronavirus tuvimos que bajar todas las cargas y no podemos salir a la carretera, pero aquí en casa estoy haciendo ejercicios físicos, como planchas y abdominales, para tratar de mantener el rendimiento. Me preparo junto a mi hermano y hacemos todo juntos, excepto cuando se pone a practicar con una pistola estática”, explica Geordanis, quien atesora en su historial la participación en tres Clásicos Baracoa-La Habana, un sexto lugar nacional juvenil en el scratch y en este último nivel y categoría ganó una fase competitiva en Guantánamo y fue segundo en otra en Sancti Spíritus.

Por su parte, dice Gabriel, de 21 años, que la COVID-19 ha sido un golpe muy duro, pues tuvo que parar los entrenamientos y tendrá que iniciar casi de cero al regresar a La Habana, donde se encuentra desde hace tres años como miembro del equipo nacional de tiro deportivo en pistola rápida.

Influenciado por su hermano mayor, Gabriel también inició su vida atlética a los 12 años, pero en el tenis de mesa; luego siguió al karate y terminó en el tiro. “Siempre lo veía entrenando y eso me llamó la atención, pero no me gustaba el béisbol”, apunta mientras sonríe.

“Junto con Geordanis me ejercito diariamente y además practico con una maqueta. Ya estoy acostumbrado a entrenar sin municiones, pero no es lo mismo que estar en el terreno, más cuando la preparación iba muy bien, aun con mi entrenador junto a mis compañeros Leuris Pupo y Jorge Félix Álvarez encontrándose en Perú -donde quedaron atrapados por la pandemia hasta su regreso a Cuba- y que solo tenía algunas balas para foguearme”, apunta el joven tirador, al tiempo que explica que la falta de municiones se debe a que la bala específica que utilizan en el tiro rápido se debe comprar más caro a terceros países debido al bloqueo estadounidense.

“Como dice mi entrenador, hay que enfrentarse a las dificultades y hacer más con menos, hay que proponérselo, entrenar duro y sacar los resultados. LaGabriel Fernández GonzálezGabriel Fernández González, atleta de tiro deportivo. COVID-19 también será superada y seguiré mi preparación, porque aspiro a mantenerme en la élite y participar en los próximos Juegos Centroamericanos y de ahí seguir rumbo a los Panamericanos y llegar a donde todo deportista quiere: una olimpiada”, confiesa Gabriel, ganador en las categorías escolar y juvenil de seis medallas nacionales y cinco en copas y que tiene como referentes a Pupo y Jorge Félix, campeones olímpico y panamericano, respectivamente.

Gabriel tampoco se queda atrás en aspiraciones, la más cercana, poder participar en el próximo Clásico nacional de ciclismo de ruta representando a Guantánamo y alcanzar un resultado destacado. Este año iba a ser muy bueno para nuestro equipo, pues pese a ser de las provincias con menos recursos para el ciclismo, la voluntad y entrega los hacía aspirar a estar entre los tres primeros lugares, intención que mantienen para el próximo.

Al averiguar sobre su relación familiar, Gabriel, más callado y serio de carácter, confiesa la influencia positiva que recibe y la buena interacción que tienen; mientras que Geordanis, inquieto y de palabras fáciles, afirma que le emociona tener un hermano con tantos resultados: “Siento que me representa y logrará muchas cosas grandes”, concluye con emoción el mayor de los dos, casi lo mismo que refleja el rostro del menor que escuchaba con atención.