Como un amante de la pelota se puede describir a Celso Suárez, quien ha dedicado 53 años de servicio activo al desarrollo de este deporte y asegura disfrutar de cada partido con la misma pasión que de cuando era niño. “Es aquí la clave de mí entrega por tanto tiempo a nuestro deporte nacional”, comentó.
Oriundo de Gibara, Holguín, cuando contaba tres meses de edad su familia se traslada para Guantánamo, donde creció y formó su propia prole. Comienza de manera oficial la práctica del beisbol en la categoría 13-14 y transita por todas las categorías hasta graduarse de Licenciado en Cultura Física no obstante continuó superándose académicamente hasta convertirse en especialista de primer nivel.
Comenta que a pesar de no llegar a ser atleta profesional, su pasión no claudicó, siguió ligado al deporte aprendiendo todo lo posible sobre los conceptos técnico-tácticos para poder entrenar con la mayor calidad.
¿Cómo fueron sus pasos como director técnico en Cuba y en ligas foráneas?
Empecé a dirigir en la XVII Serie Nacional, allá por el año 1977, con el equipo Guantánamo, que entonces consiguió el octavo lugar. En una segunda etapa con el equipo desde 1990 hasta 1993 no pude obtener los lugares deseados, pero se trabajó siempre con mucha dedicación.
Como parte de mi superación personal la Comisión Nacional me invitó a diferentes países para trabajar con coach de primer nivel, de quienes me nutrí. Valoro mucho los conocimientos adquiridos de la cooperación con los japoneses, ellos tienen un alto desarrollo tanto en logística como en el nivel táctico con el que entrenan. Traté siempre de apoderarme de esos saberes e implementarlos en los equipos que dirigí, teniendo en cuenta las posibilidades reales con las que contaba.
Ya mi primera experiencia dirigiendo en el extranjero fue en Livorno, Italia, donde formé equipo con Braudilio Vinent, encargado de la preparación del pitcheo y Antonio Muñoz en la ofensiva. A esta etapa le pusimos mucho interés y esfuerzo y ganamos la Liga Nacional. En Italia aunque existe la barrera del idioma, hay una gran compenetración y solidaridad con los cubanos.
Tengo también la experiencia de haber trabajado en las ligas de Panamá, México, Puerto Rico, República Dominica, una pelota más parecida a la nuestra y obtener buenos resultados en estas ligas, con el consiguiente aprendizaje de cosas nuevas.
¿A qué se dedica Celso después de dejar los banquillos?
Cuando dejé de dirigir pasé a formar parte de la Comisión Técnica Nacional como comisario técnico, donde chequeo todo lo que representa un partido de beisbol tanto en la rama administrativa (transporte, alojamiento, dieta de los atletas…), como en la técnica que se requiere para un juego.
Además he impartido conferencias en provincias y países sobre la preparación sistemática en las edades primarias, aportando mis experiencias, y la metodología del trabajo en los entrenamientos.
¿Apreciación sobre el equipo Guantánamo y la Serie Nacional?
Me desvinculé del trabajo en conjunto con el equipo de Guantánamo hace ya dos años para ejercer otras funciones, pero sigo de una manera u otra al tanto de este, y la verdad es que decepcionan los resultados, por el poco esfuerzo y empeño que ponen los jóvenes. Ya no viven por la pelota, sino por mantener algunas modas de este tiempo y dejan a un lado su preparación y superación personal.
Nos hemos quedado atrás y entre las causas, a mi criterio, es que la fuerza técnica presta el interés necesario a lo que se puede aplicar en el terreno, mientras a los jugadores les falta confianza e interés por defender a esta provincia. No veo un avance a corto periodo y eso me causa un gran dolor.
Sobre la Serie Nacional creo que mis años de trabajo me respaldan a la hora de decir que tiene que experimentar un vuelco en todas sus modalidades, desde lo físico, hasta lo técnico y aún más en el apartado administrativo. No podemos engañarnos nosotros mismos, el nivel actual no es el que se merece nuestro pueblo. Hay que poner interés máximo en nuestra serie para devolverla a los planos estelares con los que gozamos en tiempos de antaño.
¿Mayor decepción que ha tenido en su carrera?
Son muchas, no se gana siempre y las derrotas las sufro todas. Pero una en la que pienso y aún me lamento por lo cerca que lo tuvimos fue con el equipo Cuba juvenil donde a un out de la victoria y de ser campeones mundiales, con las bases llenas dan un flay al center field y de manera inexplicable se le cae la pelota al jardinero central y entran dos carreras. Es increíble cómo se te puede escapar la gloria así tan fácil.
¿Algún pelotero que valora?
Entre los grandes peloteros con los que he interactuado siempre me gusta hablar de Osvaldo Duvergel, un estelar que fue estrella e hizo equipo Cuba entre los leones de aquella época, es meritorio hablar de su labor tanto como atleta como persona. Otro atleta en el que vi gran rigor y el placer al entrenar fue a Gerardo Simón, no fue una gran estrella pero siempre valore su constancia y disciplina.
¿Qué consejo daría a los técnicos?
Les digo desde mi experiencia a lo largo de tantos años que lo más grande que tiene un entrenador es poder desarrollar sus cualidades humanas, lograr una gran compenetración social, moral y cívica con sus atletas y con aquellos con los que va a compartir el asesoramiento técnico. No hay nada mejor que trabajar en un colectivo que funcione como una familia.