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caricatura mujer mLa honestidad en el ser humano es una cualidad incalculable, por eso seré valiente al confesar que, aún viendo de cerca la actividad física constante, soy escurridiza a desarrollar esa habilidad. Tal vez por una cuestión de tiempo, quizás por voluntad, sin embargo, entiendo su impacto en la calidad de vida.

Hoy día las mujeres experimentamos esa suerte de estar por doquier, ordenando las tareas del trabajo y del hogar, proveyendo la alimentación y atención de quienes están bajo nuestro cuidado, y planificando la agenda de la jornada, posiblemente de nadie sabe cuántos días más allá. Si eso no es deporte, bastante se le parece.

A esas “carreras” súmele los obstáculos y réstele muchas veces los relevos porque, en la mayoría de las ocasiones, se corre en solitario y no siempre con la ligereza ideal.

Las batallas que libran las mujeres cubanas, con las consabidas limitaciones de siempre, se endurecen cuando ellas escogen un camino espinoso: la práctica del deporte, un mundo notablemente plagado de estereotipos y brechas de género identificadas, pero más latentes y dañinas, en sus nuevas formas de expresión.

Nuestras deportistas, campeonas mundiales, olímpicas, las que no han llegado tan lejos o las que inician su carrera, son violentadas en múltiples formas. Cuando hablamos de sus músculos al compararlas con un “macho”; al cuestionar su presencia en disciplinas erróneamente relacionadas con la masculinidad; al potenciar sus atributos físicos minimizando sus destrezas técnicas o cuando se les valora como objeto sexual y se rompen las barreras de su espacio físico.

También existen las entrenadoras que sobresalen en su desempeño, pero no son ubicadas a dirigir hombres, principalmente en deportes colectivos. Otras, profesionales de la salud en el deporte, que han preferido cambiar de ubicación laboral antes que denunciar alguna actitud condenable, donde son perjudicadas.

El aporte de las mujeres al movimiento deportivo cubano cobra mayor valía cuando trasciende esas fronteras. Investigadoras e innovadoras destacadas, dirigentes que convocan y suman voluntades, activistas que entregan todo en cada proyecto, incluso las que apoyan los procesos desde el área de los servicios.

La provincia de Guantánamo es referente de un movimiento de féminas que bajo la conducción de Paula Cisneros Robles, directora de Deportes en el municipio cabecera, contribuyen a desterrar las manifestaciones de machismo y misoginia.

Las Empoderadas del Deporte en alianza con la Casa de Orientación a la Mujer y a las Familias y la Federación de Mujeres Cubanas extienden su radio de acción hacia las comunidades a través de los Combinados Deportivos del territorio, realizan eventos científicos, apoyan a las casitas infantiles e impulsan la capacitación de los trabajadores en los temas de género, prestando particular importancia a la implementación de una estrategia comunicativa para la equidad y los derechos de igualdad.

Discriminar o acosar a una mujer, deportista o vinculada al deporte además, por su color de piel, orientación sexual, campo de trabajo en el que se desempeña, disciplina que practica o prescindir de sus servicios por ser madre y creer que no está apta para cumplir sus funciones cabalmente, resulta cuando menos un acto despreciable, condenable y que tiene un protocolo de respuesta en el Decreto 96 del 2023, el cual debe ser dominado por todas las entidades laborales.

Reconocer sus resultados en la justa medida, desterrar los estereotipos de género, eliminar la sexualización y la erotización de la mujer en el deporte y por consiguiente evitar la reproducción de esos patrones en los medios de comunicación, resulta imprescindible para erradicar la violencia de género, como un problema de salud, en sus múltiples formas.