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roilan portuondoPortuondo en Japón tuvo una excelente temporada con un promedio envidiable de 3.10. Para un periodista del deporte una de las experiencias más enriquecedoras profesionalmente resulta presenciar en primera persona el crecimiento exitoso de un equipo deportivo o un atleta en particular, sobre todo si esa madurez gradual y en proceso, coincide con la propia.

Hace seis años, quien escribe debutaba en el hermoso y consagrado oficio de cronicar. Por aquellos días se acercaba la 58 Serie Nacional y la búsqueda de la primicia fue el móvil para indagar sobre el trabajo con el joven elenco de lanzadores de los Indios del Guaso.

Uno de los más jóvenes en aquella contienda beisbolera, Roilán Robert Portuondo, en función de relevista intermedio, destacaba por su idóneo somatotipo, potencia y velocidad en sus lanzamientos, aunque con un marcado descontrol que le impedía aportar de manera certera al conjunto.

En solo dos campañas nacionales trabajó Portuondo (57 y 58). En la primera, con tres desafíos relevados, dos hits e igual cantidad de carreras limpias permitidas, así como tres boletos concedidos y ningún ponche propinado.

Durante la segunda presentación del diestro del Guaso en el máximo torneo cubano, en cuatro juegos, le fabricaron nueve imparables, siete carreras limpias e igual cifra de bases por bolas y sacó a un hombre de circulación por la vía de los strikes.

Tras ese par de temporadas Portuondo decide emigrar con la mira en nuevas oportunidades en el exterior y, como la mayoría de los peloteros cubanos, para no ser absoluta, militar en ligas extranjeras.

El inicio desde cero en una academia de la República Dominicana, en 2018, le exigió el recurrente sacrificio deportivo extra, sin embargo ese afán fue recompensado cuando, ya listo, partió a Japón a lanzar en la Liga Industrial de Japón, donde promedió 3.10 en 42.1 entradas trabajadas. Vale destacar que solo otorgó en ese período 12 boletos. Su periplo por el beisbol internacional prosiguió por Nicaragua, donde se estrenó como abridor, aunque con una estancia fugaz.

La efímera presencia de Roilán en la nómina de las Avispas de Santiago de Cuba en la II Liga élite del Beisbol Cubano sentó las bases para que, posteriormente, se reincorporara a los entrenamientos del plantel más oriental de cara a la 63 Serie Nacional, ahora en curso. En ese intermedio, el natural del barrio de San Justo incursionó brevemente en la Liga Venezolana con los Navegantes de Magallanes.

El aún joven serpentinero destaca en la disciplina como un valor fortalecido sobremanera durante su estancia en el exterior. En estos momentos su desempeño en la 63 campaña nacional está dejando una huella positiva, es el primer abridor guantanamero y sus envíos alcanzan las 98 millas, aunque los que conocen su potencial aseveran que puede mejorar el control.

¿Cuánto representa para ti la posibilidad de poder aportarle nuevamente al equipo que te vio nacer?

Es una oportunidad que gracias a Dios se me dio. Tuve la posibilidad de regresar aquí y transmitirles a mis compañeros la experiencia que tuve jugando en ligas extranjeras donde pude ganar con varios equipos, llegar a las finales y estar en ese nivel ayuda, claro que sí.

La madurez ha mejorado mi carácter y mis acciones y eso es lo que trato de transmitir encima del box, esa entrega, esas ansias de lanzar también las tienen mis compañeros.

¿De qué forma sientes que has evolucionado? ¿En qué aspectos crees que has crecido?

Me enfoqué con énfasis en la mecánica de lanzar durante todo un año, lanzando pelotas –reconoce, aunque sabe que es un ejercicio necesariamente perenne-. De igual forma me dediqué a las carreras rápidas, lo que me permitió delimitar lo que quería realmente trabajar y a mejorar la velocidad, la cual ha ido aumentando poco a poco.

¿Cómo fue el recibimiento de la afición?

La afición ve el esfuerzo que uno hace día a día para llevarle un espectáculo digno. Humildemente siento que me he ganado el respeto de la afición guantanamera, me lo han demostrado. Que sigan esperando lo mejor de nosotros que mientras estemos aquí en Cuba entregaremos todo por el equipo.

¿Cuánto agradeces el apoyo de tu familia, especialmente de tus padres?

La familia es lo más importante que tengo. Mis seres queridos me dan ánimo. Hoy estoy jugando en el equipo por ellos. Mi mamá me llamó y me pidió que jugara por los Indios, ella tenía el deseo de verme jugar en el Van Troi.

El padre de Roilán, el experimentado entrenador de boxeo Roberto Portuondo, cumple contrato en el exterior, sin embargo, esa distancia se acorta debido a la fuerte conexión entre ambos.

¿Próximos compromisos internacionales?

Hay varias ofertas sobre la mesa las cuales estamos valorando y esperando la mejor. Por el momento pueden contar conmigo.