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1deporteUna señora trata de mover la cintura como si tuviera 15 años, pero su rostro descubre sus más de siete décadas de vida. La alegría le inunda, mientras que el grupo de personas que lo rodean en círculo le alientan con aplausos. Termina su turno y otro adulto mayor a su lado pasa al medio y comienza a mostrar, al ritmo de la Original de Manzanillo, sus mejores pasos, esos que la práctica diaria de ejercicios le han permitido desempolvar.

Alrededor de 10 metros más allá, un grupo de niños corre tras una pelota de fútbol. Son dos bandos que disputan el balón como si en ello les fuera la vida. Los porteros, desde sus esquinas, atienden nerviosos cada movimiento, tratando de adivinar el momento en que tendrán que ponerse en acción.

Un niño levanta la mano, otro interpreta la señal de pase, el balón vuela de un lado a otro y un pie lo impulsa al fondo de las redes. Un grito de gol estalla en parte de los pequeños pulmones, mientras que los integrantes del otro equipo no logran ocultar su molestia, que pasa rápido, porque el juego tiene que seguir y el resultado final se encuentra en pies y mentes propias.

Alrededor de esas escenas, en plena calle Los Maceo entre Bernabé Varona y Donato Mármol, un grupo de personas observa desde las aceras, riendo ante cada cosa simpática que ocurre en los improvisados terrenos de juego y pista de baile, ubicados allí como parte de las actividades que el 23 de febrero “inundaron” la ya mencionada vía pública para celebrar el aniversario 64 del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (Índer).

Un poco más allá del espacio que comparten los pequeños futbolistas y los bailantes adultos mayores, el horizonte se viste de acción, color y alegría. Cada cuadra, entre las plazas Polifuncional Pedro A. Pérez y 24 de Febrero, acoge a un combinado o academia deportiva diferente, que muestra, con el protagonismo de practicantes y profesores, el resultado de la labor que diariamente realizan en favor de darle una mayor calidad de vida a nuestra población y potenciar el deporte revolucionario.

Engalanados con sus kimonos, atletas de judo, kárate, taekwondo y lucha muestran sus mejores técnicas sobre colchones improvisados, mientras que los tenistas, casi siguiendo una coreografía, exhiben sus habilidades raqueta en mano.

Gimnastas, boxeadores, peloteros, pesistas, ajedrecistas… se unen con sus prácticas al jolgorio, al que tampoco faltaron los gimnasios particulares, los juegos tradicionales, la Escuela guantanamera de wushu, los grupos de yoga y las sanabandas, estas últimas regadas por casi todas las cuadras, sembrando movimiento y alegría en todos los participantes.

La fiesta que el Índer en Guantánamo gestó para celebrar su 64 aniversario, además de originalidad, mostró la vitalidad de nuestro movimiento deportivo que, pese a lo duro de los tiempos, no renuncia a su misión de captar y formar atletas y desde la recreación y la educación física hacernos la vida mejor a todos.