ASU ArmandoNo existe la estadística exacta, pero tampoco se corre demasiado riesgo al asegurar que el colombiano Armando Montañez es el más veterano entre los más de 3 mil voluntarios que por estos días aquí se han convertido en parte del alma de los II Juegos Panamericanos Júnior.

El próximo octubre celebrará su cumpleaños 80 y asegura que, si la vida se lo permite, los festejará en medio de algún evento deportivo. Y es que para él no existe mejor escenario, ni actividad más especial que a la que ha dedicado buena parte de su vida… y que seguirá haciendo mientras las fuerzas le acompañen.

Dicharachero como buen colombiano, orgulloso de su natal Bucaramanga y admirador del deporte de Cuba, Armando se presenta como “familia” del famoso Polo Montañez y amigo de Alberto Juantorena, al que admira por sobre todas las grandes estrellas de la Isla.

«Al Caballo lo vi correr en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Medellín en 1978 y varias veces más… era único en las pistas», asegura y su mirada refleja la admiración que siente por un hombre que es también ídolo en la Mayor de las Antillas y el mundo.

Armando cuenta que viajó a Cuba por primera vez en 1965. Recuerda que era una época en la que se formaba la base del sistema social que tantos triunfos ha impulsado desde entonces, en especial del deporte.

«Cuba ha sido ejemplo para América y el mundo. El deporte en Cuba es un fiel reflejo de lo que debía ser para todos, por el deporte une… y debe iniciarse desde las escuelas primarias, como lo hacen ustedes», opina.

Fue un enamorado del fútbol desde niño, pero luego supo que no sería una gran figura y aprovechó su talento para enfocarse en estudios de dirigencia deportiva. Trabajó durante mucho tiempo con delegaciones de paratletismo, viajó a campeonatos mundiales y juegos paralímpicos.

Pero toda esa pasión se ha volcado en una función especial: ser voluntario es su vida. Desde los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 hasta ahora, ha sido testigo de momentos trascendentales para el deporte de su país, como la medalla de bronce que ganó la corredora Ximena Restrepo en la cita catalana y las coronaciones bajo los cinco aros de la ciclista Mariana Pajón en las ediciones de Londres 2012 y Río de Janeiro 2016.

Es por derecho propio el decano de los voluntarios y piensa serlo mientras la salud le acompañe. Será de seguro su deseo cuando apague las 80 velitas en medio del fragor de otra cita deportiva: los Juegos Parapanamericanos Júnior de Santiago de Chile 2025.

«Hasta que mi Dios me lo permita voy a ser voluntario y solo le pido que me permita disfrutarlo por mucho tiempo más», sentencia mientras se despide con el deseo de volver a encontrarnos en otro evento deportivo.

Tomado de JIT

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