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Grupo de puebla

El Grupo de Puebla, un foro conformado por líderes progresistas de Latinoamérica, presentó un manifiesto compuesto por 33 puntos, entre los que se incluyen temas como la democracia, la pandemia, la persecución judicial y la corrupción. Con este documento esperan sentar un punto de partida para construir un proyecto político colectivo y alternativo en la región que enfrente a las políticas neoliberales.

"La humanidad enfrenta el mayor de sus desafíos: la vida en el planeta está en peligro. En ese contexto, la trágica situación sanitaria desatada por el COVID-19 ha significado para América Latina pérdidas irreparables en términos de vidas humanas, además de agravar y profundizar la crisis económica y social que venía arrastrándose por años, como consecuencia, entre otros, de los golpes brutales o híbridos asestados en contra de los gobiernos progresistas de la región", señala el manifiesto.

También denuncia que "algunas administraciones han defendido posturas negacionistas sobre la pandemia dejando entrever su incompetencia y negligencia, y perjudicando con ello no solo a sus respectivos países, sino al conjunto de la región". Se refiere así al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, aunque evita mencionarlo por su nombre.

"La pandemia ha desnudado las profundas desigualdades adjudicables al modelo neoliberal y que se han reflejado en la distribución de las vacunas. Estas injusticias se observan en las marcadas asimetrías en la producción y distribución de estas vacunas de las cuales depende la vida de millones de personas", señala ante el acopio realizado por los países ricos en detrimento de las naciones en desarrollo.

Al enumerar las falencias del modelo neoliberal apoyado en la financiación del capital, explica que promueve la desigualdad extrema y la precariedad del mercado laboral, fragiliza el estado de bienestar y la democracia, socava derechos sociales, amenaza el medioambiente, deriva en crisis económicas recurrentes y ha convertido en incompatibles el crecimiento sostenible y la justicia social.

"Su agotamiento y consecuente crisis económica y social ha generado un crecimiento de la extrema derecha en varias latitudes, que pone en riesgo las democracias, incluso en países con una trayectoria significativa democrática. Este modelo incompatible con la vida debe sustituirse por uno que reivindique la solidaridad, la justicia y formas de democracia sustantivas. Nos urge un nuevo rumbo para los pueblos de América Latina, el Caribe e Iberoamérica", convoca.

Este foro está conformado por líderes progresistas de la región, entre ellos los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, y Bolivia, Luis Arce; y los expresidentes de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva y Dilma Roussef; Bolivia, Evo Morales; Colombia, Ernesto Samper; Panamá, Martín Torrijos; Ecuador, Rafael Correa; España, José Luis Rodríguez Zapatero; Paraguay, Fernando Lugo; República Dominicana, Leonel Fernández; y Uruguay, José Mujica.

El manifiesto apuesta por "un combate efectivo" contra la corrupción política, para lo cual propone que el financiamiento de las campañas sea estatal, y por promover la igualdad, eliminar la pobreza, crear trabajos dignos, aumentar salarios e implantar políticas robustas de inclusión social y de eliminación de la división sexual del trabajo.

Establecer la Renta Básica Solidaria, promover la justicia fiscal, refinanciar la deuda externa y apoyar un mecanismo financiero internacional para superar la crisis provocada por la pandemia, diseñar una nueva política económica solidaria y garantizar la estabilidad macroeconómica pero rechazar la austeridad son otras de las iniciativas del Grupo de Puebla.

A ellas se añade la puesta en marcha de una nueva arquitectura financiera regional y una nueva industrialización que promueva "la transición verde", así como la democratización de las comunicaciones para garantizar el acceso a las nuevas tecnologías y la promoción de una integración latinoamericana soberana.

En el panorama externo, el foro apuesta por una reforma del sistema de Naciones Unidas y apoyo al multilateralismo y a la multipolaridad como fórmula de convivencia global y de rechazo a las hegemonías para crear un orden internacional más simétrico, justo y multipolar.

Otro de los apartados reconoce a la promoción de la igualdad de género como motor de la transformación progresista, ya que la pandemia ha visibilizado las graves situaciones de desigualdad y discriminación que viven las mujeres, sobre todo aquellas de comunidades étnicas, campesinas, trabajadoras informales y tercera edad.