Estados Unidos ignora los crímenes de guerra contra profesionales de la Salud que se cometen en varias partes del mundo.
Un síndrome del catalejo –que ve todo menos lo que tiene más cercano– no le permite vislumbrar, y mucho menos pronunciarse, al Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, sobre los crímenes de guerra contra profesionales de la Salud que se cometen en varias partes del mundo, y que el país que él representa apoya con venda en los ojos.
Sin embargo, se jacta con una campaña ignominiosa contra la cooperación médica que Cuba brinda a más de 50 naciones, como parte del marketing anticubano que desarrolla en sus giras.
¿El asesinato en Gaza de ocho paramédicos de la Media Luna Roja, cinco socorristas de la Defensa Civil y un trabajador de la onu, acaso no cuenta como crimen de lesa humanidad? ¿La destrucción completa de las instalaciones médicas palestinas no significa también privar de la esperanza de vida a las personas? ¿Qué país es hombro fiel y apoyo de este sionismo israelí en el enclave? Preguntas con respuestas conocidas.
Palestina calificó de crimen de guerra el hecho antes mencionado. El Ministerio Internacional de Asuntos Exteriores y Expatriados, por su parte, llamó a la comunidad a hacer rendir cuentas a las autoridades israelíes por la masacre ocurrida en la sureña ciudad de Rafah. En tanto, en un comunicado en Telegram, el Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (Hamás), condenó enérgicamente el atroz crimen.
«Fueron encontrados esposados y enterrados en una misma fosa», declaró el grupo refiriéndose al asesinato de los profesionales de la Salud, añadiendo que «este crimen (…) confirma que nos enfrentamos a un enemigo criminal y sádico, carente de todo valor humano, y que viola el derecho internacional humanitario y las Convenciones de Ginebra, que garantizan la protección del personal de socorro médico y de defensa civil durante los conflictos».
Los crímenes del fascismo expuestos en el documental soviético de la década de los años 60 El fascismo ordinario, quedan pequeños al lado de los que cada minuto ejecuta Israel contra el pueblo palestino, contando siempre con el soporte incondicional de Washington.
Ese es el menú del nuevo orden mundial que desea imponer la actual administración estadounidense, donde hay solo dos opciones, presiones para someterse, o la destrucción a quien intente ser independiente y soberano.
Es la falsedad de un sistema en total descomposición moral y ética, que prefiere el holocausto de los pueblos aunque para ello desaparezca la especie humana. Destruir la dignidad para acabar con la identidad de los que no se someten es el primer paso de la barbarie.
En tanto, con total hipocresía tilda de trabajo esclavo a quienes llevan vida y esperanza a lugares donde parecían inalcanzables. Intenta desacreditar la labor humana de los galenos cubanos, cuando, por detrás del telón, pretende limpiarse la sangre palestina que hasta sus manos llega.
Tomado de Granma