Japón asumió ayer la presidencia rotatoria del Consejo de Seguridad de la ONU, en medio de las expectativas por la reanudación de las negociaciones de paz para Siria.
El órgano de 15 miembros define a puertas cerradas el programa de trabajo de julio, el cual incluirá debates sobre las amenazas a la paz, el seguimiento a las principales crisis y el análisis de misiones de cascos azules de la organización, informó PL.
Después de fijada la agenda mensual, el embajador japonés ante Naciones Unidas, Koro Bessho, compartirá la misma con los países que no integran el Consejo y la prensa.
Se espera que la situación en Siria domine varias jornadas durante el mes, en un contexto marcado por las expectativas por el reinicio de las conversaciones en Ginebra entre el Gobierno y los opositores, cuya segunda y última ronda hasta el momento se celebró a finales de abril.
Esta semana, el enviado especial de la ONU para el país levantino, Staffan de Mistura, explicó a periodistas que espera que las pláticas se reanuden en julio, centradas en el polémico tema de la transición política.
También Yemen debe motivar reuniones, a propósito de las negociaciones de paz en Kuwait, para resolver la crisis que desde el 2014 enfrenta a los rebeldes de la tribu huti con tropas leales al presidente Abd Rabbo Mansour Hadi.
Los conflictos en la República Centroafricana, Libia y Sudán del Sur, pudieran de igual manera generar la atención del Consejo de Seguridad, en el caso de los dos últimos países, para evaluar los progresos en la implementación de acuerdos sobre gobiernos de unidad nacional.
El órgano de 15 miembros además discutirá sobre las amenazas que representa el terrorismo, a partir de las acciones de grupos como el Estado Islámico, Boko Haram y Al Shabaab.