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alfabetizadora quer“Guardo celosamente y con gran regocijo cada recuerdo y anécdota de la campaña de alfabetización”, dice Ada Valentina. A sus 81 años de edad, la guantanamera Ada Valentina Quer Castillo sigue irradiando luz. Es de esas docentes que perduran, quizás porque hace 57 años iluminó el pensamiento de decenas de cubanos analfabetos.

Graduada en el año 1957 en la escuela Normal para Maestros en Camagüey, no pudo ejercer su profesión de docente por la escasez de escuelas públicas.

“Mis compañeras y yo teníamos que esperar que algún maestro se enfermera para sustituirlo, y así trabaje unos dos años, en la ciudad y las montañas, para poder ganarnos 58 pesos; eran tiempos difíciles también para un maestro”.

“Gracias a que triunfa la Revolución fui al concurso de oposición en Santiago de Cuba y me otorgan la escuela de San Juan de Monte Ruz, donde alfabetice de noche a los padres de los pequeños y demás campesinos, cuando todavía no había comenzado la Campaña”.

En el año 1961, Ada Valentina se incorpora a la escuela de Instrucción Revolucionaria Hermanos Marañón, en Santiago de Cuba, y, como parte de su preparación, subió al Pico Turquino.

Al concluir esos aprestos se producen el ataque al aeropuerto de Santiago de Cuba y la invasión mercenaria por Playa Girón, días en que se acuarteló y orientaba a las mujeres, niños y personas mayores, les leía libros y cumplía otras misiones.

“Derrotado el imperialismo yanqui en Girón vuelvo a Guantánamo. La nueva misión fue fundar la primera escuela básica revolucionaria nombrada Gustavo Moll, luego escuela de Instrucción Revolucionaria Carlos Baliño.

“Uno de mis alumnos fue Pedro Ros Leal y alfabeticé a todos los jóvenes que se prepararon en el centro”.

Cuando el Comandante en Jefe Fidel Castro anunció que había que alfabetizar hasta el último cubano, Ada Valentina, con 18 años de edad, se alista en la ardua tarea de enseñar a leer y a escribir a los iletrados.

“Guardo muchas anécdotas con gran regocijo, sobre todo de estudiantes que empezaron con 12, 13 años y que luego se convirtieron en maestros Licenciados, que dedicaron su vida al magisterio, y hasta devinieron directivos y metodólogos de Educación”, relata.

“La campaña de alfabetización es un orgullo que llena mi vida; a los 81 años de edad guardo celosamente cada recuerdo, cada foto, para contarle a las actuales generaciones, que nacen con el derecho de aprender a leer y escribir, que hubo un tiempo, antes de la Revolución, cuando ser letrado era un lujo de pocos.

“Por eso los jóvenes de ahora deben continuar la obra iniciada por Fidel y seguida por Raúl, y defenderla con la misma valentía conque hace 55 años nosotros arriesgamos nuestras vidas por el presente y el futuro.

“El nombre de Conrado Benítez –maestro asesinado por contrarrevolucionarios y cuyo nombre llevaron las brigadas de alfabetizadores- creció y se multiplicó en más de 100 mil jóvenes brigadistas.

“Nosotros, portando cartillas, lápices y manuales nos unimos a los maestros y alfabetizadores voluntarios hasta lograr que el 22 de diciembre de 1961, Cuba fuese declarada Territorio Libre de Analfabetismo”, concluye orgullosa esta maestra que esparce luz.