Octubre sabe mucho del recuerdo a dos héroes cubanos. Cada 28 de este mes hay calles de Guantánamo que también escuchan sus nombres multiplicados en voces, tal y como se ha oído en mucho rincones de Cuba durante estos días.

El monumento que perpetúa la imagen del Señor de la Vanguardia en la avenida que lleva su nombre amaneció este lunes con el saludo de un pueblo que cierra una jornada dedicada al recuerdo de Camilo Cienfuegos y Ernesto Che Guevara, porque la muerte ha fracasado en el intento de condenarlos al olvido.

Esta mañana hubo muchos Camilos en manos de decenas de pioneros, lo cargaron en imágenes, otros lo sacaron de las páginas de los libros y lo llevaron en la memoria; con seguridad hay quienes prefieren revivirlo con el ejemplo, en una obra como mejor tributo.

Desde temprano jardines de varios hogares supieron que era 28 de octubre, por las flores que se escaparon en tantas manos, por quienes despertaron a primera hora y tomaron la rosa con sigilo esquivando el regaño del vecino. Muchos pasos partieron desde la céntrica avenida Camilo Cienfuegos y hasta el río Guaso llegó la peregrinación del pueblo.

Sobre el agua de la principal arteria fluvial que atraviesa la ciudad volvieron a caer muchos colores en cada flor, cayeron envueltas en el eco de canciones que recordaban al señor del sombrero alón, la letra de una de las más clásicas aseguraba que era la vida y no la muerte el motivo para cantarle.

Cuando cualquiera podía pensar que el tributo quedaba en estudiantes y trabajadores, una señora peinada en canas sorprende al reportero, pregunta de qué lado del puente de Aguilera se depositaba la flor, la de ella venía bien cuidada, envuelta, hermosa. Tras la respuesta, otro homenaje a Camilo abrazó las aguas.

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