El Mausoleo del Mambisado Guantanamero, en La Confianza, Monumento Nacional, cumple este 24 de febrero el primer cuarto de siglo de su inauguración oficial, como uno de los altares sagrados de la Patria en el territorio.
Aquel día fundacional de 1995 fue el del Centenario del Alzamiento de La Confianza, uno de los levantamientos simultáneos orientados por José Martí que reiniciaron en el país la “Guerra Necesaria” por la independencia cubana.
Desde entonces también el sitio es Monumento Nacional, en reconocimiento al lugar donde un grupo de aguerridos guantanameros manifestó su decisión de ¡Libertad o Muerte!, en aquella jornada histórica del 24 de febrero de 1895.
La conversión del otrora Parque de La Confianza en Mausoleo, sin embargo, comenzó a concretarse antes, en 1984, cuando fueron trasladados allí, con total solemnidad, los restos mortales del Mayor General Pedro Agustín Pérez y Pérez, jefe de la Revolución independentista en el Alto Oriente, y de su esposa Juana Pérez, y el sitio fue declarado Monumento Local.
En la base del monumento erigido para esa ocasión descansan las cenizas del llamado por Martí “primer sublevado de Guantánamo”, y de su leal compañera que lo siguió al monte “con los 17 de su casa”.
La escultura evocadora de Pedro A. Pérez es obra de Liudmila Gallinal Quevedo y la disposición de la plaza del arquitecto Alberto Brauet del Pino, ambos guantanameros, con la asesoría de la representación local del Consejo para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria y Ambiental (Codema).
Es significativo que la ceremonia de inauguración del monumento, en 1984, tuvo lugar el Día de los Mártires guantanameros, 4 de agosto, instituido tras el triunfo de la Revolución, en memoria de los revolucionarios caídos en esta ciudad en esa fecha de 1957, durante la última etapa de las luchas patrias por la definitiva independencia, al estallar accidentalmente una fábrica de bombas del Movimiento 26 de Julio.
Actualmente, el Mausoleo, totalmente remozado en 2018, a raíz de cumplirse 150 años del inicio de las guerras de independencia cubanas, ampara nichos con más de 40 guantanameros participantes en la gesta independentista, contando los recientes traslados desde diferentes camposantos.
Entre los restos identificados de mambises que allí descansan se encuentran los de figuras connotadas para la historia local, como Arcid Duverger, Silverio Guerra, Cristina Pérez, Enrique Thomas, José Francisco Pérez, Caridad Jaca, Lino de las Mercedes y otros.
En la concreción de estos empeños ha sido destacada la contribución de José Sánchez Guerra, Historiador de la Ciudad de Guantánamo, así como de familiares de los mambises identificados y localizados, historiadores y autoridades en diferentes partes de la provincia y el país.
La veneración agradecida de las distintas generaciones de guantanameros a quienes se sacrificaron primero para darnos Patria, se expresó desde los primeros tiempos en el sitio de la finca La Confianza, encabezada por los veteranos combatientes de aquella gesta.
Ellos reconstruyeron en el sitio, en 1910, el Acta levantada allí por Emilio Giró Odio, única hecha por los participantes de los levantamientos del 24 de febrero de 1895, firmada por los conjurados, y que luego desapareció en los avatares de la guerra.
Más tarde, el amor y la voluntad de los hijos del Alto Oriente de mantener viva la veneración patriótica por los hechos históricos y sus protagonistas se expresó en la instalación del primer monumento en bronce a Pedro A. Pérez, en el lugar declarado como Parque La Confianza.
En este último cuarto de siglo, el Mausoleo del Mambisado Guantanamero ha acrecentado su significación como sitio de culto de los guantanameros por sus mayores, no sólo en ocasión de conmemoraciones patrióticas.
Al espacio concurren en su momento jóvenes estudiantes y trabajadores de diferentes sectores para dar cuenta de sus empeños, e incluso nuevas parejas al formalizar su unión, así como visitantes ilustres desde otras partes del país y del mundo.
En La Confianza se materializa la inspiración martiana, en relación con quienes dispusieron su vida a la muerte por la Patria independiente y su presencia en el futuro cubano. Martí enseñó que “los cuerpos de los mártires son el altar más hermoso de la honra, como que los muertos son las raíces de los pueblos, y guían y acompañan”.