Producir más y con eficiencia constituye prioridad para los agricultores guantanameros empeñados en cultivar y cosechar al máximo para población en medio de la emergencia sanitaria provocada por la COVID-19 y el persistente bloqueo estadounidense que impide la adquisición de materias primas, insumos y tecnología.
De acuerdo con Céspedes Lobaina Arias, subdelegado de la Agricultura en Guantánamo, en tales condiciones se prioriza el fomento de la agricultura urbana, suburbana y familiar y los cultivos de ciclo corto para cumplir las cifras de siembra comprometidas con la campaña de primavera.
Afirmó que ante la amenaza de la pandemia que azota a más de 170 países, se prioriza la siembra de frijol, maíz, yuca, plátano, malanga, boniato, calabaza, pepino, ají pimiento, quimbombó, habichuela, berenjena, acelga y lechuga, así como fruta bomba, para el autoabastecimiento.
Sobre el particular recalcó la necesidad de diseñar de inmediato, con la participación todos los socios de las bases productivas, el programa de autoabastecimiento para cada comunidad, el cual tiene que incluir carne y huevo.
Insistió en el intercalamiento con cultivos apropiados en las áreas sembradas de coco en Baracoa, Maisí e Imías, así como las de plátano que cuenten con sistemas de riego.
Asimismo instó al empleo de biofertilizantes, como la materia orgánica, y bioplaguicidas, además de los productos obtenidos en los siete centros reproductores de entomófagos y endopatógenos para paliar el déficit de los fabricados industrialmente que, en su mayoría, son importados.
“Es propósito ineludible -apuntó- el reforzamiento de las 11 medidas para lograr el autoabastecimiento de carne, a la que se suma, a partir de ahora, el fomento en cada empresa y Unidad Empresarial de Base de una granja para la crianza de patos criollos, con 40 reproductoras, como mínimo”.
Precisó que la Empresa provincial de Acopio deberá presentar en los próximos días la propuesta de puntos y rutas en cada municipio para el traslado de las producciones con tracción animal.
Comentó que la comercialización en mercados y puntos de venta estatales será regulada hasta cinco o 10 libras por consumidor, en dependencia de la disponibilidad de productos, y para cada uno de estos se mantienen los precios establecidos.