El doctor Yasmani Fernández Macías inició en 2016 su servicio social en la comunidad de El Caró.Yasmani Fernández Macías supo hace años que definiría su futuro con el servicio a los demás, la medicina era lo que le gustaba y apostó por ese camino profesional que aunque cada día le impone la superación como reto, lo asume hace casi cuatro años, todavía sin acostumbrarse a las bajas temperaturas en la comunidad de El Caró, perteneciente al municipio de El Salvador.
“Estudié medicina porque es una carrera que prepara para la vida de una forma diferente, sabía que a través de ella podía ayudar a mis padres, que padecen de hipertensión arterial y diabetes, y no solo a ellos sino también a cualquier persona donde fuera necesario”, comenta el joven de 29 años, quien ya es especialista en Medicina General Integral.
Desde 2016 Yasmani Fernández tiene este sitio por hogar, el agreste camino para llegar deja la sensación que el lugar está más lejos de lo real, los silencios por momentos solo los rompen las aves, el paisaje se revela entre cañas, bueyes y la modestia de los hogares que salpican el predominante verde rural, la conversación demuestra que el médico conoce a su gente.
“La comunidad la componen 422 habitantes, 205 del sexo femenino y 217 del masculino, los padecimientos más comunes son la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, también el asma bronquial. En estos momentos hay cuatro embarazadas y una puérpera que parió el 24 de febrero”.
De imprevistos más frecuentes en el consultorio comenta sobre los pobladores que llegan de repente con heridas, pues muchos están vinculados al corte de caña. Desde que entras a la comunidad la naturaleza delata que alrededor de esta actividad se teje parte de la vida de los habitantes de allí.
Cuando la medicina te regala una familia
El flash de la cámara fue el mayor revelador de la timidez de este joven, con un poco de laconismo castigó algunas respuestas, pero las breves esencias de su vida que le regaló a mi grabadora, permitieron conocer algo de su cotidianidad que le deja en los zapatos polvo de muchos caminos.
“Me levanto temprano, por las mañanas, trabajo en el consultorio y en las tardes me dedico al terreno, ello incluye el recorrido por de la comunidad, y la atención a todos sus miembros, aunque existen grupos de riesgo como las embarazadas, los adultos mayores y los lactantes que llevan un seguimiento especial, me planifico para llegar en la semana a diferentes zonas”.
Hay familias que no se definen por lazos sanguíneos, eso lo dicen por ahí muchas personas, pero cuando lo comprobé allí supe que Fernández Macías también se ha ganado el afecto de los lugareños, por si fuera poco, la casa que habita no es la del segundo piso del consultorio, sino la de la pobladora Esperanza Velásquez Domínguez, reconoce que de no ser por ella su vida laboral ya fuera en otro lugar.
La señora de 77 años afirma que Yasmani es lo mejor que ha llegado a El Caró, aclara no lo dice porque él esté presente. Ella que no duerme hace tiempo en su cuarto porque se lo cedió al galeno, revela que su hogar se reconfiguró con la llegada del nuevo miembro. Él desanda los espacios de la casa con una confianza que al reportero le costó mucho ganarse para el diálogo.
En el consultorio no hay colas extensas que delaten dolencias, la ausencia de pacientes al llegar era cómplice de la tranquilidad del lugar. Solo Yoleidi Titio Quiala apareció en medio de la conversación, tenía la presión alta, el fotógrafo aprovechó para el flash.
Al menos en los recuerdos de este médico aún no se han colado complicaciones que lo hayan marcado, pero sí habla de las horas de sueño robadas en la madrugada por alguna que otra hipertensión arterial.
Sobre las cuestiones más difíciles de enfrentar reconoce que no están asociadas precisamente a casos repentinos, sino a otros desafíos que le han dejado historias como para no olvidar.
“Tuve que caminar desde Cuneira hasta aquí en una ocasión porque no había transporte para regresar, demoré dos horas y 40 minutos”, así lo recuerda aunque Esperanza asegura que aquella vez él por inexperiencia tomó el camino más largo”.
En la casa de esa señora, su segunda madre durante los últimos años, ha calado la influencia del joven de tal manera que la nieta de Esperanza tenía intenciones de estudiar derecho, pero al final optó por la enfermería, carrera que cursa actualmente en la Universidad de Ciencias Médicas de la ciudad capital.
Entre el estudio y las series mexicanas comparte su tiempo libre este galeno, aunque también me demuestra que en el lugar hay algo de cobertura 3G y puede disfrutar de la conexión a internet en su celular, bendita la tecnología que lo acerca a las personas que extraña.
Dentro de poco tiempo Yasmani Fernández, prevé volver a su natal municipio de Guantánamo, lo hará con el deseo de acompañar a sus padres, también a la abuela, que padece de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica y él siente como uno de las principales razones de su regreso.
Habrá personas que no olvidará, y no sé a quién le costará más la lejanía si a él o a su nueva familia, pero con seguridad sentirá la necesidad de llegar de nuevo más de una vez hasta este sitio, la medicina le ha dejado en El Caró recuerdos que se volverán motivos.