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1 retazosSon las nueve de la mañana, de un lunes que no refleja el mismo ajetreo habitual en los centros de trabajo, ni en las calles de la urbe. A esa hora, Mileydi Frómeta Molina, costurera del Atelier Innovadora, situado en la esquina de Calixto García y Donato Mármol, en la ciudad de Guantánamo, cuenta que en días normales estuviera remendando alguna prenda para la población o diseñando algo para un cliente caprichoso.

Pero no, hace más de 15 días solo confecciona nasobucos, la nueva tarea encomendada a las costureras para contribuir a enfrentar y prevenir, desde esa trinchera laboral la pandemia de la COVID-19.

En el atelier

Esa mañana en el atelier La Innovadora Mileydi Frómeta había recibido a varios clientes y cortó cerca de veinte nasobucos para la población. “Las personas llegan con la tela, y piensan que con lo que traen salen muchas mascarillas, y hay que explicarle, porque lleva una medida y tres capas del material, para que el virus no penetre.

Alfredo Rivera, administrador del lugar, comenta que no han descansado desde el 17 de marzo que comenzaron a hacer nasobucos. "Los encargos, no solo de empresas estatales, sino también para la población que trae su tela".

“Hicimos más de 2 mil nasobucos para la Empresa Cárnica, Comercio, el Banco y también para centros de aislamiento en la provincia, mientras que para las personas se han confeccionado 800”.

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El administrador aclaró, que por el momento ellos no cuentan con el material para realizar las mascarillas y venderla, por lo que todo aquel que tenga un retazo, preferentemente de algodón, pude llegar hasta el atelier para que le hagan los nasobucos, por el módico precio de 2 cup.

A la entrada del lugar, Yakelín Heredia Pérez, recepcionista, cuenta que son muchas las personas que tiene que atender en el día. “La mayoría llega preguntando si hay en venta, porque no tienen la tela. En ocasiones buscamos recortes viejos o que traemos y hacemos los nasobucos, porque es mucha la demanda.

Mientras, en el atelier proyecto Ternura, sucede prácticamente igual, solo que su encargo es para los centros de aislamiento del territorio.

Margiolis Reyes Lescaille, cortadora allí, comenta que casi le salen ampollas en las manos de marcar con un lápiz sobre una sábana, y cortar con la tijera, la medida que dice que jamás se le olvidará. “Son 20 centímetros de ancho y 26 de largo lo que trazo y corto para hacer nasobucos. Ya he cortado 7 mil, desde el 17 de marzo.

“Ha sido una tarea ardua y difícil, comenta sin dejar de mirarse las manos y sin perder de vista la regla con que mide la tela. Soy la única cortadora aquí, y desde que llego a las ocho de la mañana, estoy de pie, casi hasta las cinco de la tarde”.

Al igual que ella, siete costureras del Atelier Proyecto Ternura fabrican nasaobucos, dice Tania Corvo, administradora del lugar. “Por el momento, solo estamos cortando mascarillas para los centros de aislamiento que existen en la provincia”.

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“Las modistas han dejado a un lado sus costuras de canastillas para bebé para dedicarse por completo a la realización de mascarillas, incluso tenemos algunas que están trabajando desde sus casas porque están entre los grupos vulnerables, son diabéticas o hipertensas, pero no han dejado de colaborar”.

Ana Celia Megret, directora provincial de Servicios Técnicos y del hogar, explica que los nueve atelieres que existen en el territorio aplazaron sus costuras habituales para confeccionar nasobucos. "En la ciudad de Guantánamo, solo el que está en Calixto García esquina Donato Mármol está haciendo para la venta a la población, por el momento, con el tejido que traen las personas".

Los restantes de la ciudad, agrega, están cosiendo para los centros de aislamiento y las empresas y se prevé que cuando cumplan los encargos se incorporen a la confección para la población.

El ajetreo en los atelieres no es igual, lo refleja el constante e indetenido movimiento de los pedales en las máquinas de coser.

Las modistas, batallan contra el dios crono y el agotamiento físico que representa el trabajo diario, pero saben que de sus manos saldrán las mascarillas que usarán muchos guantanameros, para evitar que el coronavirus siga arrebatando sueños y vidas humanas.

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