Ramón de Armas Martín agradece el nuevo servicio que ofrece el Estado para proteger la vida de los ancianos.Priorizar la entrega de almuerzo y comida a domicilio es una de las medidas adoptadas por el Ministerio de Comercio Interior para facilitar el aislamiento social y proteger de la COVID-19 a las más de 70 mil personas acogidas al Sistema de Atención a la Familia (SAF), la mayoría de ellas ancianos, en el país.
Atender de manera diferenciada a los ancianos, es una tarea principal que compete a los trabajadores sociales, apuntó el Presidente de la República Miguel Díaz-Canel Bermúdez, el pasado martes, en reunión del Gobierno para dar seguimiento al plan de prevención y control del nuevo coronavirus.
En Guantánamo la medida, que no solo evita la aglomeración de esas personas vulnerables en los 107 establecimientos de la provincia destinados a brindar el servicio, se cumple sin contratiempo, declaró a Venceremos Valentín Rojas Pérez, director del Grupo Empresarial de Comercio, quien informó sobre el beneficio a más de 3 mil ancianos acogidos al SAF en la provincia.
Gesto altruista
El colectivo del restaurante La Cienfueguera, en el populoso reparto Caribe, de la ciudad de Guantánamo, es uno de los sobresalientes en las prestaciones del servicio.
Lázaro Castro Alfonso, su administrador, explicó que desde 5 de abril llevan almuerzo y comida a más de 90 ancianos, tarea que cumplen exitosamente con 18 de los 22 trabajadores emplantillados.
“Un pequeño grupo elaboran en la madrugada los alimentos que luego, entre las 10 y 11 de la mañana, son distribuidos por 15 dependientes para que lleguen temprano a manos de los ancianos”, explicó.
“Al mediodía traen de regreso las vasijas personales de cada uno, las cuales son desinfestadas con agua clorada antes y después del servicio”, precisó.
El menú incluye, por lo general, entre cinco y seis surtidos: plato fuerte, que pude ser carne de pollo, cerdo, vísceras, jamonada o huevos, en sus variedades, además de sopa o potaje de frijol; arroz, vianda, ensalada de vegetales y postre.
El administrador reiteró el llamado a esperar en casa a los ancianos que, desoyendo las orientaciones al respecto, todavía van a buscar los alimentos al restaurante, sin tener en cuenta el riego que corren cuando salen a la calle.
Por otro lado encomió el gesto altruista de los trabajadores que, sin objeciones asumieron la tarea y se trasladan a pie hasta las casas de los ancianos, algunas distantes a más de un kilómetro, con sus bolsos o cajas a cuesta.
Yanelis Freire Gutiérrez, trabajadora del restaurante La Cienfueguera y encargada de distribuir alimentos a 10 ancianos, comentó: “Es lo mínimo que podemos hacer por quienes carecen de compañía familiar”.
“Me complace servir a los viejitos en sus propias casas, por eso lo hago con el amor y cariño que ellos merecen, no importa el sol del mediodía ni la distancia, nos toca atenderlos bien.
“Además es el granito de arena de los gastronómicos en la compleja situación que vive el país”, afirmó.
Servicio de excelencia
Ramón de Armas Martín, uno de los beneficiados de 73 años de edad, agradeció y aplaudió el gesto del colectivo de La Cienfueguera que garantiza los alimentos a tantas personas con calidad y en tiempo y forma.
“El servicio es excelente, al principio tuvo sus dificultades pero fueron corregidas sobre la marcha.
“Las ofertas son variadas y bien elaboradas, mucho mejores que las que, en ocasiones, consumimos en nuestras casas, y los precios irrisorios. Es un gran esfuerzo en medio de la compleja situación que vive la provincia”.
Calificó de magnífica la calidad de las personas encargadas de la tarea, “son muy atentas y sensibles”, destacó.
Comentó que solo en un sistema como el nuestro, donde todo gira en torno al ser humano, los ancianos que viven solos reciben un tratamiento tan amable y particularizado.
“En otros países, incluso desarrollados, dijo, hay que ingeniárselas y sufrir muchas decepciones y calamidades. A cada rato se ve en la televisión”.
Ramón padece de linfangitis crónica y diabetes, razón por la que, además de la atención del SAF, recibe dieta de alimentos apropiados para sus enfermedades y la cuota mensual normada, como todos los cubanos.
“La mayor dificultad ahora es no poder salir, como antes, a realizar mis compras por lo que debo valerme de los vecinos. Ellos siempre colaboran conmigo y me ayudan a mantener la higiene para evitar el contagio de la COVID-19, que ha quitado la vida a mucha gente en el mundo”.
En Cuba, donde más de 2 millones de personas rebasan los 60 años de edad y 221 mil 425 ancianos viven sin acompañamiento familiar, el Estado instrumenta políticas y medidas, como estas, destinadas al permanente cuidado y protección de la ciudadanía.