José Luis busca los productos que necesitan los adultos mayores de los cuales está a cargo, para que ellos se mantengan seguros en casa.José Luis López Tito es un joven profesor de Ciclismo en el Combinado deportivo del Reparto Obrero, de la ciudad de Guantánamo, quien desde finales de marzo asume una nueva rutina en su vida diaria: imposibilitado de entrenar futuros atletas, debido a la COVID-19, presta ayuda como mensajero a seis ancianos que viven solos.
Cada mañana despierta “antes de cantar el gallo” para ser de los primeros en comprar el pan y llevarlo, con el olor del horneado, a Tati, Sarmiento, Zulma, Ángel, Martha y Manuel, los adultos mayores que le esperan en el reparto Mártires de Granada.
También les busca los productos de la canasta básica en la bodega, les compra viandas en la placita, cobra la chequera, recoge los medicamentos en las farmacias y hasta se le ve en el Centro Comercial del reparto Obrero tras sal, galletas, y otros alimentos, para satisfacer a los abuelos. ¿Cómo organiza su tiempo? solo él lo sabe, pero actúa de corazón.
“Más allá de ser mi nueva fuente de empleo, cumplo una labor humanitaria que evita que este grupo vulnerable salga y se exponga al contagio del coronavirus. Al protegerlos a ellos, nos cuidamos todos; mientras menos deambulen por las calles, más rápido venceremos al enemigo invisible, explica el joven.
Una credencial permite a José Luis adquirir productos en los establecimientos estatales, sin someterse a las extensas colas, y aunque siempre hay quien cuestiona esa prioridad, cada vez que puede reflexiona con aquellos sobre la importancia de cuidar a los ancianos.
Como López Tito, otros se han sumado para apoyar la asistencia social de familias vulnerables, personas mayores, discapacitados, enfermos crónicos, postrados, embarazadas… quienes en medio de la actual contingencia sanitaria deben quedarse en casa y, por tanto, requieren de ayuda para gestionar los recursos imprescindibles para el hogar.
Todos para uno
En los repartos Mártires de Granada, Rubén López Sabariego, Santa María y las comunidades de Cuatro Caminos, y Marsellesas, 44 personas de los sectores de Cultura y Deporte trasladan alimentos y medicinas a los hogares de esos grupos poblacionales, informa Norkis Paniagua Frómeta, representante de ese personal en el Consejo Popular Rubén López Sabariego.
A ellos se suman, después de las pesquisas, 10 estudiantes de la Universidad de Ciencias Médicas, quienes portan credencial con los datos generales de la persona, y al dorso la cantidad de núcleos familiares que debe atender, y todos cumplen las medidas higiénico-sanitarias para prevenir el SARS-Cov-2.
La ayuda a los grupos vulnerables comenzó desde el momento en que se decretaron las primeras acciones dirigidas al aislamiento social, subraya Paula Cisneros Robles, directora de Deporte en el municipio de Guantánamo y añade que unos 300 profesores dieron la disposición de servir a los necesitados, mientras 644 colaboran con el sector de la Salud, en distintas formas.
“Tenemos la voluntad de responder a quien nos solicite apoyo, a través de los números 2132-2986 y 5215-9139, y en ese sentido ha sido útil la incorporación de promotores culturales, miembros de los Comités de Defensa de la Revolución, la Federación de Mujeres Cubanas y el delegado de la circunscripción, esa convergencia de fuerzas es vital hoy”, asegura Cisneros Robles.
Beneficio social y humanitario
Norkis Paniagua visita a los ancianos que viven solos para conocer cómo marcha el trabajo de los mensajeros.Jessica Pérez Obregó es responsable de los 125 trabajadores sociales que en el municipio atienden a 3 mil 453 ancianos que viven solos y mil 229 personas con discapacidad.
"El trabajador social cumple el servicio de mensajería, pero además debe realizar estudios de la situación económica y social de las comunidades, de hecho, cada especialista debe conocer al dedillo las problemáticas de hasta 600 familias, para que el Estado pueda trazar estrategias de desarrollo que se correspondan con las necesidades de los más vulnerables", detalla Pérez Obregó.
Según la entrevistada, la situación con la COVID-19 ha redoblado la carga de trabajo de todos, quienes normalmente atienden a sancionados, desvinculados laborales, niños con problemas de conducta, asistenciados, ciudadanos con bajo peso, con problemas de vivienda o intrafamiliares… por suerte, la ayuda de los colegas de Cultura y Deporte ha permitido redistribuir las tareas diarias, principalmente en el cuidado de los mayores que carecen de familiares.
Guantánamo tiene hoy más de 6 mil 150 núcleos, y aunque no todos están en situaciones de vulnerabilidad, siempre hay quienes reclaman algún tipo de sustento. Hoy además hay madres trabajadoras (estatales y particulares) en casa, que deben cuidar a los hijos, hasta quienes también llegan los trabajadores sociales.
Yeniseis Mayet Suárez, subdirectora de Prevención y Asistencia Social en la Dirección municipal de Trabajo, aclara que la mensajería está indicada principalmente para productos de la canasta básica, la farmacia y el mercado (una vez por semana).
“Contamos con un Centro provisional para atención a deambulantes, ubicado en la escuela Batalla del Jobito, donde se brinda asistencia médica, comida, y se tienen las condiciones para el internamiento de todas esas personas necesitadas. Actualmente, 12 residen en la entidad”, agrega Mayet Suárez.
La directivo insiste en que el trabajo realizado desde el Departamento de Seguridad y Asistencia Social no es perfecto, sin embargo, demuestra el carácter humanista del Estado cubano, que no deja a nadie desamparado; este esfuerzo demanda del acompañamiento y la solidaridad en los vecindarios, y del apoyo de la familia, de las organizaciones de masas, de los jóvenes, y de otras instituciones, cuyo aporte es decisivo para ganar esta batalla por la vida.