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La tendencia al descenso es una constante en los embalses de la provincia de Guantánamo, los cuales, al inicio del segundo mes del período húmedo (mayo-octubre), reportan 50 millones de metros cúbicos menos que a principios de año, cuando transitaban por la etapa de seca.

Por primera vez, en 2020, el parte diario del Puesto de Mando de la Dirección provincial de Recursos Hidráulicos (DPRH) refleja menos del 50 por ciento en la casilla correspondiente a la proporción de llenado, junto al volumen represado: solo 171,5 millones de metros cúbicos (m3), de los casi 348 millones que es capaz de almacenar en conjunto el territorio cubano más oriental.

De las seis instalaciones atendidas por la DPRH, solo la Faustino Pérez -encargada del abasto a la sexta urbe más poblada del país- exhibe un porcentaje aceptable (casi el 70 por ciento), mientras La Yaya le sigue con un 55,3 por ciento: contiene 88,4 millones de m3, de sus 160 de capacidad.

Por su parte, Jaibo, en el municipio de El Salvador, almacena en su vaso el 42,2 por ciento de los 120 millones que es capaz de asimilar.

Más al este, en el polo productivo del Valle de Caujerí (municipio de San Antonio del Sur) la presa Pozo Azul bordea el llamado volumen muerto, con menos de tres millones de los casi 15 para los que fue concebida. También está afectada Los Asientos, que no obstante iguala la media provincial de llenado.

La escasez de lluvia, de agua para los cultivos y la depresión del manto subterráneo han impedido que este año alcance el millón de metros cúbicos lo trasegado por el trasvase Sabanalamar-Pozo Azul, una de las más imponentes y costosas inversiones hidráulicas de la ínsula caribeña.