En tiempos de pandemia, el negocio de Yarisetly y Miguel Ángel no solo se define por su carácter comercial.Las nubes amenazaban con mojar la tarde y, por ello, imprimirle velocidad a los pasos suponía la forma de ganarle a la naturaleza cuando esta conspiraba con frustrar la entrevista; al llegar, el cartel delataba el gesto de solidaridad, en tiempos de pandemia, de una joven pareja guantanamera.
En Avenida Camilo Cienfuegos entre 2 y 3 Oeste, en la ciudad de Guantánamo, Yarisetly Núñez Rodríguez y Miguel Ángel Ramírez Garcell tienen un negocio de copiar películas y otros contenidos audiovisuales de entretenimiento, que hoy se define más allá de lo comercial, pues de forma gratuita ofrecen, a todo el que lo desee, las teleclases transmitidas por la Televisión cubana debido a la actual situación sanitaria.
En la popular red social Facebook una publicación promocionaba la iniciativa; más de una decena de comentarios la aplaudían. Inquirida online por la prensa, Yarisetly aseguró que no busca fama, y al periodista llegar al lugar donde ella y su pareja trabajan como cuentapropistas, costó convencerla para contar su altruista historia:
“Mi esposo y yo tenemos un niño de 10 años, pero como trabajamos no podemos estar junto a él para ver las teleclases en el horario de transmisión. Cuando supimos por el noticiero que se podían descargar desde la página web de CubaEduca, lo hice con el teléfono, es una mejor opción que grabarlas por la cajita decodificadora, pues el formato es más ligero.
“Hay muchos padres que tampoco pueden compartir este momento con sus hijos, porque trabajan; entonces se nos ocurrió descargar todas las teleclases y ofrecerlas gratuitamente desde aquí, ya que los clientes tienen hijos, sobrinos, nietos, pero vienen personas de todas las edades a copiarlas”, cuenta Yarisetly Núñez Rodríguez.
Son más de 79 gigabytes de estos materiales educativos los acumulados en la computadora por esta pareja, desde que se consumó el gesto hace aproximadamente más de dos meses. Muchos de quienes acceden al servicio copian todos los transmitidos la semana anterior, pues ya el martes están disponibles completamente, en dependencia de la actualización que se haga en el sitio web del Ministerio de Educación.
Tocar el gesto con las manos
Miguel Ángel Ramírez Garcell comenta que de 30 a 50 personas diariamente acuden al lugar a copiar las teleclases.Katerine Pittaluga Yanes es madre de una niña de sexto grado, espera por su memoria flash con las cuatro teleclases habituales. Llegó al lugar tras una travesía larga desde Carlos Manuel y 7 Norte; hace tres semanas acostumbra a venir martes o miércoles y reconoce el valor de esta noble iniciativa:
“Es maravillosa, no hay palabras para definirla; me enteré por Facebook, se lo comenté a otra mamá que también ha venido; es bueno, puesto que mientras los niños reciben las orientaciones de los trabajos prácticos, los padres nos guiamos para acompañarlos en este proceso”.
Anay González Juanes, madre de otro pequeño, es la primera vez que viene a copiar los materiales educativos; anteriomente los descargaba en su trabajo, pero con dificultades de conexión. Supo de esta posibilidad por la misma vía que Katerine y la valora como una alternativa segura y más fácil; antes de irse insiste en mencionar la excelente atención en el lugar.
Miguel Ángel Ramírez Garcell, esposo de Yarisetly y principal encargado del negocio, comenta que a diario llegan de 30 a 50 personas interesadas en esta nueva opción, no solo padres y familiares de los estudiantes, sino también metodólogos de Educación y profesores que viven cerca, quienes las copian para su autopreparación; en la cotidianidad se mezclan historias:
“Hay quienes insisten mucho en pagar; a veces se incomodan porque no queremos. Hace poco vino un joven, quiso costear, y cuando le explicamos que era gratis, me dijo que se le erizaba la piel, y ciertamente es difícil describir esa reacción de él con palabras, pues no creía que fuera gratuito”, así recuerda Ramírez Garcell.
Por la alta confluencia de clientes, a la joven pareja hasta le tocó, hace poco, organizar la cola, cuando la multitud, desorientada por un último que no aparecía, esperaba que abrieran en la tarde para comenzar la segunda sesión de trabajo.
“Vino, igualmente, una muchacha de la zona de Los Cocos, madre soltera con tres niños, también trabajadora; se enteró por alguien del Reparto Caribe, además no tenía televisor en su casa, solo un tablet, y se fue muy agradecida, pues tanto sus hijos como sus sobrinos podrían acceder a las teleclases por esta vía”, añade Yarisetly Núñez.
La iniciativa ahora se complementa con la del sistema educacional en el territorio; Yorkys Rodríguez Miclín, asesora de Comunicación Institucional en la Dirección provincial de Educación, explicó que en las Direcciones municipales existe también la posibilidad de copiar los materiales audiovisuales; pero el gesto de la joven pareja figura como auténtico dentro del sector cuentapropista.
La gratitud también se hizo motivo
Ver que un negocio como el de Yarisetly y Miguel Ángel modifica por estos días parte de la intención comercial ha hecho que algunos les pregunten si esto implica“También buscábamos la forma de agradecer lo que hicieron los médicos por nuestro hijo”, confiesa Yarisetly Núñez Rodríguez. algún compromiso religioso, pero ambos aseguran que las buenas obras no necesariamente tienen que fundamentarse en una cuestión de credo.
En medio del difícil momento que atraviesa el país, esta pareja asimismo encontró una oportunidad de dar gracias por situaciones difíciles enfrentadas, pero vencidas:
“Siempre buscábamos la forma de agradecer lo que hicieron los médicos por nuestro hijo, que desde pequeño enfrentó tres operaciones complejas, pero afortunadamente ya se encuentra bien con seguimiento en consulta. En Cuba todo eso ha sido gratis, y este personal de Salud es de los que hoy tampoco puede compartir las teleclases con sus hijos”, explica Yarisetly Núñez Rodríguez.
Mientras la naturaleza cumple con la llovizna anunciada por las nubes, la joven pareja ratifica en el diálogo la satisfacción personal por ayudar a otros, cuando una pandemia ha modificado la vida del país. Hay quienes asumen aportes con la fabricación de nasobucos, la pesquisa activa, la donación de alimentos... y ahora dos guantanameros hacen que la solidaridad se multiplique en más de una memoria flash.