Desde el 2008 su patio ostenta la Condición de Vanguardia Nacional en la Agricultura Urbana.En Mariñán de Bayate, ubicado en el macizo montañoso de El Salvador, la septuagenaria Isolina Teope Fonseca impulsa, desde su ejemplo, la producción en patios y parcelas, “porque a la tierra hay que trabajarla para aportar alimentos sanos, nutritivos y económicos al autoabastecimiento del hogar", dice enfática.
Café, coco, guayaba, mango, aguacate, chote, guanábana, naranja, ají, piña, plátanos, son algunos de los cultivos que tiene alrededor de su vivienda, donde convergen también cabras, conejos, cerdos, aves de corral... y es que Isolina aprovecha cada espacio para la producción, incluso los objetos cotidianos, por eso puedes encontrarte colgado en la pared un zapato convertido en maceta, o una calabaza enredada alrededor de una planta de mango.
Además de atender su productiva parcela, tiene una finca en usufructo con dos hectáreas sembradas de café y otras 0,5 dedicadas a los cultivos varios, donde intercala ñame, malanga, plátano, quimbombó, boniato, tomate, ají, chícharos, garbanzos y pastos para garantizar el alimento de los animales.
“De mis padres heredé los conocimientos y el amor por la agricultura, los cuales han sido perfilados en activa participación en eventos, talleres y fórums. Además, estoy vinculada a la Unidad Básica de Producción Cooperativa Antonio Maceo, con el proyecto de Apoyo a la Intercooperación Agropecuaria (Apocoop), financiado por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación.
Asegura Isolina que con el proyecto se potencia entre los productores el cuidado medioambiental con prácticas sostenibles, como el uso de lombricultura, establecimiento de barreras naturales y el rescate de la agroecología, a la vez que intercambian experiencias con otras cooperativas del país.
Isolina, la líder comunitaria
Desde que llegó a Mariñán, en el año 1994, se propuso cambiar el panorama de la localidad, pues no existía unidad entre los vecinos y muy pocos sembraban en los patios.
“Hoy somos una comunidad diferente, nos ayudamos unos a otros y existen 138 parcelas con frutas, hortalizas y viandas. Todas las familias contribuyen y no solo aportan a la alimentación del hogar, sino que apoyan con sus producciones las actividades de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) o los Comités de Defensa de la Revolución, dice con orgullo.
“Ahora vamos a empezar a impartir el taller Siguiendo el camino, con una frecuencia mensual, y se vincularán los pioneros de cuarto, quinto y sexto grados de laTodos los espacios son cultivables, asegura la campesina. escuela primaria de Limoncito, para rescatar las tradiciones del territorio", detalla entusiasmada esta mujer que es, además de destacada campesina, secretaria del bloque de la FMC, educadora popular y delegada de la Circunscripción 76 por 25 años.
Explica que junto a la promotora cultural y el resto de los factores impartirán las clases en el patio, para inculcar a los pequeños el amor por la tierra y el uso de los insumos naturales
“Aprenderán a hacer pudines de maíz y de boniato, casabe, dulces en almíbar de todas las frutas que hay en nuestros campos. También comprenderán la importancia de que esos productos no se pierdan. Así desechamos la mentalidad importadora, para dejar de esperar que nos traigan del exterior lo que podemos cosechar aquí", comenta con la agricultora.
Con 70 años, Isolina es ejemplo para los hombres y mujeres de los campos cubanos. Sabe jugar con el tiempo para siempre estar en activo y señala: “Cada noche, antes de dormir, programo las actividades del siguiente día; me levanto a las cuatro o a las cinco y media de la mañana, según la tarea que tenga que realizar, y para regresar a la casa, no tengo horario", señala complacida.
"Tómense estos jugos naturales -ofrece al equipo de periodistas con el que dialoga-, así cogen energía para continuar trabajando, ustedes en su labor intelectual y yo en mi campo, que ya me extraña. Eso pasa cuando una se enamora de la tierra, y ese amor se retribuirá en los frutos que me dará", concluye.